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Crítica de La canción perdida, el nuevo anime musical de Netflix

La canción perdida
Netflix nos trae La canción perdida (Rosuto Songu), un nuevo anime musical que combina varios géneros y que cuenta con Konomi Suzuki y Yukari Tamura doblando a sus protagonistas principales.

Como sabéis, Netflix está reforzando su catálogo de anime en los últimos meses con nuevas series y películas. La canción perdida (Rosuto Songu) se une a animes recientes como Last hope (Jūshinki Pandora) o El bosque del piano (Piano no Mori). Además, también ha llegado una adaptación digna de mención como es el live action de Bleach. Mientras, la plataforma VOD va acumulando proyectos con diversos estudios nipones para seguir aumentando su catálogo.

La canción perdida (Rosuto Songu) nos ofrece 12 episodios que podemos ver tranquilamente en una pequeña maratón o dosificarlos a placer. Aunque, una vez enganchados, ya sabéis que los animes tienden a atraparnos en el sofá y el tiempo vuela mientras lo vemos. Las voces de Konomi Suzuki y Yukari Tamura nos acompañarán durante esta serie con sus canciones sin doblar (por suerte, ya que suenan de perlas eb V.O.) o si directamente queremos ver la serie en su versión original.

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La magia de las canciones

La música, y más concretamente las canciones, son las protagonistas indiscutibles de La canción perdida (Rosuto Songu), de ahí el título. Pero no son protagonistas como en el anime ya citado El bosque del piano o en Your lie in April  (Shigatsu wa Kimi no Uso), donde la música es la conductora de tramas emotivas y su poder es más emocional que otra cosa (dos animes, por cierto, más que recomendados a quienes disfruten de la música clásica).

En este anime de Netflix, las canciones son, literalmente, la fuente de la magia que inunda este mundo de fantasía medieval que nos presenta la serie. A través del poder de las canciones, las dos protagonistas, Rin y Finis, son capaces de invocar a los elementos y poderes ocultos y usarlos para el bien... o el mal. Como hemos comentado, las canciones han sido respetadas en la versión doblada de la serie, algo que se agradece para poder disfrutar de las voces de las protagonistas reales.

Una emocionante mezcla de géneros

A diferencia de otros animes emotivos como Violet Evergarden (Vaioretto Evāgāden) que se enfocan más en uno o dos géneros, La canción perdida (Rosuto Songu) combina una variedad importante de ellos. Por un lado, la fantasía medieval con el poder mágico de las canciones a la cabeza, una pizca de steampunk a través del personaje de Al, ciertas dosis de suspense, y algo de comedia ligera. Hay algunos detalles que no queremos comentar para no estropearos la magia de seguir la serie hasta el final.

La canción perdida

A medida que vamos descubriendo más en profundidad la realidad de Rin y Finis, más queremos saber. El propio guión nos conduce desde un principio hacia un final insondable a simple vista y que no podemos comprender sin tener todas las piezas del rompecabezas. Del mismo modo, encontramos diálogos que no comprenderemos hasta que los episodios vayan cerrando la trama, pero os aseguramos que merece la pena ver como se cierra el circulo.

Un guión redondo

La historia de La canción perdida nos depara una sorpresa hacia el tercio final, un movimiento de guión que es a la vez lo mejor, y lo peor de la serie según el punto de vista. Si no se coge con atención, ese punto de la trama puede llegar a ser confuso en alguno de los episodios, ya que todo puede suceder muy deprisa, pero si se atrapa bien la onda, lo disfrutaréis bastante, aunque no se trate de la novedad más absoluta.

La canción perdida

Uno de los principales patinazos de este anime en español es precisamente la localización de algunos nombres propios. Principalmente vais a encontrar tronchante, y esto no es spoiler, el nombre de uno de los villanos de la trama: El Príncipe Rudo. Nos hemos pasado literalmente los 12 episodios pensando "Princi Perrudo" cada vez que asomaba la cara por la pantalla (es muy malo, lo sabemos). 

La canción perdida (Rosuto Songu) nos ha dejado momentos emocionantes, divertidos, tristes, emotivos, y originales. Ayuda a desconectar y a sumergirnos en un mundo mágico donde, por un rato, los problemas tienen solución a base de canciones. Ojalá pudiéramos solucionar todos los problemas con una canción. En cualquier caso, puede resultar algo confusa (o mucho, según el episodio), pero presenta su mundo con elegancia. Recomendable para ver, apta para disfrutar si os gustan estos géneros, y digna para rememorar.

VALORACIÓN:

Un anime musical muy ameno con algunas dosis de otros géneros como fantasía o steampunk. Con su historia bien contada y un guión correcto, engancha durante sus 12 episodios.

LO MEJOR:

La empatía crece a medida que los personajes van evolucionando sus relaciones. Su guión alberga sorpresas interesantes.

LO PEOR:

En cierta momento de la serie, el guión se hace algo confuso. Algunas traducciones de nombres han sido un tanto desafortunadas.
Hobby

76

Bueno

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Etiquetas: Netflix