Crítica de La Playlist: cómo Spotify cambió la música para siempre

Sé tu propio jefe. Y no es que venga a venderos una historia de crecimiento personal neoliberal; así nació el sueño de Daniel Ek para construir Spotify y así nos lo cuentan en Netflix con su nueva serie, La Playlist.

Ambición, talento y suerte. La tríada del éxito llamó a las puertas de un joven sueco con talento para la programación que deseaba construir un proyecto cuyo eco lo llevase más allá de la estabilidad laboral cotidiana.

¿Cómo de difícil sería ofrecer al mundo canciones a coste cero en streaming? La música gratis, esa paradoja que, a día de hoy, parece irónicamente lógica. Con permiso de Spotify Premium.

Unos cuantos amigos y enemigos después —hola, Aaron Sorkin—, Spotify se convirtió en la plataforma de música por excelencia para todo el planeta. Se acabaron los CDs, las descargas ilegales y la música de pago... más o menos.

La Playlist es la nueva miniserie de Netflix de seis episodios que ya está lista para que la devores con la misma instantaneidad con la que reproduces una canción en Spotify, y te aseguro que su arranque es tan hipnótico como la primera persona que te advirtió de la existencia de la plataforma.

La clave está en el montaje

Uno de los grandes problemas de la mayoría de historias llevadas a la ficción-documental en nuestros días es el montaje. Suelen ser toscas, lentas, poco genuinas. Alejadas de este 2022 en el que vivimos bombardeados de contenidos.

La Playlist es un claro ejemplo de lo contrario. Siguiendo la estela de su anterior éxito con El timador de Tinder, Netflix ha convertido el montaje en su principal herramienta narrativa... y en una excusa para ahorrar algunos dólares.

Bendita ejecución de excusa, la verdad. La serie despliega sus 50 minutos de duración por capítulo al ritmo de un hit de Def Leppard, reutilizando sus escenarios para desarrollar a sus personajes.

La primera piedra está puesta en su estructura: utiliza cada uno de sus seis capítulos para contarnos la perspectiva del nacimiento y el éxito de Spotify de sus principales protagonistas. Su creador, el inversor, la abogada, el programador y la artista.

Con capítulos centrados en personajes dispares aunque comunes en todos ellos, es inevitable que haya altibajos en el interés a lo largo de la temporada; aun así, reutiliza los escenarios con bastante gracia convirtiéndolos en herramientas narrativas.

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En el capítulo protagonizado por su abogada, Petra Hansson (Gizem Erdogan) estará en el despacho de abogados, la habitación de un hotel, el aeropuerto o las calles de Nueva York en un mismo escenario: un pasillo de los juzgados.

Con el sonido, la iluminación y la narración en off de sus personajes para acompañar su acting, La Playlist reconvierte ese mismo escenario en una explicación de las motivaciones de su protagonista, recortando y, a la vez, aportando frescura a la historia.

Esta mecánica moderna se mantiene durante cada capítulo: con grafismos, mostrando la pantalla de interfaz de la app de Spotify, con flashbacks sobre la inspiración que supuso The Pirate Bay o con rupturas de la cuarta pared.

Hay algo magnético entre el cine y las startups. La demostración por antonomasia la tenemos en La Red Social (David Fincher, 2010), de la que todas han bebido como obra cumbre del género que es y La Playlist no es una excepción.

La historia de Spotify la escribimos entre todos

El caso Spotify, además, es genuinamente interesante. Su desarrollo tecnológico y su impacto en la industria muscal son sus dos principales armas de ataque, y la serie es más que consciente de ello.

Se te van a quedar grabados los milisegundos que tarda la plataforma en reproducir la canción que desees, créeme. Son muy insistentes.

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Todos consumimos música, ya sea en mayor o menor cantidad. Ese bien común que nos es familiar vive bajo el monopolio de esa plataforma que cuenta su historia en Netflix. Muy mal tendrían que salir las cosas para que su cuota de espectadores no estuviese cubierta.

No sé vosotros, pero yo no tenía ni idea de cómo había nacido Spotify. Su historia, a pesar de ser uno de los avances tecnológicos más significativos de la era de Internet, no había trascendido con la profusión de otras marcas punteras de la última década.

Lo que sí sé es cómo llegó a mi día a día. Y cómo cambió el concepto que tenía para escuchar música, ahorrando una cantidad infinita de tiempo y permitiéndome descubrir otra infinidad de artistas que, de otra forma, jamás habrían llegado a mis oídos.

El concepto de nacimiento de Spotify gratuito es una utopía en sí mismo, como lo sería para cualquier industria. ¿Un producto gratis? Y, sin embargo, 14 años después de su lanzamiento y con algo de publicidad mediante, aquí estamos.

La serie deposita un 80% de su peso en la guerra contra la industria musical y en su reticencia —absolutamente comprensible— a formar parte del cambio. 

Nos guste más o nos guste menos, esta es la época que nos ha tocado vivir. Una en la que el romanticismo del CD y el vinilo sobrevive a basa de melómanos, y en la que los artistas tienen un arma de doble filo para monetizar sus canciones.

Aún con toda la contradicción que pueda llevar aparejada, las quejas de la industria y los artistas, o el propio descontento de algunos de sus creadores que podemos observar en la serie, la historia de Spotify la escribimos nosotros mismos.

Esa es también la razón por la que nos sentiremos obligados a arrasar con sus seis capítulos, mal que pese cierto embarramiento a partir del tercero.

La intriga sobre su desarrollo queda prácticamente fulminada con el primer capítulo; a partir de ahí, nos queda descubrir los detalles legales, económicos y tecnológicos en los que se apoya, pero el pescado ya está vendido y el interés decae inevitablemente.

Sus personajes no tienen el mismo carisma, por lo que esos 50 minutos irán pesando cada vez más en el reloj hasta llegar a un capítulo final que, dado que esta historia tiene ascenso, pero no caída por el momento; tira de la ficción más pura para rellenarlos.

No es una mala opción; ofrecer el punto de vista de los artistas que durante esta última década han expuesto sus quejas sobre la influencia y el monopolio de Spotify. Confuso, pero alentador para los que han sufrido su perjuicio.

La Playlist es una miniserie de las que gustan a los que disfrutaron de Cómo vender drogas online: dinámica, con pequeños escarceos en el mundo de la programación y la tecnología para los más geeks y, sobre todo, instructiva sobre una de las marcas más poderosas de nuestros días.

Nuestras sombras pueden ser más altas que nuestras almas, pero la revolución tecnológica solo ofrece dos opciones: renovarse o morir.