Análisis de Atelier Lulua: The Scion of Arland para Nintendo Switch y PS4

Con 22 años de historia a sus espaldas, la saga Atelier de Gust es una de las más longevas y consistentes de su catálogo. Todas las entregas comparten elementos, como la recolección de materias primas y la fabricación, a través de la alquimia, de objetos.

Atelier Lulua no es una excepción, y sigue a pies juntillas la "plantilla" de la saga de J-RPG. Se desarrolla en Arland, tierra fantástica que ha albergado ya tres entregas (esta es la cuarta), y que sin duda es una de las subsagas más queridas por los fans de la serie. Las sagas Iris, Dusk o Mysterious nunca han llegado a conectar al mismo nivel con el público...

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Tras el spin-off de Nelke & The Legendary Alchemists, la saga vuelve a sus fueros con Atelier Lulua: The Scion of Arland, entrega que sigue a rajatabla todas las convenciones de la saga: la protagonista es una desenfadada joven, y nos cuenta su historia de crecimiento personal.

En esta ocasión, la protagonista es Lulua, la hija de Rorona, la heroina de la primera entrega de las ambientadas en Arland (de la que podéis leer nuestro análisis de Atelier Rorona Plus), entrega que se lanzó en PS3, PS Vita y Nintendo Switch (la saga Arland está completa en Switch). Como alquimista, la chica es un poco desastre, pero lo suple con un extra ánimo y buenas intenciones.

A lo largo de toda la aventura se suceden los diálogos ligeros (la historia principal es más bien mundana, alejada de las grandes tareas heróicas de otros J-RPG), y va introduciendo una serie de personajes con los que resulta fácil encariñarse, así como mecánicas sencillas pero adictivas que se van repiten de manera más o menos regular hasta concluir la historia.

Estos ciclos suelen comenzar con una petición de un personaje o tarea, que suele consistir en acudir a un punto del mapa (contamos con un mapamundi o hub con distintas zonas abiertas que podemos explorar) para recoger materias primas, conversar con personajes o realizar una acción específica, para luego regresar a nuestro caldero, y fabricar el objeto solicitado o que necesitamos para seguir avanzando.

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Explorar los entornos suele llevar de la mano combatir, por turnos. Podemos formar un equipo de hasta cinco personajes (tres principales de ataque y dos de apoyo) y antes de meternos en faena, vemos a los enemigos en pantalla, lo que nos da la opción de poder esquivarlos o pillarlos desprevenidos.

Los combates tienden a ser sencillos, aunque hay mecánicas originales como interrumpir el turno del rival para que nuestro personaje use un objeto, incluso cuando le toca a un enemigo. Por lo general, son siempre asequibles...

Pero la verdadera estrella del juego, es la alquimia: los materiales que vamos recogiendo tienen distintas calidades, y eso afecta al artículo resultante que creamos. Añade que puedes echar más o menos cantidades, de  mayor o menor calidad (en ocasiones la receta no especifica el objeto preciso, sino la clase de objeto), y el resultado es un abanico de opciones enorme, muy por encima de las opciones de alquimia de cualquier otro J-RPG como pueda ser Dragon Quest XI.

Pero este ciclo de tareas que se repiten, es también uno de los aspectos que acaban jugando en contra de Atelier Lulua. Muchas tareas, como el simple hecho de recoger las materias primas (pulsando un botón, golpeando árboles o cajas...) se repiten de manera continua, y quizá, hubiera sido más ágil que fuera de forma automática.

El soplo de aire fresco, en este sentido, lo pone el misterioso libro de recetas que cae sobre la cabeza de Lulua al comenzar la aventura. Un libro que sólo ella puede leer y que tenemos que ir "desencriptando", acudiendo a sitios, recogiendo objetos o hablando con gente para poder acceder a sus recetas.

Un desarrollo, como decimos, sencillo, quizá ideal para introducirse en el mundo de los J-RPG, aunque como decimos, tiene sus problemas. Aun siendo una de las mejores entregas de la saga, sino la mejor, no es ni mucho menos perfecta, empezando por la mencionada repetición de tareas y situaciones.

Podemos seguir con los diálogos y las misiones. Comienzan siendo interesantes pero llegados a un punto, da la sensación de que los guionistas se han quedado sin ideas, y repiten situaciones tanto de esta entrega como de otras. 

Aunque técnicamente no tiene ni los petardeos, ni las ralentizaciones ni los problemas de cámara de la anterior generación, si que es cierto que los escenarios pecan de ser un poco sosainas. Es como si se hubiera invertido todo el esfuerzo en el diseño de los personajes (muy anime, todo sea dicho), y los entornos hubieran quedado en un segundo plano.

Eso no impide que en modo portátil luzca de fábula, aunque esa sensación se diluye un tanto en modo "dock", con la consola conectada a la tele. No se ve mal, pero tampoco te desencajará la mandíbula.

Pero, quizá, el mayor problema del juego reside en que está en inglés, y hay mucho texto. Si no controlas el idioma te perderás la trama, y si no conoces la serie, muchos de los guiños y referencias a otras entregas.

Tampoco resulta espectacular ni memorable la banda sonora y si no eres de los otakus que gusta de jugar a los RPG con las voces originales japonesas, tampoco tiene pista de audio en inglés.

Pero, como hemos dicho en nuestrop análisis de Atelier Lulua, por todo lo anterior, es una de las mejores entregas de la saga. Si tienes curiosidad y quieres introducirte en ella, buscas un RPG asequible o sencillamente, porque quieres volver a Arland, Atelier Lulua no te defraudará, aun con su margen de mejora.

Los que busquen un juego de rol o más complejo o en castellano para jugarlo en Nintendo Switch, tienen ya un amplio abanico de opciones, desde las entregas de Final Fantasy, empezando por FFVII, siguiendo con FFX/X-2 y FFXII. Si el idioma no es problema, también tienes Earthlock, aunque en este último caso casi nos quedamos con Atelier Lulua antes...