Crítica de Mano de hierro, un thriller que se desenvuelve en el puerto de Barcelona

Netflix sigue apostando fuerte por la producción propia y local. Es un escaparate magnífico para una historia como la de Mano de hierro, que se desarrolla a lo largo de ocho episodios de una hora de duración (algunos incluso algo más).

La serie se adscribe al 100% al género del thriller escogiendo como ubicación de la acción un marco incomparable y hasta ahora no explorado como es la parte interna del puerto marítimo de mercancías de Barcelona, por donde pasan miles de contenedores diariamente, convirtiéndose por tanto en un foco para actividades ilícitas como las que aquí se muestran.

Es una serie ficcional que no bebe de la realidad y que muestra a un clan afincado en el puerto que se ha ido haciendo fuerte hasta formar parte de una red de narcotráfico que une Mexico con Europa.

El patriarca es Joaquín Manchado (Eduard Fernández), un hombre de orígenes humildes que desafió al sistema en el pasado hasta hacerse el dueño del cotarro con la ayuda de su hermano Román (Sergi López). A pesar de haber perdido una mano, él es el líder indiscutible manejando los hilos de la Guardia Civil, la policía aduanera y cualquiera que se interponga en su camino.

Su hija Rocío (Natalia de Molina) es la controladora del tráfico de buques, lo que permite controlar las desestibas de productos procedentes de todo el mundo que, en un solo año, pueden ocultar más de 30.000 kg de cocaína.

Si alguien quiere usar el puerto para importar una carga ilegal debe contar con la colaboración de los Manchado y con el apoyo de toda la red criminal que se ha conformado a su alrededor. Todo un granero de estómagos agradecidos dispuestos a seguir la voz de su amo.

Sin embargo, un inesperado accidente descabeza temporalmente al clan, a lo que se suma la desaparición de un importante cargamento de cocaína que desencadenará una despiadada guerra plagada de asesinatos y venganzas mientras la policía trata de echarles el guante infiltrando a un agente.

Quílez demuestra su pasión por el género y cuenta con un presupuesto generoso para armar Mano de hierro de modo tal que honre su título: es brutal en cuanto a su tono hiperviolento desde el primer momento y además esos herrajes pesados, esas cargas funestas y todo el aparataje propio del puerto adquiere su mastodóntica dimensión en la trama.

A la vista está que el reparto es de primera categoría contando no solo con grandes cabezas de cartel como Eduard Fernández, Sergi López, Ana Torrent, Natalia de Molina, Chino Darín o Jaime Lorente, sino también con un ramillete de secundarios envidiable: Enric Auquer, Daniel Grao, Cosimo Fusco o Daniel Holguín...

Es una serie muy coral que se sumerge tanto en la trama del narcotráfico como en las peleas intestinas en el seno de los Manchado, que tienen mucho que ocultar, así que tambiñen se roza el drama familiar con unas cuantas revelaciones finales que cambian las tornas de cara a una más que probable segunda temporada.

Mano de hierro, no obstante, tiene dos grandes talones de Aquiles: los flashbacks explicativos, que en verdad no aportan nada que no podamos leer entre líneas desde el presente y se notan algo forzados y la duración de los episodios. Hay persecuciones que duran 20 minutos a lo largo de los cuales es imposible mantener el ritmo y la tensión narrativa.

La acción esta bien rodada con una gran riqueza de planos y la ambientación logradísima. Las localizaciones hacen que sea muy fácil la inmersión en los "bajos fondos barceloneses" y todos los recursos están puestos al servicio de una historia quizás demasiado mascada pero igualmente adictiva.

El concepto además es muy exportable de modo tal que se puede predecir un éxito a nivel internacional, sobre todo habida cuenta del interés general por las narcoseries que no dejan de florecer en las plataformas digitales con distintos enfoques: El inmortal, Griselda, Operación Marea Negra...

Aquí la droga es más un desencadenante que un tema en sí, pero no deja de estar presente y ser uno de los negocios que hace aflorar una corrupción y una violencia de gran calado (lo avisamos más arriba, pero recordamos ahora también que no es apta para estómagos delicados).

En suma, Mano de hierro funciona y tiene futuro, aunque limando la duración de los episodios y evitando viajes al pasado podría fluir mucho mejor.