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Crítica de la precuela de Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes

Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes (2023) - Lucy Gray Baird (Rachel Zegler)

Crítica de la precuela de Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes en la cual se desarrolla la historia de origen del presidente Snow. Estreno el 17 de noviembre.

Tan larga como su propio título, contando con 147 minutos de metraje, está por llegar a la cartelera Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes (The Hunger Games: The Ballad of Songbirds & Snakes), una película que funciona como precuela de la original de 2012 y que se desarrolla, temporalmente, 64 años antes que Los juegos del hambre.

El material que sirve de base es la propia novela escrita por Suzanne Collins y que nos traslada a un Panem postapocalíptico en el que están a punto de celebrarse los décimos Juegos del Hambre. En este contexto conocemos a un joven Coriolanus Snow que, junto a su prima Tigris, está a punto de revolucionar el panorama añadiéndole mucha emoción a una competición de capa caída. 

Los encargados de orquestar la dinámica de los juegos deciden cambiar las reglas in extremis de forma que los alumnos del Capitolio se conviertan en mentores de los tributos: solo accederán al premio si su tributo se corona vendedor de la contienda.

Coriolanus tiene mala suerte y su destino queda entrelazado al de Lucy Gray, una enjuta muchacha del problemático Distrito 12 con muy pocas posibilidades de ganar, dado su estado físico de práctica desnutrición. Sin embargo, comienza a cantar en la ceremonia de apertura de los juegos y se convierte rápidamente en una de las favoritas. 

A partir de ese momento, Coriolanus decidirá explotar al máximo su potencial televisivo y tendrá que medir cada paso que dé en la medida en la que su propia supervivencia depende de ella y viceversa.

 

La historia explora el período de reconstrucción de Panem, una década después de la Primera Rebelión de los distritos, comúnmente conocida como los Días Oscuros. Con el telón de fondo de los juegos que se avecina, vemos la pugna entre el poder impuesto y las células rebeldes que buscan salir adelante a pesar de estar asfixiadas por un sistema inmisericorde.

Francis Lawrence vuelve a ponerse tras la cámara para dirigir esta película tras haber hecho lo propio con tres de los títulos precedentes: En llamas, Sinsajo Parte 1 y Sinsanjo Parte 2. Así que no es de extrañar que haya en esta película cierta continuidad estilística que le hace bien, aunque su excesiva duración y el abrupto paso de un tramo a otro le pasen factura.

Porque la cinta puede dividirse en dos bloques muy diferenciados entre sí tanto a nivel de tono como de montaje, ritmo y tratamiento. Mientras que la primera parte funciona como un tiro y nos zambulle sin problema en la narración con sus nuevos rostros asociados (fabulosos la villanesca Viola Davis y el inquietante Peter Dinklage), la segunda se antoja estirada al comienzo y precipitada al final.

Eso sí, como era de esperar, Balada de pájaros cantores y serpientes está plagada de guiños a las películas precedentes, algo que ya habíamos podido constatar con los avances de la película en los que asistíamos tanto a la improvisación del saludo de Rachel Zegler como al origen del nombre de Katniss, por apuntar solo un par

El apartado musical es notable y quizás donde más brilla una Rachel Zegler muy fotogénica y de voz aterciopelada que interpreta con gran sentimiento The Hanging Tree, entre otros temas, pero que convence menos con su interpretación de lo esperado.

Un muy caracterizado Tom Blyth por su parte, se hace cargo del rol del gran Donald Sutherland cuya sombra es demasiado alargada. La química entre ellos, que son los ejes centrales de la narración, funciona solo a medio gas.

Son los secundarios los que brillan especialmente: desde los ya nombrados Davis y Dinklaga y la estilosa Hunter Schafer, que se ha convertido en una de las favoritas para aparecer en el live-action de Zelda (aunque se prodiga poco en la peli, por desgracia), hasta Jason Schwartzman como presentador de los juegos, pasando por Burn Gorman, Fionulla Flanagan o Josh Andrés Rivera.

En resumidas cuentas, Balada de pájaros cantores y serpientes es una película algo irregular, que ofrece un espectáculo fantástico por momentos pero con muchos altibajos. Su peor enemiga: la sala de montaje, donde no se ha sabido discriminar el material rodado para elevar sus virtudes y disimular sus defectos.

Definitivamente, daba para más teniendo en cuenta que quiere explorar temas tan universales, profundos y perennes como el instinto de supervivencia, la traición o los abusos de poder en una distopía con la que tan bien familiarizados estamos.

VALORACIÓN:

Mastodóntica en ciertos niveles pero irregular en su forma: la precula de Los juegos del hambre es una película correcta pero que no termina de explotar todo su potencial a la hora de desarrollar los personajes y los temas de gran calado que expone.

LO MEJOR:

Los personajes secundarios, el diseño de producción y la primera parte de la película, con el desarrollo de los Décimos Juegos del Hambre.

LO PEOR:

El precipitado desenlace, la excesiva duración de la película y el cambio de tono que se produce en su segunda mitad.
Hobby

67

Aceptable

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