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¿Las películas de superhéroes son "perjudiciales" realmente para la industria cinematográfica?

Vengadores Endgame
¿Perjudica el cine de superhéroes al séptimo arte? ¿Realmente se comen el presupuesto de otras producciones? Analizamos y opinamos sobre la polémica servida por las declaraciones de Martin Scorsese y compañía al respecto.

Como sin duda muchos de vosotros sabéis, las últimas semanas han estado marcadas por la polémica iniciada por Martin Scorsese al referirse a las películas del Universo Cinematográfico de Marvel como algo que "no son cine". Desde ese momento, la industria cinematográfica se polarizó en profesionales a favor y en contra de esas declaraciones. Declaraciones en las que se han dicho verdades como puños, pero también alguna que otra patinada de nivel legendario.

Desde otros grandes cineastas como Francis Ford Coppola o James Gunn hasta el propio CEO de The Walt Disney Company, Bob Iger, son muchos los profesionales que viven de la industria los que han querido pronunciarse al respecto. Y es que como ya diría Harry Callahan... "las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene uno".

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Pero... ¿Realmente hace tanto daño al sector audiovisual la existencia del cine de superhéroes? Bueno, en realidad, la respuesta va a ser más bien mixta, pero vamos a ello.

El problema de la saturación...

Es innegable que entre Marvel Studios y DC Films (Disney y Warner respectivamente), el cine de superhéroes ha proliferado durante la última década. Venga, digamos 12 años para curarnos en salud. Anteriormente, existían ya las obras del género, como las películas de Batman iniciadas por Tim Burton o algunas películas de personajes que, dentro del resultado que tuvieron, tienen su estilo y alguna se recuerda con cariño, como las películas de Spider-Man de Sam Raimi, mientras que otras con infamia, como la película de Daredevil de Ben Affleck.

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A finales de la década de 2000, algo cambió y una tendencia en ascenso comenzó a motivar a muchos cineastas y productores. Christopher Nolan había dado con una tecla de lo más interesante con su trilogía de El Caballero Oscuro, mientras que, en 2008, Jon Favreau dio en el clavo con la presentación de Iron Man, dando a Robert Downey Jr uno de los papeles de su vida que estaba hecho como anillo al dedo para él. Esa película propició que se crease el Universo Cinematográfico de Marvel, antes de que Disney comprase la Casa de las Ideas, que por esas fechas estaba colaborando con Paramount.

Sin embargo, con el correr de los años, nos hemos ido encontrando una media de 2-3 películas anuales de Marvel que se suman a otra u otras dos películas de DC más alguna otra franquicia supertaquillera como puede ser perfectamente Star Wars. Esto, evidentemente, provoca una sensación de saturación de la cartelera en donde estas películas ensombrecen a otro tipo de cintas que no pueden dejarse presupuestos bárbaros en promocionar sus estrenos.

... y el de la exhibición

La saturación de la cartelera no es realmente el principal problema de las películas de superhéroes en toda esta polémica, ni de lejos. Y, de hecho, este problema del que vamos a hablar no es un escollo real de las películas de superhéroes, sino del cine en general. Nos vamos a centrar en las salas de exhibición, donde el precio de las entradas se ha vuelto con los años un producto casi de lujo en algunos casos.

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El precio de la vida ya es lo suficientemente alto, pero si le juntamos a unos padres con dos hijos el tener que pagar 10€ por entrada (a veces, incluso más) por ir al cine en familia, más lo que compren en el bar del cine, más ir a cenar si se les ocurriera, se les pone la gracieta de ir a ver una película en cerca de 100€ por un rato. Esto ya ha provocado que la tendencia de los espectadores sea aprovechar las ofertas, y sean en general más comedidos a la hora de escoger el plan de ir al cine en lugar de otros más económicos.

Para muestra un botón: solo tenéis que comparar las salas durante una Fiesta del Cine, con las entradas a un precio más atractivo, o en jornadas como el día del espectador, con cómo están normalmente, cuando es que una sala se llene fuera del fin de semana del estreno de una película supertaquillera. Eso, si se llena, que a veces ni eso. Esto provoca que el rendimiento en taquilla sea inferior ya de lo habitual para todas las películas en general, pero para las películas que resultan menos llamativas para el público de sala a día de hoy, más.

