Inauguramos el curso de terror con la llegada a carteleras de Scream, la quinta película de la saga nacida en 1996 que tuvo como director a Wes Craven. ¿Cómo se diferenció de otras franquicias? Con los constantes guiños a los espectadores y su metalenguaje:Scream: vigila quién te llama "revolucionó" el slasher y asentó nuevas reglas para el subgénero siendo una película muy influyente.

Llegarían después Scream 2 en 1997, Scream 3 en el año 2000, Scream 4 en 2011 (última película dirigida por Craven antes de fallecer de cáncer) y la serie Scream cuya emisión arrancó en 2015 y contó con tres temporadas de calidad decreciente.

Ghostface ha sido también todo un icono (además de disfraz recurrente y facilón de Halloween) tanto en el terreno del pavor como de la parodia gracias a Scary Movie, la comedia del año 2000 que nos hizo reír a carcajadas con el villano "fumeta" mientras el guión se cachondeaba de lo lindo del auge del cine de terror adolescente de finales de los 90. 

Uno de los grandes atractivos de esta nueva película es el hecho de que regresen los intérpretes originales, que son de alguna manera un pilar fundamental, más de un cuarto de siglo después tras encarnar por ultima vez a Sidney Prescott, Gale Weathers y Dewey Riley.

El tiempo no ha pasado por todos ellos con la misma clemencia, todo hay que decirlo, y su participación es en calidad de secundarios, como cebo para atrapar al público nostálgico.

¿Qué hay de las caras nuevas? Aparte de Neve Campbell, Courteney Cox y David Arquette, componen el reparto Jack Quaid (The Boys), Jenna Ortega (You), Melissa Barrera (En un barrio de Nueva York), Marley Shelton (Rise), Kyle Gallner (Ghosts of War), Dylan Minnette (Por trece razones), Mikey Madison (Monstruo), Jasmin Savoy Brown (Sound of Violence) y Mason Gooding (Súper empollonas).

Llegados a este punto, toca dilucidar de qué trata Scream y si realmente merece la pena revistar este universo ficcional otra vez o ya está más quemado que las Fallas del año pasado. No hay que ser un lince para adivinar que básicamente estamos ante una de esas películas en las que el quid de la cuestión es desenmascarar el asesino.

"Siempre es alguien que conoces", rezaba el subtítulo de la cinta, así que el éxito o fracaso depende de lo bien que esconda sus cartas y ahí entra en juego el ingenio del guión y la audacia del espectador.

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Una de cal y otra de arena en este sentido: por más que todas las bromas autorreferenciales de turno aligeren el tono de la cinta y casen con el espíritu de lo que se espera de ella (hay conversaciones sobre el propio cine de terror y una buena dosis de humor meta), se cargan también los crescendos narrativos y, peor aún, la trama no llega a un final satisfactorio. 

Muchos flecos en una cinta mal resuelta que nos lleva del dejà vu a la decepción a pesar de sus encomiables esfuerzos por mantenerse fiel a los principios de Craven, algo que se queda en intento... y es que no es fácil medirse con alguien que, como decíamos al comienzo, manejaba el lenguaje cinematográfico como pocos y cambió los códigos del género.

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Es cierto que Scream apela a la complicidad con el espectador y que en ciertos momentos su autoconsciencia es disfrutona, pero se queda muy lejos de las expectativas y no consigue alcanzar las cotas de originalidad y frescura de la primera película de la saga.

Puede que el cine de superhéroes haya contribuido a dinamitar las posibilidades de éxito de la autorreferencialidad... por puro desgaste. En este caso los personajes parecen estar hablando en nombre de los guionistas... pero en la sala de descartes.

No estaría de más que se rompiera el bucle infinito de reinvenciones de éxitos anteriores, se abonaran terrenos distintos y dejaran de darles vueltas a los mismos personajes.

Las jocosas reflexiones sobre el terror elevado o el fandom tóxico no son ni tan inteligentes como pretenden ni están bien hilvanadas en la trama.

Necesitamos nuevas historias y enfoques y está claro que el terror tiene que darnos muchas alegrías este año. Lástima que Scream no sea una de ellas.

Stab va por la octava entrega, pero no hace ninguna falta emularla... El concepto de recuela (remake + secuela) o clasicuela no solo resulta poco divertido sino desesperante. En el horizonte, la amenaza de un Screamverso que, sinceramente, no puede ser menos apetecible.