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Crítica de Muñeca rusa, temporada 2 - Atrapada en OTRO tiempo

Fotograma de 'Muñeca Rusa'.

Los viajes en el tiempo se vuelven más surrealistas que nunca con la segunda parte de una de las mejores series de Netflix. Subid al tren de las idas de olla con Natasha Lyonne.

Las historias sobre bucles temporales y viajes en el tiempo parecen irresistibles para cualquier espectador, pero pocas tuvieron un planteamiento tan canalla (y a la vez, tan sincero) como la primera temporada de Muñeca rusa, que supuso toda una sorpresa con su estreno en Netflix.

Ahora, Natasha Lyonne vuelve a la carga como la deslenguada Nadia en la temporada 2 de Russian Doll, que plantea un nuevo lío existencial. Esta vez no está atrapada en un bucle en el que muere sin parar, sino que viaja al pasado, hasta los años 80, para entender la vida de ciertas personas muy cercanas a ella.

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Buena parte del encanto de Muñeca rusa viene dado porque Nadia es muy bruta, pero también muy inteligente, así que no para de lanzar referencias culturales (el guion es de la propia Lyonne, por cierto) y juegos de palabras para "enfrentarse" a lo que la rodea.

Y creednos, lo que la rodea es aún más raro que lo sucedido en la temporada 1 (una temporada cuyo final, a día de hoy, tiene que seguir explicando la actriz). 

Si los primeros episodios recordaban a una versión underground de Atrapado en el tiempo, ahora los acontecimientos tienen que ver más con los propios viajes en el tiempo y, ojo, hasta con la física cuántica (el homenaje al gato de Schrödinger en el episodio 6 es toda una declaración de intenciones).

Para no perder la tradición, la trama de Nadia se compagina con la de Alan (Charlie Barnett), que a su vez se ve involucrado en un lío temporal diferente, pero su perspectiva más naïf y responsable.

Muñeca Rusa temporada 2

No vamos a entrar a explicaros los giros de la trama, porque esa es buena parte de la diversión de la serie, pero los hay, y muchos, hasta el punto de que puede que en algún momento os perdáis un poco sobre quién es quien. 

En realidad, no hay tantos personajes, pero la narrativa se focaliza en ellos de una forma muy particular (ya veréis) que obliga a estar muy atentos.

Quizá, si es achacable que la temporada 2 de Muñeca rusa está menos "centrada" y abarca diferentes tramas sin que todas sean igual de relevantes. En cierto modo, tiene gracia que los acontecimientos nos confundan como a Nadia, pero en realidad algunos no aportan mucho respecto a las sensaciones finales.

Y es que, como pasó en la T1, esta nueva tanda de episodios viene irremediablemente cargada con moraleja, con una reflexión importante sobre la vida, pero buena parte de ello vendrá disfrazado de alegoría. ¿Todo lo que acabamos viendo en pantalla es real o no? Probablemente no, pero no importa tanto lo que pensemos.

Hablando de alegorías y metáforas, la serie de Netflix se suelta la melena tanto con la estupenda banda sonora, que incluye canciones que vienen muy a cuento, como con el apartado visual.

En ese sentido, a los ya acostumbrados espejos se unen zooms compensados, plataformas móviles muy inteligentemente colocadas y escenarios que llegan a lo verdaderamente surrealista en los dos episodios finales

En ese sentido, cuando los acontecimientos se vuelven más locos nos han recordado a películas como Cube 2: Hypercube. Casi na. Y no lo decimos como algo negativo, al revés. 

Nos encanta que la serie viaje desde la ambientación urbana y los toques de realismo mágico hacia lo más alocado, para que nos rasquemos la cabeza pensando qué puñetas pasa aquí.

Muñeca rusa temporada 2

No podemos acabar la reseña sin alabar la labor actoral. Charlie Barnett hace un trabajo muy correcto como Alan, pero Natasha se nota en su salsa con esta historia. Interpreta magníficamente a una Nadia borrica, pero a la vez sensible y temperamental. Son geniales son constantes reflexiones en voz alta.

Kudos también para la veterana Elizabeth Alsey como Ruth, que es un personaje más importante y complejo en esta nueva temporada. Porque sí, la cosa va de entender a Nadia, pero sobre todo de que ella entienda cómo ha de relacionarse con los demás y sus circunstancias.

El viaje es denso, pero solo son 7 episodios de media hora cada uno, así que no podréis resistiros a una buena sesión de maratón con una serie que sabe enganchar a pesar de (o, quizás, gracias a) lo "rarita" que puede parecer al principio.

En conjunto, la temporada 2 de Muñeca rusa nos ha vuelto a convencer como una de las apuestas más originales y carismáticas que tiene Netflix actualmente, por lo que os la recomendamos claramente.

Quizá sea algo más dispersa que la temporada 1, pero también es más arriesgada. A fin de cuentas, cuando comienzas a "fumarte" los conceptos de los viajes temporales, puede pasar cualquier cosa. El espacio-tiempo: what a concept!

VALORACIÓN:

Aunque no llega al nivel de excelencia de la primera temporada, vuelve a ser una de las experiencias más frescas y originales del catálogo de Netflix. Ideal si os va comeros la cabeza con los viajes temporales.

LO MEJOR:

Cuando se vuelve más arriesgada en lo audiovisual. Natasha Lyonne soltándose la melena con su personaje. Sus metáforas y mensajes.

LO PEOR:

Algunas subtramas no son tan interesantes o relevantes.
Hobby

85

Muy bueno

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Etiquetas: Netflix