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Análisis de Moss, la gran sorpresa exclusiva de PlayStation VR

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Análisis de Moss para PlayStation VR. El joven estudio Polyarc se estrena con una original aventura que, por méritos propios, se ha convertido en uno de las primeras grandes sorpresas exclusivas del visor de realidad virtual de Sony. ¿Listos para vivir una pequeña gran aventura?

Moss, la primera creación del joven estudio Polyarc, ha sido aclamado como uno de los juegos más prometedores de PlayStation VR desde que se anunció en el E3 de 2017. Y, ahora que acaba de llegar a las tiendas, podemos afirmar lo que esperábamos: la aventura de Quill, la ratita albina protagonista, es uno de los mejores juegos exclusivos que hoy por hoy puede ofrecer la realidad virtual de PS4.

Un logro que, además, tiene mucho mérito: no sólo elimina de un plumazo los mareos o el "motion sickness" (como explicaremos más adelante), si no que abraza un género no demasiado explotado en la realidad virtual, el de las aventuras en tercera persona (algo que han explorado unos pocos, como la primera entrega de Super Lucky's Tale en Oculus), y lo adapta a la realidad virtual de forma muy, muy inteligente. Pero no nos precipitemos.

Moss arranca transportando al jugador a una enorme y desértica biblioteca, en la que comenzamos la lectura de un libro que recuerda a los cuentos ilustrados de los niños. En él se nos narra una antigua leyenda, sobre elegidos que se convierten en héroes para salvar a su pueblo de villanos, una historia en la que intervienen elementos fantásticos como cristales mágicos, misteriosos entes que nos ayudan y otros topicazos de las fantasía novelesca.

Una vez puestos en antecedentes, comienza la aventura propiamente dicha, en la que conocemos a Quill, la ratita albina elegida para convertirse en la nueva heroína. El jugador la controla con el Dual Shock 4, pudiendo moverla en cualquier dirección, atacar con su pequeña espada (podemos cortar el césped a lo The Legend of Zelda), saltar, esquivar...

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Pero el papel del jugador no acaba ahí. También es el llamado "reader", el ente que la elige como heroína y que la ayuda en su camino. Un detalle que nos integra en la aventura de diversas formas, como por ejemplo, al mirar en los charcos vemos nuestra imagen reflejada (bueno, en realidad vemos la máscara del "reader").

Como "reader" el jugador además realiza otras acciones a través de un pequeño orbe azul transparente que aparece en pantalla, y que controlamos moviendo el Dual Shock 4. Este orbe es el que nos permite interactuar con los objetos del entorno pulsando L2 o R2, ya sea para abrir para puertas, mover bloques de piedra o controlar a criaturas, acciones que nos permiten siempre despejar el camino para que avance Quill.

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De este modo, combinar las funciones y habilidades de ambos personajes es la base de una aventura que integra plataformeo, momentos de combate (bastante sencillos y por regla general en áreas cerradas a lo Devil May Cry, que nos invitan a derrotar a un número de enemigos para salir) y, por supuesto, puzles, que es donde realmente brilla el juego.

No vamos a entrar en detalle para no destripara nada a nadie, pero hay puzles de todo tipo, con interruptores, en los que debemos controlar y utilizar las habilidades de algunos enemigos como unos escarabajos que disparan proyectiles para activar interruptores... No es un juego difícil, pero estos puzles nos invitan a pensar  formas en las que combinar las habilidades que Quill y "reader" para poder avanzar.

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Y no sólo el diseño de los puzles es inteligente: también lo es el de los niveles. La historia se estructura en capítulos, y cada uno de ellos en pequeños niveles, en los que no hay scroll ni movimiento. Son como pequeños dioramas interconectados por los que Quill se mueve con soltura, evitando así los movimientos que marean a algunos jugadores en títulos de realidad virtual. Una solución muy inteligente que, además, funciona de maravilla a través del visor.

En este sentido, el minúsculo tamaño de Quill permite que estos dioramas o "pantallas estáticas" sean complejas, con pasillos, plataformas, recovecos... que pueden tener lugar, por ejemplo, en una pequeña aldea de ratones o en el interior de un templo.

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De hecho, los primeros capítulos tienen lugar en zonas amplias o abiertas (en las que, por ejemplo, sigue habiendo momentos que nos sorprenden por la escala de todo lo que nos rodea), para luego pasar a entornos más cerrados, como templos, que muestran unos niveles mucho más enrevesados y complejos, que de hecho nos invitan a mirar hasta el último recoveco, como si estuviéramos cotilleando en una casa de muñecas (hasta nos hemos tenido que poner de pie). 

Además, en muchas de estas pantallas hay coleccionables, desde un pergamino a unos pequeños orbes que aparecen al romper cajas y vasijas. Descubrir cómo llegar hasta ellos también forma parte de la gracia de recorrer estos dioramas que, de verdad, son toda una lección sobre cómo diseñar un juego de realidad virtual.

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De hecho, el mimo que ha puesto Polyarc se nota en muchos, muchos detalles. Desde el punto de vista visual, es uno de los juegos más bellos del catálogo de PS VR. Mientras que en otros se notan las costuras, con texturas que cantan, Moss siempre consigue mantener muy alto el nivel de calidad. Efectos de luz, texturas, animaciones... todo brilla a un altísimo nivel.

Incluso se nota en detalles chorra, y casi hasta innecesarios. Deja a Quill un rato quieta, y te sorprenderá con alguna animación. Supera un puzle difícil, y extenderá su patita para que choquéis los cinco virtualmente. Son detalles chorra, pero que al final, se agradecen, y mucho.

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Pero, pese a su innegable calidad en muchos frentes, Moss también tiene sus talones de Aquiles (sí, en plural). El primero, y quizá más grave, es su duración. Salvo que te bloquees en algún puzle, lo normal es que superes la aventura en 4-5 horas. Lo peor de todo es que te quedarás con ganas de más, de mucho más.

A esto se añaden otros dos lunares. El primero, es que nos llega sin traducir, ni textos ni voces, algo que dificulta seguir la historia si no te defiendes con el inglés. El segundo es que nos hemos encontrado con algún bug, relacionado con el posicionamiento del visor, que en una ocasión ha colocado a Quill tras un muro, sin que pudiéramos movernos (la solución ha sido salir del juego y repetir esa zona).

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Lunares que, en ningún caso, nos han impedido disfrutar a lo grande de uno de los mejores juegos de PlayStation VR que puedes disfrutar actualmente y que, sin duda, se ha convertido en una de las primeras sorpresas para el visor de 2018. No es el juego que te hará comprar PS VR si aún no lo tienes, pero si es el juego que debes jugar si ya lo tienes.

VALORACIÓN:

Moss es una sorprendente aventura en tercera persona para realidad virtual. Puede que no sea muy largo, o que nos llegue sin traducir, pero su fabulosa realización técnica y su adictiva jugabilidad lo convierten en una de las primeras grandes sorpresas de 2018 para PlayStation VR. Si tienes el visor, hazte un favor y juégalo, porque merece la pena.

LO MEJOR:

El diseño de niveles y puzles. La inmersión. Detalles técnisos muy chulos. No marea ni provoca motion sickness. La interacción con Quill.

LO PEOR:

Apenas dura 4-5 horas. Nos llega sin textos ni voces en castellano. La historia de fondo puede resultar algo tontorrona.

Plataformas:

PS4

Versión comentada: PS4

Hobby

84

Muy bueno

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