Me he hecho viral, la nueva comedia de Jorge Coira, parte de una premisa totalmente absurda: alguien le lleva poniendo los cuernos a Blanca Suárez durante meses y luego le hace luz de gas para conseguir el divorcio e irse con la otra. ¡A quién se le ocurre!

Por el bien de la película, no te queda otra que aceptar la suspensión de la incredulidad e introducirte en esa narración. Y, además, tampoco te vas a poner muy escrupulosa ante una cinta de humor sin grandes pretensiones porque al final lo que importa son las risas, ¿no?

También puedes pasar por alto que tenga un guion predecible, que todos esos giritos -por bobos que sean- los vayas viendo venir. Es más, puede que hasta sea intencionado, como cuando en una película de terror sientes que el susto está al final del pasillo, para que ya te vaya asomando la sonrisa en el rostro antes de la gracia. 

Incluso que deduzcas el desenlace de la cinta desde que conoces a sus protagonistas es algo más que factible. De nuevo, no le pides mucha complejidad al asunto, sólo pasar un buen rato. Y el rato lo pasas.

¿Pero te vas a reír o no con Me he hecho viral?

Su humor es muy de slapstick, algo que ayuda a que el absurdo de su premisa ya no importe tanto. También cuenta con sus buenas dosis de humor escatológico y humor negro. Un humor que sigue sin exigirte demasiado, que te puede hacer tanto poner los ojos en banco como curvar los labios hacia arriba.

Entre sus chistes malos siembra algún mensaje interesante –como el propio conflicto de la protagonista, que se ve amenazada por una sociedad machista-, al tiempo que repite algunos tópicos –como la figura del gamer en su hermano-. 

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Todo ello mientras se apoya en la viralidad accidental del personaje de Blanca Suárez, que se convierte en un fenómeno de masas pasajero en cuestión de horas, pero que no hace más que cagarla para volver a estar en el foco mediático. 

Por esto tal vez la mejor parte de la película sea en la que se reúnen Mabel -Blanca Suárez- y Javi -Nicolás Furtado- con su nueva pareja, porque lleva a sus personajes a una situación tensa y de la que no hay escapatoria, en la que la conversación, las miradas incómodas y las sonrisas forzadas se llevan todo el peso de la comedia de una forma menos exagerada.

Espera, que me ha llegado un mensaje al móvil. Perdona, ya estoy aquí. ¿Cómo? Ah, no: no lo digo yo. Así estaba la fila de delante mientras veíamos Me he hecho viral. A ver, que me parece bien, que hagan lo que quieran. 

Bueno, no, que aquello era un cine, se notaba la luz de sus teléfonos en la sala a oscuras, estaba feo. Pero claro, en mi cabeza yo también me puse a consultar ese correo que no puede esperar, que así se hace más amena la peli.

Larga no es si la comparas con la mayoría de estrenos actuales -tan sólo dura 96 minutos-, pero a pesar de todo se las apaña para que la sientas a la altura de bombazos como Oppenheimer.

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Igual el problema está en que no es de esas comedias ideales para ver en el cine, sino más bien en la tele, una película de las desenfadas que poner de fondo mientras haces otra cosa; o una que comentas, y así te entra mejor el chiste; o te lo pierdes y no lo sufres tanto.

La fiesta del cine tampoco sería una mala opción para ver Me he hecho viral, lo malo es que la película se estrena en las salas el próximo miércoles 11 de octubre y ya será tarde. Aunque para entonces te podría arreglar un día del puente, claro que el precio ya no será el mismo.