Dudas de PS5 que más preocupan y que Sony debería aclarar cuanto antes
La carrera por la nueva generación ya está en marcha. PlayStation 5 y Xbox Series X ocupan la mayoría de titulares estos días (los titulares de videojuegos, claro). Y es que 2020 está siendo un año duro pero emocionante, en el que (si todo va bien) podremos desquitarnos de los pesares que estamos viviendo estos meses con las nuevas y relucientes consolas a final de año.
Ambas compañías, Sony y Microsoft, han movido ya fichas, revelando varios datos sobre sus nuevas consolas. Sin embargo, y aunque aún quedan muchos meses, da la impresión que Microsoft se muestra mucho más segura con su producto que Sony. ¿Qué está pasando con PlayStation 5?
Retrocedamos un poco en el tiempo. Con PSOne y PS2, Sony reinó indiscutiblemente en el panorama de las consolas. Las máquinas de la competencia ni se acercaron a la mitad de las ventas que estaba consiguiendo. Sin embargo, con PS3 todo cambió. Aunque fue una consola muy exitosa, vendiendo más de 80 millones, su competencia directa, Xbox 360, igualó sus números durante toda la generación. Mientras tanto, y aunque era una consola con un planteamiento muy distinto, Nintendo con Wii acumuló unas ventas superiores.
Sony perdía la corona, que durante una generación no llegó a recaer en nadie. PS4 era la oportunidad de "empezar de cero" dando un golpe sobre la mesa. Y lo dio, gracias a una estrategia inicial por parte de Microsoft que dinamitó el potencial de Xbox One en su lanzamiento, que puede tildarse de desastroso, y que costó mucho tiempo subsanar. Nintendo, por su parte, se quitó de en medio con su fallida Wii U.
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El resultado es que PS4 ha arrasado, con más de 108 millones de consolas vendidas hasta la fecha, superando de largo a toda su competencia. Una generación en la que ha gozado también de algunos de los mejores juegos exclusivos, y que, con Final Fantasy VII Remake recién estrenado y The Last of Us Parte II en el futuro inmediato (coronavirus mediante), no ha terminado aún.
Da la sensación de que Sony no tiene ninguna prisa en cambiar de generación. ¿Abandonar una consola instalada a fuego en los hogares de millones de jugadores, y que sigue recibiendo juegazos exclusivos a espuertas? Sony lleva en una nube siete años, y el futuro puede ser bueno, pero tendrá que pelear mucho para que sea mejor. De hecho, que la competencia se haya puesto las pilas, y que haya nuevas tendencias en el horizonte, como un creciente peso del mercado digital o del streaming, han cambiado por completo el panorama.
Para entender este cambio de los vientos, sólo hay que ver los pasos que ha ido dando Microsoft. La compañía de Redmond presentó la consola por sorpresa en uno de los mejores marcos posibles: los Game Awards, uno de los eventos globales de videojuegos más mediáticos después del E3, por la cantidad de anuncios que se realizan (y el morbo de los premios a los mejores del año). Y desde entonces (hace cuatro meses), Microsoft no ha dejado de desvelar poco a poco nueva información, incluyendo vídeos que demostraban la velocidad de la consola.
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Saber másQue mostrara desde el primer día el diseño de la consola, la torre de Xbox Series X, era toda una declaración de inetciones, con un diseño que dio para memes los primeros días, pero que ya ha sido aceptado por la mayoría. De hecho, que nos recuerde a la torre de un PC, lejos de ser motivo de burlas, da confianza respecto a su potencia.
Mientras tanto, Sony se mantiene sospechosamente callada. Su presentación Road to PS5 fue un jarro de agua fría para muchos, aunque se había avisado antes de su carácter técnico (iba a ser la conferencia del Games Developer Conference), una charla larguísima repleta de datos técnicos incomprensibles para una gran mayoría de usuarios, sin mostrar aún nada palpable, ya fuera algún juego o el ansiado aspecto de la consola. Una charla que, en cierta medida, no logró conectar con el usuario medio, ni levantó demasiada expectación.
Es cierto que, desde el principio, era una charla con el ojo puesto en la industria (se realizó en el marco de la GDC), pero Sony lo anunció a bombo y platillo, y millones de espectadores se conectaron como si fuera un State of Play especial... solo para chocarse con un muro de datos técnicos. No ha sido así con la presentación del DualSense, el mando, que con apenas tres imágenes, ha levantado bastante más revuelo.
Si duda, la charla técnica quizá fue un movimiento torpe de cara al usuario, que quizá puede haber erosionado la imagen de la compañía, aunque quizá, la comunidad desarrolladora tiene ahora más claro que puede esperar de la consola... y no los estudios grandes, que ya tienen los kits, sino los estudios pequeños e independientes.
De esa charla sí se desprendieron nuevos datos y características técnicas, aunque comparar las especificaciones técnicas es engañoso: parece que PS5 aprovechará mejor la velocidad del SSD, pero Xbox Series X tendrá más capacidad (1TB frente a 825 GB). También gana, al menos por el momento, en cuestiones de retrocompatibilidad: Xbox Series X será compatible con todas las generaciones anteriores de Microsoft, mientras que PS5 solo lo será con los juegos de PS4., aunque puede que no con todo el catálogo, al menos de primeras.
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Tampoco sabemos nada de los juegos. No es que el caso de Microsoft sea muy diferente, pero al menos tienen una gran exclusiva confirmada: Hellblade II, uno de los frutos que dará la nueva "armada" de estudios que Xbox ha comprado y reagrupado bajo el sello de Xbox Game Studios estos últimos años, como Ninja Theory, Playground Games u Obsidian. Unos fichajes muy fuertes con los que podría plantar cara a los exclusivos de Sony.
En líneas generales, parece que Xbox Series X será más potente que PS5, aunque eso siempre es engañoso. Los desarrolladores, que son los que saben, aseguran que ambas máquinas son muy potentes en lo suyo, sin que parezca que haya un claro vencedor. Al final, todo es cuestión de los juegos, y de quién es capaz de exprimir más y mejor el hardware.
Y aunque hubiera un claro vencedor en términos de potencia, sería irrelevante. La potencia bruta de una consola no define su éxito, y si no que se lo cuenten a Nintendo. Lo hacen los juegos, las prestaciones y las decisiones correctas que tome la compañía a lo largo del tiempo. Y eso no podemos predecirlo.
Lo que sí está claro, a día de hoy, es que Microsoft se está ganando el apoyo de los usuarios con una demostración continúa de información, fuerza y confianza, frente a una Sony que está jugando sus cartas de manera más cautelosa, bien por estrategia, bien por no desvelarlo todo todavía. Aún quedan muchos meses (y ciertamente, la crisis actual no facilita las cosas a nadie), pero Sony debería reaccionar cuanto antes mostrando la consola, sus prestaciones y sus juegos, si no quiere quedarse atrás en la carrera antes de empezar, aunque parece que tiene muy bien definido cuándo desvelar nuevos datos, y parece que nada ni nadie vaya a cambiar esa agenda.
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