Crítica de La familia Benetón, otra comedia familiar española que repite la misma fórmula

Llevamos varios años viendo películas españolas que tienen la premisa de que un hombre adulto se enfrenta a la salida de lo que llamaríamos su zona de confort, normalmente cuidando a niños o adaptándose a una situación moderna que le es desconocida u hostil.

A todos nos pueden venir a la cabeza ejemplos como las películas de Padre no hay más que uno u otra estrenada hace unos meses y protagonizada también por el humorista Leo Harlem, Como dios manda, con la que comparte referencias en cuanto a la creación del personaje principal.

En esta ocasión, bajo la dirección de Joaquín Mazón (La Navidad en sus manos y De perdidos a Río), el largometraje de 93 minutos no busca nada nuevo a nivel argumental.

Toni es un hombre soltero que disfruta de los bares, la panceta y la tranquilidad de un entorno hecho a medida en el que ante todo no hay niños. También tiene una vida algo golfa, con cientos de multas y una empresa de transporte en la que le acompaña Juan Manuel Montilla 'El Langui' como, bueno, persona que carga muebles.

La vida le da un vuelco cuando se ve en la situación de cuidar a un grupo de cuatro niños adoptados por su difunta hermana. Además, cada uno de una cultura distinta. Si logra hacerlo durante un mes, hasta que encuentren un hogar al que ir, conseguirá una buena cantidad de dinero.

A partir de ahí se puede imaginar cómo es el contraste entre todos los personajes y el aprendizaje al que se verá sometido Toni. Muy comparable en distintos aspectos a lo que le ocurre en Como dios manda.

A medida para los seguidores de Leo Harlem

Las películas de esta clase tienen un público muy definido y es el que lleva tiempo haciéndolas más que rentables en los cines, con auténticos pelotazos de taquilla. Estos son las familias que van con sus hijos a las salas y los seguidores de los actores protagonistas, sea en el cine o mediante los monólogos que los han catapultado a la fama.

Más allá de eso, aquí se apuesta por un humor muy concreto y quien no le encuentre gracia al mismo, siempre sin dobles lecturas, se sentirá aburrido durante la proyección. Porque se puede decir desde ya: la película no tiene ninguna sorpresa.

Leo Harlem, El Langui, Pepe Viyuela y el resto del reparto adulto no sorprende tampoco, sino que hacen papeles que les son habituales, los que el espectador espera. En cambio, los niños sí son más refrescantes en sus interpretaciones y se les nota especialmente carismáticos al ahondar en los tópicos de las distintas culturas. Seguramente son lo mejor de La familia Benetón.

En todo momento se siente que estamos ante un producto casi de cadena de montaje, en el que todo va al ritmo esperado y donde todos saben lo que tienen que hacer. Es algo muy medido y se nota: montaje, dirección, fotografía, sonido... hasta el lenguaje cinematográfico y el dominio de la elipsis.

En definitiva, creo que queda claro de qué tipo de película estamos hablando. Desgraciadamente, no es algo que encaje con lo que busca en el cine quien escribe estas líneas, y puedo decir que me aburrí de principio a fin con una historia tan poco valiente como previsible.

Es lo que tienen películas como La famlia Benetón, que no dejan grises ni aspiran a captar nuevos públicos, solo a seguir una ola que de momento parece estable en la cinematografía nacional.