La industria cinematográfica, y si nos apuráis, la televisiva también, es muy peculiar. Son capaces de convertir a personajes relativamente poco conocidos de los cómics como los Guardianes de la Galaxia en un taquillazo inconmensurable que de la noche a la mañana está en boca de todos al tiempo que son capaces de tener personajes icónicos de siempre como Los Cazafantasmas y hacer un filme completamente olvidable por la gran mayoría de los espectadores.
También nos sumen en las dudas con muchas de sus decisiones creativas y a nivel de producción como la realización de reboots que nadie ha pedido, remakes hasta la saciedad o la cancelación de sagas de forma fortuita y el abandono de proyectos que parecían prometedores. La industria del séptimo arte es, como decimos, un misterio en muchas ocasiones.
Más de una vez hemos hablado en algunos artículos y en los comentarios de los mismos sobre películas que de repente resultan ser un fracaso para la productora, que no duda en señalar a la cinta como un fracaso y marcharse para apartarse de dicho fiasco. Uno de los casos recientes es el de X-Men: Fénix Oscura, la última película producida Fox de la saga de X-Men que se estrenó ya bajo el manto de Disney. Sin embargo, el resultado estuvo lejos de ser el deseado por la Casa del Ratón.
Amortizar no es suficiente
Uno de los primeros y más relevantes detalles en los que debemos reparar a la hora de comprender por qué algunas películas se consideran un fracaso es el hecho de que una productora, o un estudio es una empresa, y como en todas las empresas, el objetivo principal a la hora de abordar un proyecto son los beneficios, el dinero contante y sonante, la cartera llena y la cuenta bancaria en verde y llena de ceros a la derecha. Con esta premisa, damos por sentado que no tendremos que explicar que, si una película cuesta 100 millones de dólares y gana 60, se considera un fracaso a nivel económico.
Pero, ¿Y cuando la película se amortiza? Una película queda amortizada cuando se recupera la inversión realizada en la producción. Vamos, que si tenemos un presupuesto de 100 millones de dólares para producir la película y ganamos 100, ya hemos amortizado la película, vamos, que no perdemos pasta. Pero incluso las películas que quedan amortizadas y ganan algo más de dinero del que se invirtió se pueden considerar un fracaso por parte de la productora.
De hecho es el caso concreto de X-Men: Fénix Oscura, que volvemos a retomar. La película tiene un presupuesto declarado de 200 millones de dólares, y tras su andadura en taquilla consiguió recaudar algo más de 252 millones en todo el mundo. Vosotros, nosotros -desde luego yo si- consideraríamos que oye, 52 millones de beneficios no están mal, ¿No? Pues no. Si se tratase de una película tipo Chanquete resucita y atormenta la Costa del Sol sería un éxito, pero tratándose de una presunta franquicia taquillera como X-Men, las expectativas son infinitamente más altas.
Una película del calado de X-Men: Fénix Oscura, con lo que supone ser el final de la saga de X-Men que tiene casi 20 años y con el reparto que tiene debería haber recaudado entre 500 y 700 millones de dólares siendo prudentes. Este tipo de producciones son las que tienen que tener más margen de beneficios de cara a que el estudio pueda afrontar nuevos proyectos y ampliar sus horizontes. Y si, estamos hablando de Disney que tiene más pasta que un restaurante italiano, pero es en este tipo de películas donde la Casa del Ratón también tiene que sacar mayor rendimiento.
La crítica también cuenta
Si bien la crítica profesional suele ser el factor menos relevante a la hora de que una productora decida si una película ha sido o no un éxito, eso no implica que los estudios no tengan un claro referente de lo que piensan los críticos de cine. Hay que tener en cuenta que son gente que ve películas hasta que se les cierran los párpados de cansancio y están acostumbrados a analizar las virtudes y faltas de una producción con la mayor imparcialidad posible, por lo general, porque es imposible que una parte de la opinión personal se destile en las críticas.
Como decimos, no es un factor de lo más relevante, pero la ausencia de buenas críticas si que puede afectar a la predisposición de un estudio a la hora de abordar un proyecto relacionado. Muchos de vosotros habréis visto en tráilers, pósters y carátulas como las productoras de cine citan a críticos de renombre de todo el mundo que han hablado bien de la película. Evidentemente no van a poner a alguien diciendo "Me dormí a los 10 minutos y me despertó el de la limpieza".
