Crítica de Migración. Un viaje patas arriba, la nueva película de animación de Illumination

No solo de franquicias vive un estudio. Aunque Illumination dio con varios filones con Gru: mi villano favorito que le llevaron a explotar tanto la veta de los malotes como de los Minions en su propia saga, y ha seguido explotando Canta o Mascostas, ha quedado claro que hay talento para hacer cosas nuevas y arriesgarse un poco más allá de su área de confort.

Con el exitazo de Super Mario Bros: La película aún resonando, es el momento de hablar de Migración. Un viaje patas arriba, que cuenta con todos los ingredientes para convertirse en uno de los grandes estrenos de la temporada para acudir al cine en familia, con permiso de la rentable Wonka y Wish, ambas en el top de la cartelera española según los datos de Comscore Spain.

Estamos ante una película muy blanca, apta para todos los públicos y, por una vez, casi con más mensajes destinados a los adultos que al público infantil. Ambos van a encontrar por tanto, motivos para disfrutarla en el cine.

Cuando el que tiene que salir del cascarón es... papá

Migración nos presenta a la familia Mallard compuesta por Mack y Pam, que tienen dos patitos: el adolescente Dax y la pequeña Gwen. Viven en un maravilloso estanque en el que... nunca pasa nada estimulante. Hasta que un día aterriza por allí una bandada de patos de camino a Jamaica en un descanso de su migración invernal.

Esto estimulará las ansias de descubrir el mundo de los pequeños pero Mack tiene un miedo visceral a viajar y un afán de protección increíble. Solo al ver los estragos que ha hecho la soledad y el paso del tiempo en el tío Dan se dará cuenta de lo importante que es emprender un viaje que los llevará a experimentar toda clase de aventuras.

La ansiada Jamaica queda muy lejos y el mal tiempo, lo desconocido y la ciudad de Nueva York les hará pasar no pocos aprietos.

Así apreciarán mucho más su libertad, harán nuevos amigos y dejarán atrás algunos prejuicios. No es un viaje perfecto, ni mucho menos como lo habían planeado, pero van a conseguir conocerse mejor a sí mismos y sobre todo van a abrir los ojos a un mundo mucho más grande y hermoso.

Estética y trasfondo 

Simplemente echándole un ojo al argumento quedan claros los valores que la película quiere transmitir y que no están tan dirigidos al público infantil como al adulto. De hecho, queda patente que una de las cuentas pendientes de los progenitores patos (y por extensión de nosotros mismos) es justo dejarse llevar, disfrutar del momento, evitar prejuzgar a los demás y afrontar nuevos retos.

Vamos, lo que no te da el día a día y sí un buen viaje de los que te hace abrir los ojos a realidades distintas. Lo peor con diferencia de la película es que te genera la necesidad casi inmediata de pillarte unas buenas vacaciones para ver mundo. Y no siempre se puede, bien sea por el bolsillo, el tiempo o las obligaciones.

La belleza intrínseca de Migración nos lleva de entornos naturales prístinos a otros urbanos, quizás menos idílicos pero igual de bien representados en una película que se esmera mucho en el apartado técnico para que resulte tan atractivo el diseño de los personajes como los fondos paisajísticos.

La expresividad de los patos no cae en hacerlos antropomorfos y se respeta su forma de moverse, las características de su vuelo y hasta la textura de sus plumas.

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Menos acertado resulta el enfoque que se le da al antagonista: sería película mucho mejor sin tirar de un "gran malo" porque el corazón de la película no está esa cruzada (exclusivamente por motivos económicos, parece), sino en todo lo que hemos mencionado antes.

Aviso para espectadores que acudan a la sala con gente menuda: la calificación por edades de Migración la recomienda para la infancia y es, evidentemente, una película de cine familiar, pero tiene algún que otro momento que puede impresionar a los más pequeños. En Estados Unidos es PG (con supervisión paterna por alguna escena intensa que puede resultar aterradora).

Esto atañe sobre todo al villano, un personaje bastante cruel y violento, y a la grulla, que también cuyo nido da mal rollo. Son momentos puntuales, pero pueden dejar huella en los espectadores que se estrenen con esta película.