Desde 1995, los apasionados del videojuego teníamos marcado en nuestro calendario el mes de junio, en rojo y con purpurina, ante la promesa de un evento que disparaba nuestras expectativas hasta el infinito y más allá.
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Una feria, el E3, que, a lo largo de los años, nos ha dejado momentos memorables y ha servido para desbordar ríos de tinta con lo bueno, lo malo y lo regular. La mayor feria de videojuegos del mundo.
Un evento que, eso sí, hacía tiempo que había perdido lustre y esplendor y que se había acomodado en exceso en su glorioso pasado sin apenas innovar y dejándose pisar terreno sin darse cuenta de las consecuencias. Como la rana en la cazuela que se calienta poco a poco.
El E3 llevaba varios años enfermo, acosado por los rumores y las filtraciones, los eventos online paralelos, el abandono de expositores… Si antes había que estar en el E3 para ser alguien, en los últimos años la tónica era desvincularse del E3 para destacar.
Se veía que el evento languidecía y la llegada de la Covid le ha puesto la puntilla. El E3 de 2020 se canceló por la pandemia mundial, pero, en lugar de aprovechar para buscar una cura, la ESA (Entertainment Software Association) se dejó llevar por las circunstancias, apelando a lo inaudito de la situación.
Y como a rey muerto, rey puesto, Geoff Keighley (antiguo colaborador de la ESA en el E3) se sacó de la manga su propio evento, para llenar el hueco y arramplar con un dinerito aprovechándose de las ganas de emociones del personal.
El Summer Game Fest estuvo, de mayo a agosto, mareando la perdiz con un rosario de eventos que iban de lo interesante a lo soporífero. Y que lograron que se perdiera lo único realmente mágico del E3 a estas alturas: la emoción.
Como ya he dicho en varias ocasiones, con el paso de los años el E3 había perdido sentido, ya no cumplía el objetivo práctico para el que había sido creado, pero tampoco había evolucionado, al menos, al mismo ritmo que su propia industria.
Como todas las ferias, el E3 trataba de reunir a editoras con desarrolladoras, clientes y prensa. Que unos mostraran sus proyectos para que otros los compraran, que la prensa ofreciera su feedback y los diera a conocer a los usuarios. Servía para enseñar y, además, para tomar el pulso a la industria. Pero ya no es necesario.
Ahora es fácil reunirse, incluso a miles de kilómetros de distancia; los planes de marketing y de negocio se cierran con años de antelación (casi en paralelo al desarrollo de los juegos).
Las grandes editoras preparan sus propios eventos online destinados a llegar al gran público y a la prensa (en este orden) y los celebran cuando mejor les viene, no cuando algún organismo externo decida que es el momento. Y les sale más barato, muchísimo más barato…
Eso sí, pese a todo, la feria, en su escenario físico y luciendo sus mejores galas, era una manera de demostrar al mundo lo grandes que son los videojuegos, lo lejos que pueden llegar y lo potente que es la industria.
El E3 ya no era “útil”, pero si una demostración de músculo. Era una fiesta, un espectáculo que deslumbraba con su puesta en escena y que atraía incluso a la prensa generalista. Ya no tenía valor comercial, pero seguía teniendo un gran valor emocional.
Un valor emocional que no supo heredar el Summer Game Fest, estirado como un chicle para rellenar meses con poco, con eventos vacíos con escasa magia y menos emoción. Al menos, el año pasado sirvió para mostrar un vídeo de Elden Ring…
El E3 del 2021, enteramente online, fue un poco decepcionante y corrió paralelo a un nuevo Summer Game Fest y a algún que otro evento extra. Al final, junio de 2021 sí que nos dejó sensación de movimiento, aunque no abrió noticiarios generalistas.
Este año, el E3 se cancela definitivamente, con la promesa de volver renovado en 2023… ¿Volverá? ¿Encontrará la ESA la tecla que sirva para emocionar a los expositores, que los impulse a superarse a invertir toneladas de tiempo, talento y dinero en preparar la feria de Los Ángeles?
Ojalá que logre encontrarla. Yo no sé si lo tengo tan claro. Puede que la Covid haya encontrado una nueva víctima colateral en su camino de destrucción…
Ojalá que me equivoque, por que, aunque Geoff Keighley parece haber aprendido la lección y parece que no nos va a dar el tostón todo el verano, solo en junio (o eso quiero creer), no tengo mucha fe en que sea capaz de crear esa magia que hacía especial al E3.
Como profesional de esto, el E3 siempre ha sido abrumador. Un par de semanas de curro salvaje, involucrando a mucha gente y siempre con la espada de Damocles del tiempo colgando de nuestras cabezas.
Eso sí, resultaba gratificante ver el resultado. Y, al final, cuando se apagaban los focos, era posible dibujar una imagen, algo desenfocada pero suficiente, de por dónde iban a ir los tiros en los próximos meses.
Este año probablemente no tengamos una semana horrible, pero puede que tengamos muchos meses de mareo. De ahora sí, ahora no. De eventos anunciados en un aquí te pillo aquí te mato (para los que seguimos en la prensa en papel, el tiempo es fundamental).
Como profesional, me da pereza. Como usuaria, no sé si me va a provocar tanta ilusión. Lo mismo me hago mayor, pero los dos últimos años, uno sin E3 y otro con E3 descafeinado, no han sido, ni de lejos, tan emocionantes como los anteriores… ¿Me ha faltado expectación? Hype, diréis algunos.
Es verdad que el E3, en términos práctico, no importa demasiado. No va quedar ningún juego por anunciarse que estuviera planeado anunciarse. No va a quedar un vídeo sin estrenarse que estuviera previsto ser estrenado, pero…
¿Va a ser igual de emocionante? ¿Nos va a dejar la misma satisfacción? ¿Esperaremos con las mismas ganas a las tantas de la madrugada si la expectación no es la misma?
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¡Suscríbete!El E3 era celebración, magia… Trataba de saturar tus sentidos desde la misma puerta y llevarte en volandas, vendido a su encantos desde el minuto uno. Sí, vamos a estar igual de informados que siempre, pero seguramente no estaremos igual de emocionados.
Eso es lo que era el E3 y no parece que el Summer Game Fest sea suficiente para llenar ese hueco. Para la mayoría de vosotros, que no haya E3 también es un duro golpe según esta encuesta...
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