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Crítica de Hermana muerte, el spin-off de Verónica que Paco Plaza lanza en Netflix

Hermana muerte (2023)

Crítica de Hermana muerte, el spin-off de la película de terror Verónica que Paco Plaza lanza en Netflix el 27 de octubre con Aria Bedmar como protagonista principal.

Verónica es, probablemente, una de las películas de terror españolas más sólidas de la última década. Paco Plaza firmó un trabajo estupendo recuperando uno de los casos más sonados de la parapsicología madrileña: el famoso "poltergeist de Vallecas".

Fue una cinta que destacó de muchas maneras: en el plano técnico gracias a su potente banda sonora y montaje, en el interpretativo gracias a la naturalidad de sus jóvenes protagonistas y en lo relativo a la ambientación por mostrar de forma muy fidedigna los años 90 con sus luces, sus sombras, usos y costumbres (y temazos, claro).

Pero si hubo un personaje secundario que se nos quedó grabado a fuego fue el de la hermana Narcisa: una monja ciega interpretada por Consuelo Trujillo que se convertía en aliada de la protagonista en su lucha contra el mal, despertado tras jugar con un tablero de ouija.

Después de inaugurar el 56 Festival de Cine de Sitges, Hermana muerte llega a Netflix el viernes 27 de octubre (momento en el que curiosamente desembarca en HBO Max la película La monja 2, por seguir con la temática), para contarnos los orígenes del personaje. Funciona más como spin-off que como precuela, aunque enlaza con Verónica en sus impares finales.

Se trata de una película completamente distinta en todos los aspectos comparables: estructura, tono, intención... quien espere una película de sustos al uso, se va a decepcionar de forma casi inmediata.

Tras un breve prólogo en el que se nos presenta al personaje a finales de los años 30, siendo una tierna infante que tiene una visión de la virgen en imágenes de aspecto casi documental, saltamos diez años en el tiempo para verla ya más formada. El relato se divide en tres capítulos: "La niña santa", "Si escribe tu nombre estás maldita" y "La hermana Socorro".

 

Aria Bedmar afronta el reto de dar vida a una joven novicia que, antes de tomar sus votos de forma definitiva, sufre una enorme transformación tras su paso por un convento que parece embrujado.

Si en Verónica el tratamiento del sonido era estruendoso desde el mismo comienzo del metraje, aquí Plaza juega al contraste, recreándose en los susurros, en los silencios y en una puesta en escena de simetría casi milimétrica y muy sobria que sabe sacarle partido a la iconografía religiosa

Las tétricas tallas, las desnudas y resquebrajadas habitaciones, los tétricos confesionarios, los martirios autoinfligidos a través de las disciplinas, los rezos casi premonitorios y, por encima de todo, la represión, se convierten en el denso medio en el que se mueve una mujer llena de dudas y de curiosidad, ávida de abrirse a lo desconocido.

Aunque hay elementos sobrenaturales, el corazón de la historia bascula entre dos temas fundamentales: los terrores reales derivados de la Guerra Civil española y el viaje íntimo de la protagonista que renuncia a ver con sus ojos físicamente para poder ver más allá de lo evidente.

En este sentido, hay constantes alusiones a los globos oculares todo momento: formas redondas que se cuelan en pequeños elementos del atrezzo como canicas, rosarios o pastelillos en las pesadillas de Narcisa y en la metáfora en la que se convierten de portal a un plano que trasciende la realidad

Hermana muerte renuncia a repetir fórmulas ya conocidas y a infundir miedo al uso: quiere contar estas dos historias y hacerlo de forma honesta, elegante y hasta sosegada.

No hay petardazos sonoros para hacernos saltar del sofá, ni un tratamiento pulp del personaje, que es quizás lo que todos estábamos esperando así que... ¡sorpresa! Que se desvíe de las expectativas puede parecer decepcionante, pero es en el fondo una buena noticia en la medida en que nos saca de nuestra área de confort.

Se puede hacer cine de terror de muchas maneras: apelando a la víscera, evocando los miedos atávicos  y/o acudiendo a las tragedias derivadas de la realidad, devenidas después en fantasmas de un pasado que no se ha podido superar. Aquí hay un poco de todo eso en dosis variables.

Ojo, está lejos de ser el mejor trabajo de Paco Plaza, pero demuestra dos cosas bien importantes: que como creador no tiene ningún interés en repetir fórmula (algo que le pesa bastante al género cuando algo funciona y se pretende hacer como rosquillas), y que quiere y respeta tanto a sus personajes que prefiere no explotarlos de cualquier manera.

VALORACIÓN:

Paco Plaza sorprende con un spin-off muy distinto a Verónica en el que narra no solo la "historia de origen" del personaje de la hermana Narcisa sino que además nos retrotrae a unos terrores reales que se hibridan con los elementos fantásticos de la película. Inesperadamente original.

LO MEJOR:

Como peli de terror resulta sorprendente a varios niveles: temática, desarrollo, tono... El reparto y, en concreto, Aria Bedmar hace un gran trabajo.

LO PEOR:

El tercer acto, a pesar de tener momentos fabulosos, es algo más endeble incluso con algún fallo de raccord.
Hobby

70

Bueno

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Etiquetas: Netflix