El cine comercial

A pesar de que pueda parecer que las películas de superhéroes tienen monopolizado el concepto de cine comercial... nada más lejos de la realidad. Este tipo de cine lleva años existiendo, que Indiana Jones también se considera cine comercial, o Regreso al Futuro, o un largo etcétera de cintas que se benefician de lo atractivas que resultan para el gran público además de que, el poder verlas en la gran pantalla y con la tecnología de una sala, siempre hace que el espectador tienda más a escoger este tipo de película a la hora de gastarse el dinero.

Regreso al futuro

Aunque ahora la brecha entre cine comercial y cine independiente (o menos comercial) es más visible, Scorsese yerra al demonizar en exclusiva al cine de superhéroes, ya que no es, ni de lejos, el único género que está haciendo que películas más basadas en la narrativa pierdan tirón en taquilla. Y dentro de este tipo de temas, cabe recordar que el cine comercial como Vengadores Endgame, se amortiza de forma bestial, mientras que otro tipo de cine proporciona menos beneficios. Esto, naturalmente afecta a muchos artistas, pero nadie debería olvidar que una productora es una empresa, y aunque nos de muchísima rabia admitirlo, una empresa, por muy cinematográfica que sea, va a mirar como prioridad a sus beneficios.

¿Realmente perjudican? ¿O benefician a la industria?

Pues al 50%, amigos. Decir y focalizar en las películas del Universo Cinematográfico de Marvel a la hora de afirmar que "se quedan el presupuesto" por parte de Scorsese resultó bastante confuso, ya que su cine y el que fomenta Disney están a varios años luz de distancia, salvo honrosas excepciones, como podría ser Hugo, de la cual me vais a permitir detenerme a hablar, porque si hablábamos hace un momento de que las películas tienen que resultar beneficiosas, he aquí un ejemplo de lo que hizo Scorsese con 150 millones de dólares de presupuesto. Ganar 32 millones netos.

Hugo recaudó 182 millones de dólares, lo que restado a su presupuesto de 150 millones nos deja unos beneficios bastante pobres para la inversión que llevaba encima. Y vaya por delante que servidor no tiene más que respeto por el cine de Scorsese.

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Desde hace décadas, el cine comercial ha sido la punta de lanza de la industria en materia de innovación tecnológica. Es en los set de películas como Star Wars, Avatar o El Señor de los anillos donde mucha tecnología que posteriormente se usa en todo tipo de filmaciones se desarrolla y mejora. Es en esas películas donde se crean sistemas para mejorar la experiencia visual y auditiva del espectador en sala, y es lo que nos vuelve a llevar a la realidad de que, si tengo que escoger entre ir a ver un bromance shakespeariano o ver como las fuerzas de Saruman asaltan el Abismo de Helm, mi decisión esté tomada de antemano.

No entendáis en ningún momento que esté diciendo que no se puedan ver otros tipos de películas en sala, porque no van por ahí los tiros, pero son demasiados factores en contra, a pesar de poder disfrutar de grandes historias con grandes narrativas. Además, cada vez son más las familias que cuentan con grandes sistemas audiovisuales en casa, donde ver este tipo de películas, con la comodidad del hogar, es cada vez más habitual, y ahí es donde entran en juego los servicios de streaming.

¿La hora del streaming?

Y es ahí, a pesar de levantar las iras de la Academia, donde Scorsese ha hilado bien. Es un director con suficiente renombre para permitirse apostar por sacar sus películas en una plataforma como Netflix, y así lo va a hacer con El Irlandés, del mismo modo que hizo Alfonso Cuarón con Roma en 2018. ¿Son películas que se disfrutarían en sala? Claro, ¿se disfrutarán igual en el sofá de casa? Por supuesto.

El mercado del streaming ha venido para dar el relevo no solo a las salas de exhibición en muchos contenidos, sino también a la televisión tradicional, y quien todavía no lo vea no tardará en verlo. Los cambios suelen costar, pero es una evolución natural que se viven en todos los sectores cada ciertos años. Hace unas décadas no nos podríais leer si no hubierais comprado la revista de Hobbyconsolas en el kiosko, y hoy nos leéis también tranquilamente desde el móvil mientras hacéis otras cosas.

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A un nivel más personal que profesional, os diré que pienso que Martin Scorsese y Francis Ford Coppola han querido hacer ruido a modo de llamadita de atención, pero no siempre nadar a contracorriente es la decisión acertada. Las modas son cíclicas, y llegará un momento en que el cine de superhéroes pase a un segundo plano, pero a día de hoy, el mercado es el que es, tanto en cine como en televisión, y es una cruda realidad que afrontar. Ahí ya, cada uno, apuesta por adaptarse, patalear, o hacer ambas cosas.

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