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Crítica de El cazador de recompensas (Dead for a Dollar), un western fallido y nada memorable

El cazador de recompensas

Crítica de El cazador de recompensas (Dead for a Dollar), la película dirigida por Walter Hill con Willem Dafoe, Rachel Brosnahan y Christoph Waltz. Estreno el 12 de mayo.

En 2022 Walter Hill presentó en Venecia (en la sección oficial fuera de competición) la que estaba llamada a ser su última película, pero la acogida de la crítica y el público no pudo ser más fría. Algo pasaba con El cazador de recompensas para que un western de calificación R resultara tedioso, aburrido y laxo al punto de ensombrecer este primer visionado.

Desde que se estrenó ese montaje, se supone que se empezó a trabajar en mejoras sustanciales, sobre todo a nivel técnico, pero la mala noticia es que la película no ha conseguido remontar: llega a las salas de cine el 12 de mayo con una proyección de taquilla muy poco halagüeña. Vamos a tratar de explicar el motivo.

Pero primero, unas pinceladas sobre el argumento de El cazador de recompensas y un breve ejercicio de desambiguación: no hay que confundirla con la cinta de 1954 de idéntico título para su estreno en España, traducción literal del original The Bounty Hunter, ni es tampoco un remake del spaguetti western de 1968 del mis título en inglés, Dead for a Dollar, de corte cómico.

Estamos ante un guión original escrito por el propio Walter Hill junto a Matt Harris en el cual, eso sí, se explotan algunas de las historias recurrentes del género como son el honor, el valor de la vida humana, el amor interracial o la diferencia de clases.

El tono es en esencia de desencanto, con un romance fallido, una historia de venganza y personajes que viven sus vidas con una notable amargura, lo que hace que podamos calificarlo como un western crepuscular, algo que no se trasluce en la fotografía ni en la textura de la imagen de la película pero que sí impregna el libreto en todo momento.

 

Nos trasladamos al estado de Texas en 1892, momento en el que Max Borland, un afamado cazarrecompensas es contratado por un hombre para traer de vuelta a su esposa Rachel Prize, que ha sido secuestrada y retenida en Mexico por el soldado desertor Elijah Jones.

De forma paralela, Joe Cribbens, un peligroso tahúr y pistolero con quien Max tiene cuentas pendientes, sale de prisión aliándose con un mafioso local que tiene compradas a las autoridades y  le servirá en bandeja la oportunidad de vengarse de él.

No hace falta llegar al final de los 107 minutos que dura El cazador de recompensas para darse cuenta de que el conjunto hace aguas: en realidad es algo de lo que somos conscientes de inmediato, conforme se inicia la proyección.

Si la película arranca con el cara a cara de los dos protagonistas de la película interpretados por Christoph Waltz (El consultor) y Willem Dafoe (El hombre del norte) que vienen a ser el eje central de la historia y lo que transmite es hastío, esa sensación es ya difícil de remontar.

A unos valores de producción muy mejorables (ni la ambientación, ni el vestuario, ni la puesta en escena es en absoluto brillante) se une un montaje que tira de recursos facilones y que cortan el ritmo de la narración como son los fastidiosos y frecuentes fundidos a negro más propios de un principiante que de un director maduro.

El cazador de recompensas

AContracorriente Films

Por otra parte, tenemos a un elenco entregado pero cuyos papeles quedan muy deslucidos por un nivel de sobreactuación que se intuye mal calibrado desde la dirección.

Rachel Brosnahan (La maravillosa señora Maisel) parece a punto de enarbolar un rábano para soltar el speech de Scarlett O'Hara en Lo que el viento se llevó, pero sin venir a cuento mientras que Waltz se pasea por la pantalla con su sonrisa sardónica impostada. El único que se salva es Willem Dafoe que por desgracia tiene menos tiempo en pantalla que el resto de sus compañeros.

Tampoco es que la complejidad de la trama justifique la duración de la película, que da algunas vueltas sobre sí misma y cuenta con algunos intérpretes de reparto que no parecen siquiera actores profesionales.

En resumidas cuentas, aunque El cazador de recompensas apela a las constantes del western y en principio tiene lo necesario para armar un buen puzle, no consigue sacarle brillo ni al conflicto principal ni a los secundarios: resulta bastante soporífera por su ritmo moroso, sus escasamente inspirados diálogos y su preocupante falta de garra.

Esperemos que Hill no se rinda y ruede un epílogo más digno a su carrera: se lo merece él por su trayectoria como cineasta y nos lo merecemos nosotros como espectadores.

VALORACIÓN:

El cazador de recompensas es probablemente una de las peores películas que hemos visto en lo que va de año, no solo por su falta de calidad intrínseca y el aburrimiento que provoca, sino por desperdiciar a un buen elenco y tenerlo todo para poder funcionar.

LO MEJOR:

Cuesta encontrarle las virtudes a una película tan imperfecta... Nos quedamos con Willem Dafoe, pero advertimos: sale muy poquito.

LO PEOR:

No tiene tono narrativo, la mayoría de las interpretaciones chirrían, el montaje es desastroso, no hay raccord ni de fotografía, etc.
Hobby

35

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