Crítica de Veneciafrenia, la película de Álex de la Iglesia

"El que no se arriesga no pasa la mar", reza el dicho popular. Álex de la Iglesia lo ha cambiado "la mar" por "el canal" y ha asumido muchos riesgos para rodar en Venecia un slasher cargado de mensajes que van un poco más allá de lo que se espera de un festín de sangre (sin descuidar esto último).

Veneciafreniaes el primer título del sello The Fear Collection, una antología de películas de terror que han surgido del acuerdo de Pookepsie Films con Sony Pictures y Prime Video. La segunda película, Venus, vendrá con la firma de Jaume Balagueró en la dirección inspirándose en el cuento de Lovecraft "Los sueños de la casa de la bruja" y con Ester Expósito como protagonista.

Pero volvamos a Veneciafrenia, que se estrenó en el marco ideal: el Festival de Cine de Sitges, y llega ahora a las salas de cine.

La película sigue a un grupo de amigos que viajan a la ciudad italiana con la intención de celebrar una despedida de soltera. Isa (Ingrid García-Johnsson) está a punto de casarse con su controladora pareja, pero antes quiere perderse por las intrincadas calles de Venecia con sus amigos y vivir una noche de diversión y desenfreno.

La acompañan su hermano José, que aborrece salir en fotografías, su amiga Susana (Silvia Alonso) y una pareja: Arantza (Goize Blanco) y Javi (Nicolás Illoro). Sin embargo, nada más llegar, se encuentran con una manifestación en contra de los cruceros masivos y José se cae al agua, perdiendo el móvil.

A pesar del percance y de la accidentada llegada, los cinco están dispuestos a darlo todo en una noche loca en la que son invitados a una fiesta de disfraces privada... lo que no saben es que alguien se está cobrando víctimas entre los viajeros descuidados y que ellos pueden ser los siguientes. De repente la ciudad se torna un lugar hostil para ellos.

Las mejores películas de terror slasher de todos los tiempos

Un rodaje complicado y varios problemas técnicos

La mayor fortaleza de Veneciafrenia es la imaginería que hay detrás de la película. Los títulos de crédito iniciales son una obra de orfebrería que ya nos pone en la pista de que hay un homenaje constante al cine de terror italiano de los 70. 

A eso se le suman las máscaras, las caracterizaciones de los personajes y el férreo control de los espacios cerrados para crear atmósferas inquietantes, pero también para componer planos preciosistas y recargados en los que se funde la tradición y lo transgresor. Venecia se presta mucho a este mix y sirve de marco ideal para la acción.

Álex de la Iglesia respira verdadero amor por el giallo en una cinta que, lamentablemente, se aleja de los estándares de calidad a los que nos tiene acostumbrados, sobre todo cuando rueda en espacios abiertos.

La película tiene muchos problemas: de montaje, de etalonado e incluso de verosimilitud en las interpretaciones principales. Y la principal razón de todo ello es que el director no está en su medio y se nota. Después de entrevistarlo a él y al reparto, es fácil comprender las dificultades derivadas de un entorno tan poco amigable para llevar a la práctica un guión tan ambicioso.

Varios discursos de denuncia muy pertinentes

En un mundo en el que impera el espectáculo y la mirada vicaria de la tecnología, vemos cómo un turista es masacrado ante una multitud que aplaude, pensando que lo que ve no es otra cosa que una representación. ¿Ficción pura y dura? Ojalá: cada día somos más esclavos del móvil al punto de que nos vuelve miopes.

Pero éste es solo uno de los recordatorios que Veneciafrenia tiene para nuestras conciencias... el que impera y guía la narración es el de la denuncia del turismo "de consumo", del que por cierto nuestro país también es víctima. Ciudades devoradas y devastadas por hordas humanas a la caza de la foto de rigor pero que ni comprenden ni parece que quieran comprender lo que ven.

Al final, el horror que propone la película no tiene tanto que ver con las muertes truculentas o con la hemoglobina implicada en el proceso, sino con la realidad más tangible y menos fantasiosa. 

Ver galería

Veneciafrenia - Galería de imágenes (4 imágenes)

Si una de las críticas recurrentes a las obras de Álex de la Iglesia precedentes es que se le suelen ir de las manos los desenlaces por llevarlos a clímax megalómanos, aquí el espectador se dará de bruces con una sorpresa inesperada: la película se resuelve de forma taxativa y casi diríamos que poética: frugales explicaciones y una nueva interpretación memorable de Cosimo Fusco (30 monedas).

Veneciafrenia no es una película redonda, ni mucho menos, pero sí que cuenta con suficientes atractivos como para hacer de ella una propuesta diferente y arriesgada, que ya es mucho decir en una industria en la que se hacen demasiadas fotocopias.

Puede que sea endeble para presentar un sello de nuevo cuño y fácilmente la cinta menos solvente del director, mas hay que reconocerle el mérito de haber salvado muchísimos obstáculos y haber reunido el talento necesario para llevarla a puerto.