Crítica de Ahsoka 1x08: La jedi, la bruja y el caudillo - fin de temporada para la serie de Star Wars en Disney+

Llegamos a la meta con Ahsoka en Disney+. Después de varias semanas acompañando —y madrugando— con la serie de Star Wars, la hija pródiga de Dave Filoni concluye su remesa de ocho episodios.

Rick Famuyiwa, a quien hemos tenido tras las cámaras en varios episodios de The Mandalorian, toma la silla del director para afinar sus dotes de acción en La jedi, la bruja y el caudillo, como se titula un episodio final.

Estamos ante un capítulo que tiene la difícil tarea de cerrar muchas tramas abiertas en poco tiempo, por lo que, o bien la serie pega un acelerón épico, o entra en modo semillero de cara al futuro.

Hoy, en HobbyCine de Hobby Consolas, te traemos la crítica del episodio 8 de Ahsoka, que ya está disponible en Disney+ para completar la primera temporada.

Recuerda que no entraré en detalles de este episodio hasta que no advierta de lo contrario, pero sí hablaré con libertad de lo ocurrido en capítulos anteriores.

A contrarreloj

Siete episodios de preparación deberían habernos dejado un capítulo final de Ahsoka plagado de acción desde el minuto 1. Los personajes están establecidos y cualquier pausa matará el ritmo del tercer acto.

Por ello, Rick Famuyiwa opta por un enfoque ascendente en la acción y deja los momentos más pausados para los primeros minutos, que casi se sienten como parte del capítulo anterior.

Suscríbete a Disney+

Tus películas y series favoritas están en Disney+. Suscríbete por 8,99€/mes o ahorra 2 meses con la suscripción anual, en comparación con 12 meses a precio de suscripción mensual.

Comenzar suscripción

En sus 49 minutos —unos 44 si quitamos resúmenes y créditos—, la acción es el hilo conductor para que Ahsoka Tano (Rosario Dawson), Sabine Wren (Natasha Liu Bordizzo) y Ezra Bridger (Eman Esfandi) detengan al gran almirante Thrawn (Lars Mikkelsen) en su tentativa de regresar a la galaxia conocida.

El efecto contrarreloj está patente en todo el episodio, tanto dentro de la ficción, con esa citada trama, como fuera de ella, con la perspectiva de que Ahsoka tiene solo esos 44 minutos para cerrar muchos hilos.

En ese particular, no esperes una conclusión absoluta en La jedi, la bruja y el caudillo —suena como el subtítulo de la primera entrega de Las crónicas de Narnia, sí—. Ahsoka va a sembrar mucho en este episodio final que no se verá resuelto hasta próximas producciones.

Luces y sombras

Este episodio final de la temporada 1 de Ahsoka no es perfecto: las escenas de acción están bien, pese a las tradicionales patadas a la lógica que Star Wars de muchos combates que pecan de acrobáticos en luchar de realistas.

Algunas teorías que se han ido formulando en las últimas semanas van a obtener respuestas: ya sean positivas o negativas.

No obstante, vamos a encontrar algunos personajes infrautilizados en este episodio 8 de Ahsoka que nos van a dejar una sensación agridulce.

Viendo la pintura desde lejos, Ahsoka termina su primera temporada de forma satisfactoria, pero está lejos de ser un final colosal y contundente y se queda a años luz de algunos finales de temporada de The Mandalorian, concretamente de la segunda.

ATENCIÓN: a partir de este punto comenzaré a hablar con spoilers del episodio 8 de Ahsoka. Si aún no has tenido ocasión de verlo, te recomiendo que dejes la lectura del resto de la crítica para cuando lo hayas hecho.

Tornas invertidas

Bueno, vamos con la parte con sustancia de la crítica: comenzar La jedi, la bruja y el caudillo con lo que debió ser el cliffhanger del episodio 7, ha sido una decisión singular. Por lo menos, Rick Famuyiwa relega esas escenas más lentas al arranque y no descarrila el ritmo creciente del capítulo.

Morgan Elsbeth (Diana Lee Inosanto) se convierte en una Hermana de la Noche por derecho propio por sus servicios y las grandes madres le hacen entrega de la espada de Talzin, guiño directo a The Clone Wars y a una de las brujas más destacadas del aquelarre.

La senda del trío protagonista pronto se topará con problemas ante la emboscada aérea de los TIE de Thrawn. Casi son los primeros cazas imperiales que hacen daño real con una sola pasada. La T-6 Uno-Nueve-Siete-Cuatro —la lanzadera de Ahsoka y Huyang— queda inutilizada y Sabine termina estrellándola.

Esto va a generar un nuevo caso de complicidad del espectador que, sumado a lo que el Quimera —el destructor de Thrawn— ha tardado en embarcar su carga y preparar su partida, se suma a la infame lista de casos en los que Star Wars no ha sabido manejar los tiempos. Vamos, que Huyang y los noti reparan la demacrada nave en un menos de lo que el anillo hiperespacial se acopla al Quimera.

