Crítica de El Test, una comedia española que demuestra que el dinero no da la felicidad

El refranero español nos enseña que más vale pájaro en mano que ciento volando. Pero el libreto de Jordi Vallejo, convertido ahora en guion cinematográfico por él mismo, nos invita a que pensárnoslo dos veces.

Y planta una pregunta. Si te dan a elegir entre 100.00 euros ahora o un millón dentro de diez años, ¿qué escogerías?

Ese es El test al que se refiere esta nueva película de Dani de la Orden (Élite, Mamá o papá, El mejor verano de mi vida), basada en una popular obra de teatro que se estrenó en 2016 en Barcelona y ha cosechado un gran éxito dentro y fuera de nuestras fronteras. 

El test se estrena en cines el 2 de septiembre, por cierto, mismo día que otra película dirigida por Dani de la Orden, 42 segundos, un drama deportivo sobre waterpolo ambientado en Barcelona 92.

El dinero saca lo mejor... o lo peor de nosotros

El test es la primera obra de teatro de Jordi Vallejo, guionista de cine y tele que también se ha encargado de adaptarlo a esta versión cinematográfica, una historia que quedará inmortalizada para la posteridad con Miren Ibarguren, Alberto San Juan, Carlos Santos, Blanca Suárez y Antonio Resines.

El Test busca repetir la misma fórmula que funcionó tan bien hace cinco años con Perfectos Desconocidos, porque su planteamiento tan teatral es muy parecido: dos parejas, amigos de la universidad, se reúnen para una amistosa cena que se vuelve cada vez más tensa al querer poner a prueba este test.

A uno de los amigos la suerte le ha sonreído más, y no bromea cuando, tras una acalorada discusión, le ofrece a sus amigos la oportunidad de conseguir los cien mil ahora... o el millón en una década.

Los personajes están construidos con "estereotipos verosímiles": son lo suficientemente creíbles como para que empaticemos y nos los creamos, pero todos tienen un punto de excentricidad (y algo de cabronería) que nos avisa de que no deberíamos encariñarnos demasiado. 

Esa caracterización está muy bien equilibrada para que todos tengan sus momentos simpáticos sin privarles de sus defectos para que así evitemos "tomar bandos" que condicionarían el visionado según avanza la noche.

Como es natural, la velada se volverá más violenta a cada minuto y enredándose más y más, y como en Perfectos Desconocidos, es muy divertido sentarse a ver cómo se autodestruyen mientras agradeces que tus reuniones sociales no son tan hostiles... aunque habrá alguno a quien le gustaría que fueran tan chisposas.

Esto hace que El test sea una película muy entretenida y fácil de ver, ligera pero también interesante y que te hará pensar mientras la vez: es fácil reprochar desde la butaca, pero ¿qué haría yo en esa situación?

Eso sí, también es bastante desigual: si al principio resulta fácil identificarnos con sus argumentos y ver cómo defienden sus posturas, según avanza la noche las discusiones se vuelven repetitivas y el guion recurre a giros menos imaginativos y predecibles para seguir estirando su premisa y justificar el final impactante.

Particularmente negativo es el personaje de Antonio Resines, un acople de esta adaptación cinematográfica cuya función parece simplemente llenar cartel y ofrecer algo de alivio cómico junto a Luna Fulgencio, joven actriz de las películas de Segura como Padre no hay más que uno (pero no nos confundamos, que esta película no es apta para un público familiar).

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Prohibido hablar de dinero en la mesa

El test no es tan graciosa como puede parecer, algo que en realidad se agradece, porque aquí su valor como comedia se deriva de lo absurda que es la situación, y los golpes de humor que la salpican no suelen funcionar y lo único que consiguen es parar el ritmo.

Naturalmente, al ser una adaptación de una obra de teatro, es también muy estática: la introducción sí se mueve por varias localizaciones y ayuda a presentar mejor a los personajes, pero casi la totalidad de la película sucede dentro del casoplón. El espacio está bien utilizado dentro de sus posibilidades, pero podría haber ofrecido algo más de dinamismo.

El resultado final queda algo irregular: si bien la premisa es interesante y los personajes son carismáticos y están bien construidos, da la sensación de haber sido estirado demasiado. 

Todas las reflexiones que podrían hacerse sobre el tema se exponen en la primera mitad, y para mantener el interés durante la hora y media, se recurre a una "terapia de choque" con giros de guion que tocan personalmente a los personajes de formas bastante convenientes.

Es una segunda mitad que busca ser más visceral, pero que también resulta más artificial, aunque sí consigue sorprender con su final: habrá quien salga decepcionado de él, pero tal y cómo se construye la historia, no podían permitirse otra cosa.