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Crítica de La casa de papel Parte 3, ya disponible en Netflix

La casa de papel
Crítica de La casa de papel Parte 3, ya disponible en Netflix con la incorporación al reparto de Nawja Nimri, Rodrigo de la Serna y Hovik Keuchkerian.

La casa de papel fue un bombazo brutal a nivel nacional primero e internacional después convirtiéndose, de alguna manera, en un fenómeno social que traspasó los límites de la ficción televisiva. Los monos rojos, las máscaras de Dalí y el "Bella, chao" adquirieron unas connotaciones semánticas ligadas a la rebeldía de quien se atreve a echarle un pulso al sistema.

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Los 21 episodios de las dos partes anteriores dejaban la trama bien cerrada, de modo que la tercera tiene que buscar una excusa argumental para que los engranajes se desoxiden y vuelvan a ponerse en funcionamiento. Pero, antes, la trama se abre al exterior y los productores sacan pecho llevándonos a explorar algunos recónditos lugares del mundo.

Si por algo se caracteriza La casa de papel es por unos guiones trepidantes llenos de giros inesperados y por contar con personajes brutales e inolvidables.

En la parte 3 juega la baza de la nostalgia recuperando a Berlín de la única manera posible, por medio de flashbacks, ya que fue el ideólogo de un golpe casi suicida: el atraco de la reserva de oro del Banco de España. El profesor no tiene más remedio que jugar esta baza reuniendo a la banda de nuevo para así exigir la liberación de Río, que está siendo torturado fuera de nuestras fronteras con la finalidad de que revele la ubicación del resto.

Esto implicará no solo la reunión de "la familia" sino también la incorporación de nuevos miembros al grupo de asaltantes: Palermo, también conocido como "el ingeniero" (Rogrigo de la Serna), Marsella (Lukas Peros), que trabaja desde fuera, y Bogotá (Hovik Keuchkerian). Mónica Gaztambide también sigue los pasos de Denver adoptando el muy certero nombre de Estocolmo.

Frente a ellos, la implacable Alicia Sierra (Nawja Nimri), una mujer implacable, embarazada de ocho meses, que entre antojo y antojo urde los planes más afilados para poner contra las cuerdas al profesor y su compinche, Raquel, rebautizada como Lisboa que monitorizan el plan desde fuera.

Jarana, manteca colorá, alpiste del bueno y "bum, bum, chao"

La tercera parte de La casa de papel, supera las expectativas. Recurre al montaje paralelo para desarrollar a los personajes mostrando, como es marca de la casa, la planificación del atraco y su materialización manteniendo una narración fluida y trepidante. Los guiones son más ágiles que nunca, prescindiendo de zarandajas y yendo a lo esencial (gran acierto el de condensar los episodios para que sean algo más breves) y, en líneas generales, los cambios son para bien. Palermo viene a ser el nuevo "villano" entre las filas de la banda y, sorpresa, está de vuelta Arturito, de una forma bastante sorprendente además. 

El pulso a la autoridad se mantiene firme y los bandos bien definidos y, a pesar de que el profesor sigue siendo la autoridad del atraco, se le ve más vulnerable y falible, de modo que hay más espacio para la intriga.

La Casa de Papel 3.

En el lado negativo, que también lo hay, somos testigos un triángulo amoroso bastante increíble al que por fortuna no se le dedica demasiado tiempo y se alarga de más el drama personal de Tokyo, rol que defiende con uñas y dientes una entregada Úrsula Corberó. Por lo demás sigue habiendo unos cuantos personajes estrella, entre ellos el de Nairobi, que hace brillar una vez más a Alba Flores. La actriz, que rezuma frescura y naturalidad, acuña buena parte de las expresiones con las que referirse al botín. Si anteriormente era la encargada de imprimir billetes, ahora es quien lidera al grupo que tiene como fin fundir el oro y transformarlo en granalla para facilitar su transporte.

A nivel visual, La casa de papel también avanza con una fotografía cuidadísima en exteriores y con toda una serie de recursos de iluminación que le dan una nueva vida al característico color rojo de los asaltantes. A lo que se suma una mayor ambición: tenemos incluso planos subacuáticos que dan fe de un diseño de producción impecable. No se hecha en falta nada del "espíritu" de la serie pero se gana en claridad expositiva, en acabado visual y en economía de lenguaje... sin precipitar la serie a una implosión similar a la de Vis a vis.

Terminar de ver la serie es sinónimo de querer ver más, lo que dice mucho a su favor: tanto el equipo técnico como artístico ha sabido hacer muy bien los deberes y abonar bien un campo que creíamos ya recolectado para meternos el gusanillo de qué vendrá después. En concreto el último episodio es uno de los más redondos y bien hilvanados que hemos visto, lleno de sorpresas con las que abocarnos al abismo de la espera. Ha comenzado la guerra.

VALORACIÓN:

Álex Pina pule la fórmula del éxito de La casa de papel en una tercera parte trepidante en la que apenas hay tiempo para respirar. Un nuevo golpe lleva a la banda a una ratonera inmensa: la reserva de oro del Banco de España.

LO MEJOR:

Que no da tregua y es muy adictiva. Alba Flores brilla una vez más en el papel de Nairobi y el fichaje de Nawja Nimri es un gran acierto.

LO PEOR:

Algunas tramas sentimentales son directamente increíbles y suponen un relleno innecesario. Sin ellas la Parte 3 de La casa de papel sería excelente.
Hobby

88

Muy bueno

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