Un detalle sobre Thrawn que he leído en algunos comentarios sobre la serie y con el que estoy de acuerdo viene dándose desde Star Wars Rebels y Lars Mikkelsen y, por extensión, Dave Filoni, lo repiten en Ahsoka: el villano necesita dejar de verbalizar sus planes con antelación.

Una de las virtudes de Mitth'raw'nuruodo -Thrawn- es que siempre va varios pasos por delante de sus oponentes a nivel estratégico. Detenerse cada vez que toma una decisión para explicársela al espectador ensombrece un poco a uno de los mejores villanos de Star Wars.

Curiosidades de la Legión 501, el club de costuming solidario de Star Wars

Bueno, los tres mosqueteros llegan a la fortaleza y las grandes madres confirman lo que veníamos sabiendo desde hace tres capítulos: soldados de asalto zombis. No te lleves las manos a la cabeza: los no-muertos llevan siendo parte de Star Wars desde el antiguo Universo Expandido y, de hecho, el nuevo canon ha hecho ya uso de ellos en Star Wars Jedi: Fallen Order, por ejemplo.

De hecho, pinta que por ahí van los tiros de la carga que Thrawn ha subido a su nave, pero voy a dejar eso para el final.

Por muy zombis que sean, los soldados de asalto terminan siendo poco más que una pequeña molestia para Ahsoka, Sabine y Ezra. No se puede decir que Morgan Elsbeth haya sido un obstáculo mucho mayor.

Su duelo con Ahsoka, incluidas las ocasiones en que ha lucido con la guardia vulnerable y la antigua jedi no lo ha aprovechado y, en lugar de ello, ha paseado sus sables de luz por delante de ella, es visualmente atractivo. Sin embargo, lo de dejar pasar a Ezra y Sabine cuando su objetivo era, literalmente, detener y/o ralentizarlos, no tiene sentido.

Sí, nuevo caso de complicidad con el espectador, pero son demasiados en poco tiempo. Todos esos poderes no son muy espectaculares. Recordemos que estos dos personajes ya se midieron en The Mandalorian, en un cara a cara mucho más atractivo, en mi opinión. Irónicamente, la magia ha matado la magia.

Luego están los dos soldados de la muerte zombis —otra ironía sí, pues el nuevo canon reutilizó el nombre 'death trooper' de los zombis del Universo Expandido para nombrar a esta tropa de élite que se presentó en Rogue One: Una historia de Star Wars—, que casi son más puñeteros que Morgan Elsbeth.

Y aquí viene un inciso: ya estamos casi al final y ni rastro de Baylan Skoll (Ray Stevenson) y Shin Hati (Ivanna Sakhno), ahora después continúo con el enfado al respecto.

Finalmente, a pesar de las aptitudes mecánicas de Huyang y los hobbits de Peridea, Thrawn se sale con la suya, pero se lleva de polizón de nuevo a Ezra Bridger. Ahsoka y Sabine se quedan en la otra galaxia cuando la mandaloriana decide ayudar a su maestra.

En este sentido, está bien que Ahsoka nos deje esa sensación de que, al menos, la relación entre dos de sus protagonistas se ha reparado después de estos ocho episodios: algo que parece cerrarse en este final de temporada.

Thrawn se dirige a Dathomir con su carga mientras Ezra se escabulle al llegar a la nueva galaxia para un reencuentro con Chopper y Hera Syndulla (Mary Elizabeth Winstead), que sale en este final de temporada para saludar y ya. Al final, Ezra y Thrawn se han intercambiado por Ahsoka y Sabine.

Comienza el carrusel de escenas para saber dónde se queda todo y, al fin, vemos a Baylan Skoll y Shin Hati sembrando sus respectivos futuros: ella como caudillo de los asaltantes de Peridea y él sobre una reveladora estatua de Padre, una de las tres entidades del equilibrio —también se ve la de Hijo—.

La parte trágica es que, debido a la muerte de Ray Stevenson, esta búsqueda del poder de Baylan que nos lleva de regreso a The Clone Wars, va a verse muy diferente cuando la continúen. Esto hace más hiriente lo infrautilizado que ha estado el personaje en el episodio final.

Ahsoka también ve un convor, la lechuza blanca que es un símbolo para el personaje de Rosario Dawson y que conecta directamente con el Mundo entre Mundos. Entre eso y el fantasma de la Fuerza de Anakin Skywalker, parece que la togruta regresará a esa dimensión.

La serie se ha dedicado a sembrar mucho de cara al futuro, pero su final de temporada no termina de tener esa sensación conclusiva, aunque deje tramas abiertas. Si me apuras, consolega, casi parece el final del nudo de cara al acto del desenlace de una historia, por lo que nos deja a medias.

Ahsoka nos deja a expensas en Disney+ de una segunda temporada que complete la historia de este viaje, salvo que Dave Filoni quiera continuar la historia en la película que dirigirá y en la que confluirán todas las series de esta época de Star Wars. Por el bien de la serie, espero que sea lo primero, para que no sea un producto lanzadera sin una conclusión adecuada.

Aquí termina, por ahora, nuestro viaje con Ahsoka, consolega. Seguiremos hablando de la serie de Disney+ en la web a medida que desgranemos más detalles. ¿Qué te ha parecido la temporada?