Crítica de La casa del caracol, adaptación protagonizada por Javier Rey y Paz Vega

Macarena Astorga debuta en el largo de ficción con La casa del caracol tras haber realizado trabajos audiovisuales como Mujeres que dicen acción, sobre mujeres cineastas de los 90, La memoria dormida, Voces contra el silencio y Los ojos de Brahim y haber dirigido los aplaudidos y premiados cortometrajes Tránsito y Marta no viene a cenar.

Se trata de la adaptación de la novela homónima de Sandra García Nieto que ha escrito una versión libre de su texto para saltar a la gran pantalla, algo poco habitual.

Javier Rey da vida en la ficción a un afamado escritor llamado Antonio Prieto que está pasando por una dura crisis creativa. En busca de tranquilidad e inspiración para poder dar forma su siguiente éxito de ventas, abandona el bullicio de la ciudad y alquila una antigua casa en un remoto pueblo en el que es recibido con frialdad por los lugareños.

Pronto Antonio se dará cuenta de que hay algunos sucesos inexplicables que podrían estar detrás de las supersticiones de las gentes que habitan el lugar, mientras intentan mantener ocultos sus más oscuros secretos.

Berta (Paz Vega), la mujer que le alquila la casa, pondrá a su servicio a su prima para mantener limpia y ordenada la vivienda mientras él se siente cada vez más acosado por sus hijas que se muestran seguras de que les ronda el "vímero", una criatura legendaria que se reencarna en la noche de san Juan y forma parte de una antigua maldición.

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Aunque La casa del caracol se esfuerza mucho en tener una atmósfera inquietante, no consigue ser aterradora en ningún momento. Los recursos de los que echa mano, son de sobra conocidos para los espectadores asiduos al terror: juegos macabros de niños, máscaras, sombras, voces espectrales, aullidos en la noche... 

Si el elemento sobrenatural queda diluido por pasar por un montón de lugares comunes unidos de forma arbitraria y poco inspirada, no pasa algo distinto con lo que podríamos llamar terror costumbrista y que tan bien han sabido explotar directores como Paco Plaza o Álex de la Iglesia. Ellos han sabido unir una historia fantástica a un periodo temporal y unas coordenadas espaciales muy concretas en algunos de sus trabajos más celebrados pero aquí se percibe cierta sensación de vacío de referentes: todo es demasiado sórdido, sucio y tenebroso sin que se perciba ese plus de verosimilitud que podría marcar la diferencia. Y no es que los oriundos de la zona sean demasiado hábiles escondiendo sus miserias...

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La casa de caracol - Galería de imágenes II (11 imágenes)

Otro de los aspectos que más llaman la atención es que nunca se explica por qué la casa del caracol se llama así, más allá de ser un nombre sugerente y de que haya constantes planos y apariciones de gasterópodos que en principio nada tienen que ver con la trama. Hay que echarle imaginación para suponer que la concha del caracol forma una espiral como con en la que se introduce el propio protagonista o para interpretarlo como la ciclica repetición de la maldición que asola el lugar.

Respecto a los protagonistas, Javier Rey y Paz Vega están correctos en sus papeles además de bien acompañados por buenos secundarios: Norma Martínez (La vergüenza), Pedro Casablanc (Libertad), Elvira Mínguez (Desaparecidos) o Vicente Vergara (Paraíso). Los fichajes infantiles, son menos acertados. Desde la primera aparición de Luna Fulgencio (Padre no hay más que uno) y Ava Salazar (una de las hijas de Paz Vega, que debutó en Paquita Salas) se percibe en ellas una tremenda falta de naturalidad que "saca" al espectador de la película. Esto, junto a los bandazos del guión, que termina de desmoronarse en el último tercio con unos giros que podríamos calificar como tramposos, hace que la película sea en conjunto bastante insatisfactoria.

A pesar de contar con buenos ingredientes, La casa del caracol no consigue gestionar y dosificar de forma acertada la información que le va dando al espectador y lo que podría ser una historia espeluznante aboca a la audiencia a la desesperación con ciertos saltos narrativos injustificados. En su favor, hay que decir que la banda sonora de la peruana Karin Zieinski y la foto sí que funcionan bastante bien. Lástima que no llegue a buen puerto.