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Crítica de La guerra de los mundos, la adaptación de la BBC

La guerra de los mundos
Crítica de la adaptación de la BBC de La guerra de los mundos, la popular novela de HG Wells y clásico de la ciencia-ficción que puedes ver vía Movistar Series.

Movistar + ya ha ofrecido los tres episodios que componen La guerra de los mundos (The War of Worlds), si bien un puñado de privilegiados tuvimos ocasión de disfrutar de la serie en pantalla grande en el Festival de Cine de Sitges gracias a la sección Serial Sitges (aunque, todo hay que decirlo, la Sala Tramuntana es un tanto oscura).

Se trata de una de las películas que van a llegar en formato de serie como estas otras de las que os hablamos aquí:

Y lo hará por partida doble, porque Fox estrenará el próximo 28 de octubre otra versión bien distinta de ocho episodios en esta ocasión protagonizados por Gabriel Byrne, Léa Drucker y Daisy Edgar-Jones, entre otros. Como decíamos, el enfoque será otro ya que la miniserie que nos ocupa, respeta la época que se retrata en la novela: transcurre a principios de siglo.

En La guerra de los mundos, Amy (Eleanor Tomlinson), desde el futuro, nos narra cómo junto a su pareja George (Rafe Spall) fue testigo de lo que pensaron que eran unas erupciones en Marte. Las vieron desde el enorme telescopio del profesor Ogilvy (Robert Carlyle), situado en su estudio. Sin embargo, no se trataba de un fenómeno natural sino de un ataque dirigido hacia la Tierra por parte de unos seres avanzados tecnológicamente.

Sin embargo, era algo que todo ellos desconocían hasta que unas enormes esferas comienza un ataque coordinado para aniquilar a los seres humanos y cambiar para siempre el curso de la Historia.

El gran acierto de la serie es que, a pesar de que introduce algunos cambios importantes respecto a la novela original, lanzada por primera vez en 1898, respeta en gran medida el mensaje que Herbert George Wells quería hacer llegar que no era otro que alertar del propio comportamiento del ser humano respecto a sus semejantes. Dicho de otro modo, a pesar de la enorme influencia de esta obra por ser la primera en la que se narraba un asedio extraterrestre de nuestro planeta, si cambiáramos a los malvados marcianos por el propio Imperio Británico, no variaría demasiado el resultado.

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En este sentido, hay un potentísimo discurso anticolonialista que muestra el sentido de culpa heredado del imperialismo inglés. También una profunda crítica al ser humano por abrazar el "sálvese quien pueda": la humanidad se muestra como víctima cuando en realidad es verdugo para hacerla reflexionar sobre su papel hacia sus congéneres a los que no duda en exterminar para imponerse. Y, por supuesto, también un toque de atención en lo que a los grandes discursos políticos respecta y que no son más que soflamas vacuas. 

Y, por eso, es tan apropiado que la serie respete el arco temporal en el que se desenvolvía originalmente la historia. Es cierto que algunos problemas a los que se enfrentan los personajes como las segundas nupcias o el rechazo social a las personas que provienen de las colonias parecen muy lejanos, pero forman parte de un discurso muy específico que solo se comprende en el contexto adecuado.

La guerra de los mundos
Movistar +

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Otro de los puntos fundamentales de la novela y de su traslación a la serie de televisión es su potente mensaje ecologista: los extraterrestres planean la marteformación de la Tierra de modo tal que no se trata solo de una invasión militar sino también biológica implantando un nuevo ecosistema.

Es evidente que es una respuesta a una de las propuestas científicas que llevan rondando nuestra imaginación desde hace décadas como es la terraformación de otros planetas para que sean una vía de escape cuando el nuestro sea inhabitable a causa de la contaminación y los vertidos, algo que se plantea en lugar de cuidar del planeta que nos ha visto nacer y que ha sido nuestro primer hogar.

Ojo, que no hemos acabado de roer el hueso: hay también una crítica bien fundada hacia las consecuencias de la Revolución Industrial y el nivel de polución que soportaban las grandes ciudades. En este sentido, el Támesis contaminado y los cadáveres apiñados por beber aguas en mal estado, son imágenes muy potentes como lo es también la pandemia de tifus. Es justo la antítesis del movimiento artístico que surgiría después: el Futurismo que rendiría culto a la velocidad, las máquinas y el progreso que traería toda esa transformación. Aquí los instrumentos de guerra, el humo negro y la tecnología se contemplan como amenazas que en última instancia en lugar de catapultar al ser humano hacia un brillante futuro lo retrotraería a la Edad Media.

Más allá de eso, también encontramos un rechazo explícito al pensamiento mágico en La guerra de los mundos: ponerse en las manos de Dios es sinónimo de ignorar lo que la ciencia puede hacer por nosotros. Aquí es donde cobra especial relevancia el personaje de Ogilvy, una persona de ciencia que, ayudado por Amy, siembra un halo de esperanza.

La guerra de los mundos
Movistar +

En suma, argumentalmente la serie tiene mucho que ofrecer y compagina muy bien los dos planos temporales del pasado y el futuro para intercalar más acción cuando se produce la invasión (espectacular el arco narrativo del embarque en la playa, que dialoga con Dunkerque) y más reflexión una vez que los seres humanos deben hacer frente a las consecuencias de esa guerra por la supervivencia.

Esto también hace que el último episodio sea menos trepidante y más explícito mostrando ya claramente a las criaturas a la luz del día. Sea como fuere los efectos especiales están muy bien medidos y a nivel visual es una serie de lo más satisfactoria. El diseño de producción es muy ambicioso y el mundo que se recrea es bastante verosímil.

Ya sabemos que de haber vida en Marte será microbiana, así que lo descartamos como origen de un ataque y menos aún de esta envergadura, pero no está mal recordar que la inteligencia que más nos amenaza es la nuestra propia. Éste es uno de los cometidos más importantes de la ciencia-ficción, saber alertarnos de lo que podría suceder y estaríamos ciegos si no viésemos que HG Wells tenía razón al invitarnos a realizar esta reflexión y no sintiéramos que su obra está más viva que nunca, a pesar de que medie entre ella y nosotros más de un siglo. Somos enanos a lomos de gigantes.

VALORACIÓN:

La BBC lanza una correcta adaptación de la novela de HG Wells, que sabe introducir los elementos necesarios para respetar su corazón haciéndola atractiva para el espectador actual.

LO MEJOR:

El juego con los dos planos temporales, el diseño de producción y los efectos especiales. Que transmita, sobrecoja y te haga reflexionar.

LO PEOR:

Va de más a menos: el último episodio es el menos frenético y más sosegado, algo que puede resultar un tanto decepcionante como cierre.
Hobby

75

Bueno

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