Crítica de Insidious: La puerta roja, un desenlace satisfactorio que deja buen sabor de boca

La familia Lambert está de regreso en una quinta entrega de Insidious en la cual tienen que enfrentarse al reto de recuperar los recuerdos reprimidos por la terapia. Algo que ha conllevado que a lo largo de diez años Josh y su hijo Dalton se hayan ido distanciando hasta el punto de ser como el perro y el gato.

La cinta funciona razonablemente bien como película de terror, con varios sustos de tomo y lomo, y asimismo como drama familiar explorando el deterioro de la relación de sus miembros, dado que el lastre de los secretos ocultos les pasa factura. 

Insidious: La puerta roja es una continuación directa de Insidious Capítulo 2 y por tanto no es necesario haber visto ni el Capítulo 3 ni La última llave.

Se trata de una película de 107 minutos producida por Jason Blum, Oren Peli, James Wan y Leigh Whannell. El guión está escrito por Scott Teems (Halloween Kills) a partir de una historia de Leigh Whannell y de sus personajes.

Josh lleva años perdido en sus pensamientos y ensoñaciones. Se plantea seriamente investigar acerca de su pasado y su salud mental cuando los resultados de una resonancia magnética le demuestran que lo que le ocurre no tiene una fuente tangible: está físicamente sano, pero sigue sintiéndose enfermo. Y frustrado, pues no halla explicación.

De forma paralela, su hijo Dalton se muda a un campus universitario para cursar una licenciatura en arte. Pronto sus dibujos le llevan a abrir la espita de esos recuerdos reprimidos y a experimentar viajes astrales desconcertantes (y, de paso, claro está, a entablar una nueva lucha con las "entidades" del "más allá").

A pesar de los kilómetros y las diferencias que les separan, Josh y Dalton tienen un pasado común que deben afrontar juntos si quieren salir a flote.

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Puede que Insidious: La puerta roja no sea la más perfecta ni aterradora de las entregas de la franquicia, pero tiene varios aspectos muy positivos que vamos a señalar en primer lugar. Se molesta en darles un contexto a los personajes y revitaliza un poco el entorno en el que se desarrolla la acción gracias a la residencia de estudiantes del campus y las fraternidades.

Esto es un punto a favor porque puede ser un buen enganche con el público joven, como sucede también con el sentido del humor, que resulta ágil y muy eficaz cuando hace acto de presencia (impagable que se hayan buscado las mañas para mostrarnos a Specs y Tucker).

Otra de las fortalezas de la película es que se haya traído de regreso a todo el reparto original: contribuye a crear una sensación de cierre muy agradable y reconfortante, además de hacerles justicia a los personajes.

Eso sí, también es cierto que tiene el potencial de defraudar a los espectadores más exigentes que piensen que se van a ver desarrolladas las intrahistorias de las entidades. La película es muy humana y se queda del lado de los vivos, narrándonos un viaje hacia el pasado y echando incluso mano de metraje de las primeras películas, bien traído y trabajado para casar con el nuevo material.

Patrick Wilson recoge el guante del maestro James Wan en un debut muy digno y aunque, como es evidente, no alcanza el nivel de su casi mentor en la materia, busca cierta coherencia narrativa haciendo un buen uso del espacio fuera de campo.

Una de las estrategias recurrentes es la de focalizar las amenazas antes de que lleguen a los personajes guiando la mirada de los espectadores y permitiendo que anticipen el sobresalto que aún así se acabarán llevando. Los tiempos, en este sentido, están muy bien calculados y el juego con la audiencia está bien servido para cumplir su propósito. Y hasta emociona un poquito el desenlace.

En pocas palabras, Insidious: La puerta roja da exactamente lo que promete. Es honesta con los personajes, con la historia que empezó a desarrollarse en 2010 y con los espectadores. Y, como colofón, está llamada a convertirse en la película más rentable del año, con el permiso de Háblame, que a mediados de agosto se va a convertir en la mayor competidora de la cinta en el género del terror.

¿Es el final? No nos atrevemos a decirlo muy alto. Los números en Estados Unidos son más que buenos y la aspiración internacional a amasar un buen pico no ha hecho más que incrementarse por este mismo motivo. Cuando algo funciona, raro es que se aparte del camino.

De momento, sabemos que hay en desarrollo un spin-off titulado Thread: An Insidious Story que protagonizarán Mandy Moore y Kumail Nanjiali que, nunca mejor dicho, deja una puerta abierta a nuevas historias que podrían vincularse a futuros capítulos de la saga. Hay un brevísimo plano postcréditos que deja a la interpretación de cada cual su significado...