Aunque Sylvester Stallone se ha convertido en el hombre de las tres sagas, es Rocky la que le abrió las puertas celestiales de Hollywood. También es la que más quebraderos de cabeza le ha traído, mientras que Los mercenarios es la que m´s lesiones le causó.

En 1982, solo seis años después de la primera película, Sylvester Stallone estrenó Rocky III. El actor comprendió que la saga era su refugio seguro, alejado de las convulsas reacciones que tuvieron algunos de sus proyectos.

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Sin embargo, Stallone no quería ofrecer siempre la misma historia, por lo que Rocky III y su sucesora fueron algo diferentes y el actor quiso cambiar el chip en muchos sentidos.

En el documental sobre su carrera en Netflix, Sly, Sylvester Stallone rememora cómo los cambios que quiso implementar en Rocky III fueron vistos como una locura por parte de los productores.

Sylvester Stallone se salió con la suya en Rocky III

Ya fuesen las elecciones para el reparto, los cameos o, incluso, la música de la película, cada decisión de Stallone era respondida con un "es ridículo".

"A todas las decisiones que quise tomar, como que quería usar a Mr. T; quería que Survivor hiciera Eye of the Tiger; ¡quería a Hulk Hogan!; a todo respondían: 'Es ridículo. Eso es ridículo'. Y dije: 'No sé, es ridículo, pero es cinematográfico. Es interesante, diferente'".

Finalmente, el actor se salió con la suya y Rocky III contó con los tres elementos que menciona en el documental de Netflix. La película no es la mejor de la saga, pero tampoco la peor, y mantuvo ese cambio de aires que Sly buscaba.

Rocky III y Rocky IV son más parecidas a los cómics que a las dos primeras películas, tal y como indican en el propio documental, pero eso no es algo malo per se, puesto que fueron un soplo de aire fresco para la primera gran saga de Sylvester Stallone.