Crítica de Garfield, una película de animación familiar pero sin el carisma del personaje

Ahí donde lo veis, nuestro amado Garfield, el anaranjado gato salido de la pluma de Jim Davis, ha cumplido ya los 45 años (y está a punto de cumplir 46), a lo largo de los cuales no ha parado de evolucionar.

Su primera tira cómica se publicó en 1978 y, por aquel entonces, era ya un minino rechoncho pero con un gran mundo interior... algo que su dueño Jon nunca llegaba a saber, dado que sus bocadillos eran siempre en forma de pensamientos.

Por consejo del creador de Snoopy, Charles M. Schulz, terminó siendo más antropomorfo, con brazos y piernas casi humanas y un mayor rango de movilidad que acrecentaba sus posibilidades de hacer trastadas.

Las iteraciones previas del personaje han sido muchas: tres series de televisión (Garfield y sus amigos, El show de Garfield y Garfield Originals), dos películas de imagen real Garfield: La película (Garfield: The Movie) y Garfield 2 (Garfield: A Tale of Two Kitties) y 13 programas especiales.

Cuenta además con hasta nueve videojuegos para PS5, Xbox Series X/S, PS4, Switch, Xbox One, Nintendo 3DS, Android, iPhone, NDS, Game Boy Advance, PS2 y PC, a los que se unirá pronto uno basado en esta nueva película. Y a todo este volumen de negocio se suma además el lucrativo merchandising comercializado en 69 países.

Ahora, con Garfield: La película nos encontramos una aventura animada en CGI en la cual hay algunos aspectos del personaje que se respetan (su pasión por la pizza y la lasagna, el tira y afloja con el solitario Jon y el desdén hacia Odie) y otros que no (su humor irónico, su personalidad nihilista y su natural abulia).

Los guionistas Paul A. Kaplan, David Reynolds y Mark Torgove han compuesto una aventura para toda la familia de 101 minutos de duración que casa sin problema con un público infantil y se convierte en la mejor película hasta la fecha basada en el personaje pero, ojo, porque las dos anteriores son lamentables, no porque veamos aquí al Garfield que conocemos al cien por cien.

Crisis familiares gatunas

La vida de Garfield no puede ser más cómoda al cuidado de su dueño Jon: disfruta de su tarjeta de crédito para asegurarse el suministro de comida italiana que le da la felicidad, se ha apropiado de su casa y tiene a Odie como fiel escudero.

Sin embargo uno de esos lunes que tanto odia va a tener que abandonar su agradable hogar para cometer un atraco muy arriesgado en compañía de su padre, Vic, al que llevaba sin ver desde que lo abandonó en basurero.

Para su desgracia, está en deuda con Jinx, una excéntrica gata que cuenta con un grupo de matones que les van a poner las cosas muy difíciles mientras el pobre Jon sufre de lo lindo buscando a sus mascotas.

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La película comete dos errores garrafales: convertir a nuestro protagonista en un michi adorable en una historia de origen al uso vista ya mil veces y sacarlo de su hogar durante la mayor parte del metraje... cuando en realidad el corazón de la historia debería ser la relación con Jon.El humano queda relegado a un segundo plano, a pesar de que la película crece cada vez que interaccionan.

A cambio entran en escena un puñado de nuevos personajes creados ex profeso para la película como el padre de Garfield o la villana Jinx. Se echa de menos a los que ya conocemos, la verdad, pero quizás podamos reencontrarnos con ellos en una secuela, ahora que han planteado la historia del personaje.

Si de por sí cuesta reconocer la personalidad de Garfield en una película que, como vemos, ha simplificado mucho su tono, más cuesta arriba se vuelve esta misión si nos atenemos al doblaje. 

Santiago Segura se ha hecho cargo del personaje y, si bien en otros trabajos como en Hotel Transilvania transformaba su voz, aquí es imposible abstraerse de que es él. Ni le pega por edad ni por registro y no ha hecho un buen trabajo. ¡Y no será por profesionales del doblaje que habrían podido abordar esta tarea con mayor éxito!

Se entiende que su elección ha sido motivada por motivos de retorno comercial, es decir, que tener su nombre en el cartel debería ser una razón para atraer al público a las salas, pero la pésima reacción en las redes sociales y la crisis de popularidad del productor, director y actor, entre otras cosas, augura casi todo lo contrario.

El fichaje de Chris Pratt en versión original también fue bastante polémico, aunque no tan controvertido como el momento en el que se anunció que se haría cargo del doblaje de Mario en Super Mario: La película.

Como producto de animación, eso sí, Garfield: La película es impecable. Cuenta con un atractivo diseño de personajes, entra por los ojos y el nivel de la animación es muy estimable. Lástima que se haya optado por una historia tan manida en lugar de explotar las fortalezas de las historias originales y por recortar el espectro de su humor.

Con todo, el timing para el estreno en óptimo y es fácil deducir que hará caja gracias al propicio puente que llenará las salas comerciales de familias en busca de una historia amable apta para todos los públicos. Mucho más dudoso es que vaya a encandilar a los adultos, sobre todo a los que esperen algo del irreverente Garfield que recuerdan.