En Estados Unidos, muchos críticos están especializados en determinados géneros cinematográficos, y si no les gusta algo, afecta negativamente a la opinión pública, de la que hablaremos ahora después, por lo que no sería la primera vez que alguna producción realiza cambios in extremis tras una primera tanda de visionados porque a los críticos no les ha gustado algo de una película. Otras veces no se puede hacer nada y la película sale a las bravas como está, aunque el estudio ya la considere un fracaso.
La opinión pública, el gran jurado del cine
Para bien y para mal, el segundo valor (si, por desgracia la pasta estará siempre por encima de nosotros en estos temas) más relevante a la hora de considerar una película un fracaso es la opinión del público en general. Tradicionalmente se han estado utilizando páginas como Rotten Tomatoes para sondear a la gente que ha visto las películas y podían valorar la misma (Cosa que podéis hacer también aquí en Hobbyconsolas). Sin embargo, la proliferación de trolles de Internet como setas en estas páginas, han comenzado a obligar a las productoras a volver a viejos sistemas.
En alguna ocasión, especialmente los fines de semana de estreno, es posible que os hagan una encuesta en alguno de los cines donde veáis una película para conocer vuestra opinión de la misma. Las distribuidoras y productoras están recuperando este sistema mientras las webs como Rotten Tomatoes han comenzado a exigir que las cuentas que puedan valorar películas estén verificadas.
La opinión del público en cuanto a una película puede suponer un duro golpe para una producción, especialmente en grandes franquicias donde los fans no dudan en boicotear las siguientes cintas. ¿Queréis un ejemplo? Retrocedamos a 2017 con el estreno de Star Wars episodio VIII: Los últimos Jedi, probablemente la película de Star Wars que más ha dividido a los fans de Star Wars en los 42 años de la saga (aunque eso no es especialmente difícil). Uno de los movimientos fans que provocó el rechazo de la película supuso que parte de la taquilla de Han Solo: Una historia de Star Wars se viera afectada.
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Y si, Han Solo: Una historia de Star Wars es considerado otro de los fracasos de Disney y el primer gran fracaso de Lucasfilm con una película de Star Wars. Vale que no toda la culpa fue del boicot de algunos fans, la película adoleció durante su producción de numerosas polémicas, y la estrategia de marketing y estreno de Disney fue penosa. Luego ya, la película os puede gustar más o menos.
Los estrenos como sondeo
Los lectores más asiduos de Hobbyconsolas sabéis que muchas veces hablamos de los fines de semana de estreno de diferentes películas como un indicador importante que los estudios tienen muy presente a la hora de valorar el rendimiento de una película, y por supuesto un fin de semana de estreno flojo puede redundar en que el estudio considere un fracaso una de sus películas. Claro que en ocasiones algunas películas remontan, como fue el caso de Hobbs & Shaw, el spin-off de Fast & Furious que no alcanzó sus objetivos en su estreno pero después ha remontado con creces.
Y no podemos despedirnos de este reportaje sin hablar del caso del reboot de Cazafantasmas. Una película con un presupuesto declarado de 144 millones de dólares que ganó casi 230 millones en taquilla. Sin embargo nadie en su sano juicio quiere que Paul Feig y su reparto de actrices vuelvan a tocar la franquicia de Cazafantasmas. El propio Dan Aykroyd ha considerado la película un fracaso aunque en primera instancia defendió el reboot.
Por último, tened presente que muchas grandes producciones tienen varias productoras detrás, por lo que las cifras de recaudación no van íntegras a la misma compañía. Un buen caso por ejemplo es el de Disney y Sony con las películas de Spider-Man, donde Disney solo se llevaba un 5 por ciento de las ganancias en taquilla, por lo que con Spider-Man: Lejos de casa, Disney solo se embolsó algo más de 60 millones de dólares aunque la película ha recaudado más de 1.100 millones de dólares en todo el mundo. Ojo, es un caso como simple ejemplo, porque la película del trepamuros está muy lejos de ser un fracaso para nadie.
Bueno, a grandes rasgos estos son los motivos que pueden llevar a una productora a considerar que una de sus películas es un fracaso. Siempre hay matices que valorar que no reflejamos aquí, y, como siempre, si queréis comentar alguno más o preguntar algo sentíos libres de hacerlo en la sección de comentarios.
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