Crítica de Space Force temporada 2: ligeramente mejor y más breve, pero aún así endeble

Hace ya dos años que se estrenó la primera temporada de Space Force, todo un derroche de recursos puestos al servicio de una comedia que, no nos vamos a andar con paños calientes, fue más fallida de lo esperado. Sobre todo teniendo en cuenta el reparto que encabezaba la apuesta de Netflix: ni más ni menos que Steve Carell, John Malkovich y Ben Schwartz (The Afterparty).

A Greg Daniels, el creador de The Office, le ha ido infinitamente mejor con la serie Upload, que estrenará su segunda temporada en Prime Video el próximo 11 de marzo y ha cosechado críticas mucho más alentadoras.

En cualquier caso, hoy mismo se ha estrenado en la plataforma de streaming la segunda temporada de Space Force, compuesta en esta ocasión por solo siete episodios que mejoran la recepción en diversos sentidos: la serie tiene más ritmo y los personajes se han humanizado más, haciéndolos accesibles y cercanos.

Por el camino, sin embargo, se ha abandonado la sátira política, que era uno de los activos más relevantes del guión. Es como si Space Force 2 llegara tarde y hubiera perdido su propósito: con el fin de la era Trump, no hay a quién lanzarle dardos por sus disparatados planes espaciales y la serie se ha quedado algo descafeinada.

3 series de comedia muy cortas y muy buenas, con más de 70 en Metacritic, que puedes ver en un fin de semana en Netflix o Prime Video

¿Cómo arranca la segunda temporada de Space Force? Si no recordáis el desenlace de la primera temporada, no os preocupéis, que la plataforma os lanza un salvavidas a modo de recordatorio antes de arrancar con los nuevos episodios. 

Una vez que los astronautas han conseguido regresar a la Tierra y solventar el enorme marrón diplomático en su enfrentamiento con la misión china, el general Naird tiene que dar explicaciones a los altos mandos militares.

Grabanston hace todo lo posible por tratar de boicotearlo pero las declaraciones de sus compañeros, aunque conflictivas en muchos puntos, salvan a Space Force de la quema.

Al menos, de forma momentánea: con un plazo de cuatro meses para demostrar su valía y un drástico recorte presupuestario, el grupo se enfrenta a la situación más precaria que ha sufrido nunca.

La capitana Ali, por su parte, tiene que lidiar con la prensa y con el estrés post-traumático, así que se ve a sí misma en un circo de varias pistas intentando no desmoronarse y explorando su relación con el doctor Chang, muy confundido con su actitud. Intentará mediar entre ambos Tony Scarapiducci con su habitual sentido del humor y todo su encanto desplegado.

Uno de los aspectos de los que se mofa la serie es que la propia división Space Force es un gasto que no merece la pena... y ese concepto, lamentablemente, es trasvasable a la propia serie. Está claro que cuenta con un estupendo diseño de producción y que incluso se ha hecho un esfuerzo por amoldar a los personajes para que sus dinámicas sean mejores, pero el resultado está lejos de ser óptimo.

Incluso se ha perdido un poco el tono de buddy movie que hacía que los roces entre los personajes de Carell y Malkovich chocaran de una forma bastante divertida.

La tibia respuesta de crítica y público de la primera temporada ya dejaba en el aire la renovación... que nos asombró a más de dos, teniendo en cuenta que Netflix ha cancelado series incluso premiadas a tenor de quién sabe qué criterio. 

Bastante plana y algo insulsa, esta segunda temporada podría haber reconducido la serie, dejando que se asentaran los personajes y creando una trama clara, pero nada más lejos. Da la sensación de que se ha tirado la toalla y que los creadores se han rendido ante la evidencia de que no funciona.

Netflix la ha estrenado además por la puerta de atrás, sin ofrecer screeners a la prensa por adelantado ni promocionarla de ningún modo, lo que es bastante elocuente respecto a la confianza que tienen en su producto. Léase: ninguna. No han subido al centro de prensa ni el tráiler en castellano ni imágenes de los nuevos episodios...

A quien le pique la curiosidad por ver el desenlace (esta vez queda clarísimo que definitivo) que sepa que como comentamos al comienzo son solo siete episodios de menos de media hora que se maratonean rápido. Eso sí, tened claro que deja poco poso y que no os va a desencajar la mandíbula precisamente a base de caracajadas.