Análisis de Vagante, el nuevo roguelite cooperativo para cuatro disponible en PlayStation, Xbox y Nintendo Switch

A estas alturas, podría decirse que el género roguelite es uno de los más "sobresaturados" en los últimos años, y no nos referimos sólo a pequeños juegos de estudios indie, ya que incluso grandes productoras como Ubisoft también han abrazado estas mecánicas, en títulos como Vaas: Locura.  

Como os vamos a contar en este análisis de Vagante para Nintendo Switch (que es aplicable al resto de versiones en mayor o menor medida), os vamos a contar qué ofrece este nuevo roguelite indie desarrollado por Nuke Nine y portado a consola por Blitworks.

Como podéis ver en el trailer, se trata de un "nuevo" roguelite de desarrollo 2D y con un estilo gráfico pixel art que, de primeras, no parece excesivamente llamativo u original, ¿verdad? A primera vista podría parecer "otro más".

Pero basta con empezar a jugar para darse cuenta que hay más de lo que parece bajo su carta de presentación. Para empezar, Vagante carece casi por completo de cualquier tipo de historia y va directo al grano.

Así pues nos sueltan frente a la entrada de una cueva, con diversas plantas y que se genera de manera procedural cada vez que entramos (es decir, no hay dos partidas iguales). 

Tan sólo tenemos que elegir a nuestro personaje entre tres clases disponibles inicialmente, caballero, mago y pícaro, del total de 5 que encierra el juego, y que vamos desbloqueando al avanzar.

Esta decisión inicial de clase afecta a las destrezas y debilidades que tenemos (mejor ataque físico, habilidades como rodar por el suelo para esquivar, hechizos mágicos inagotables...), lo que también es decisivo para cada "run" o intentona de superar la mazmorra, que está llena de enemigos (ladrones, murciélagos, arañas...) y trampas.

Pero las opciones no acaban ahí: podemos encontrar nuevas piezas de equipo al derrotar enemigos, en  cofres o comprándolas con el oro conseguido en tiendas, lo que a su vez moldea aún más a nuestro personaje.

Desde mejores armas cuerpo a cuerpo (sólo podemos llevar equipada una) a armas de largo alcance (como arcos) pasando por hechizos (que aprendemos de libros) o pociones y pergaminos que podemos encontrar, todo afecta a nuestro personaje y forma de jugar.

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La gracia es que la inmensa mayoría de las veces no sabremos los efectos de un objeto hasta que lo usemos. De las pociones sólo veremos el color y hasta que no la bebamos no sabemos si nos envenena, si nos recupera la vida o si mejora nuestras stats temporalmente. La lotería roguelite, vamos.

Del mismo modo, pergaminos y otros objetos pueden conferirnos ayudas, como estados adicionales para nuestras armas (imbuir en fuego o envenenar, por ejemplo) o que una espada fantasmal nos proteja revoleteando a nuestro alrededor.

Hay numerosos objetos por descubrir y probar, algunos con efectos, a priori, menores o inocentes, como pueda ser que se ilumine la mazmorra. Esto último puede parecer una tontería... pero no lo es.

Vagante es un juego "puñetero", en el que vas a morir, morir y a morir otro poco más. Un poco el Dark Souls de los roguelites (cada vez está más sobada esta expresión, lo siento), y tan pronto estarás cayendo a manos del jefe de mitad de nivel como aplastado por una de las trampas de piedra que no has visto por la penumbra.

Y es que Vagante, aun siendo un juego muy orientado a la acción y los combates, a diferencia de otros roguelites como Dead Cells o Rogue Legacy, también premia la cautela y avanzar con cuidado.

Sirvan por ejemplo los mencionados jefes de los niveles. Son una de las muchas mecánicas "riesgo-recompensa" del juego , y tan pronto nos las estaremos viendo con un poderoso orco, capaz de llamar a otros minions, como con un dragón volador escupefuegos o un enorme y voraz ciempiés que vomita veneno, por mencionar los primeros...

Derrotarlos puede proporcionarnos objetos como una llave para abrir un cofre especial de esa planta de la mazmorra, aunque como todo en Vagante, es opcional. Incluso podemos conservar la llave y reservarla para el cofre de otra planta, si preferimos evitar a algún jefe en concreto. 

El combate de Vagante resulta algo tosco y simple (con Y realizamos los ataques cuerpo a cuerpo, con X usamos el hechizo activo y con A disparamos el arma cuerpo a cuerpo) y se mantiene así, sin mucha profundad ni tantas opciones tácticas como Dead Cells, durante toda la aventura. 

De hecho, muchas veces podrás acabar con los enemigos permaneciendo en una plataforma elevada, mientras intentan llegar a ti saltando, aunque muchos serán capaces de perseguirte si la altura no es suficiente barrera (y no sólo los jefes).

Para hacer un poco más digerible y "portátil" la experiencia, Vagante cuenta con un más que agradecido sistema de guardado, que nos permite interrumpir nuestra incursión entre plantas de la mazmorra para salir al menú del juego y poder retomar la partida en otro momento.

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Ahora bien, uno de los puntos más interesantes es que Vagante es una experiencia roguelite que puede disfrutarse en cooperativo con hasta tres jugadores más, en el mismo dispositivo.

Nosotros lo hemos probado en Nintendo Switch, donde cada jugador puede recorrer la mazmorra con un único JoyCon y realizar todas las acciones, incluido usar gestos y emoticonos "in game".

La pantalla hace zoom automático para mantener siempre dentro de la imagen a los cuatro jugadores, algo que, jugando en modo sobremesa, puede llegar a dificultar un poco la visibilidad cuando los jugadores están separados y no avanzan en bloque.

También es posible jugar en modo inalámbrico (cada uno con su consola) y Online, aunque esto último no lo hemos podido probar por falta de jugadores en la fase previa de lanzamiento.

Todo esto deja un entretenidísimo juego de rol, muy rejugable y con bastante más profundidad de la que pudiera parecer a primera vista y, por supuesto, con bastantes desbloqueables permanentes que no perdemos al morir, desde personajes a fondos temáticos para la mazmorra. 

Eso sí, pasarán unas cuantas horas hasta que empieces a entender muchos de sus sistemas, ideas y secretos... y te quedarán muchas más hasta dominarlo por completo.

Pero que nadie se llame a engaño: el combate en sí es bastante simplón, aunque funcional, y el juego da por sentado bastantes cosas que no se explican en ninguna parte y pueden hacer más cuesta arriba la aventura.

No es menos cierto si decimos que, aun con el carácter aleatorio de muchos elementos (enemigos, mapas, objetos...), Vagante puede hacerse algo repetitivo a la larga para determinados paladares... aunque eso es algo propio del género en sí, no del juego en concreto.

Además, cosas tan sencillas como el simple hecho de cambiar de clase entre cada "run" no aparecen explicadas por ningún lado (pulsa L y R a la vez). Por detalles como este no es muy intuitivo ni amigable de primeras... pero si entras por el aro, probablemente se acabe convirtiendo en una pequeña obsesión.

Rematan la jugada su bello pixel art, que sin estar entre los mejores que hemos visto, es bastante resultón, o su parcela sonora, correcta y con algunas melodías que casan bien con la acción. El port de Blitworks, como siempre, es intachable.

Por desgracia los textos nos llegan sin traducir al castellano, pero para los 13,99 euros que cuesta en Nintendo Switch, y las decenas de horas que puede dejar, tampoco se le puede exigir mucho más...