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Crítica de Hoops, la deslenguada serie de animación de Netflix

Hoops
Crítica de Hoops, temporada 1. La serie de animación original de Netflix ha sido creada por Ben Hoffman con Phil Lord y Chris Miller como productores ejecutivos. La serie cuenta la historia de un entrenador de baloncesto de instituto fracasado, deslenguado y extremadamente obsceno que intenta convertir a su equipo en el ganador de la liga para obtener reconocimiento. El estreno de Hoops en Netflix es el 21 de agosto de 2020.

Netflix ha vuelto a abrir el saco de la animación para adultos con Hoops, un nuevo estreno original de la plataforma que se suma a la lista liderada por Bojack Horseman, Big Moutho la más reciente The Midnight Gospel. En su primera temporada seguiremos a Ben Hopkins, un entrenador de baloncesto de instituto absolutamente malhumorado y con una verborrea que parece sacada de South Park, y al resto de personas que rodean su vida en el estado de Kentucky, en Estados Unidos. Su equipo va en sintonía con su fracaso personal y deportivo: son los peores jugadores de la liga, pero Ben espera cambiar la dinámica de derrotas para obtener el reconocimiento que nunca ha tenido.

La serie de Netflix viene de la mano de Ben Hoffman, guionista de Archer, y cuenta con los mismísimos Phil LordChris Miller (Spider-Man: Un nuevo universo, La LEGO Película) en la producción ejecutiva. En palabras de Jake Johnson (New Girl), el actor de voz original de Ben, "no hay un mensaje" en Hoops, "es simplemente contenido, chistes, y, para mi, eso es lo que encuentro atractivo". Si estáis preparados para soportar una lista de sinónimos sobre el miembro viril que haría sonreir a Leonardo Dantés, puede que, como en la comida rápida, encontréis satisfacción en una serie que se pasa rápido, pero ofrece poco para recordar.

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Sus diez capítulos a razón de 25 minutos de media de duración, lo habitual para una sitcom, pasan como una tormenta de verano. Una anécdota. Su apuesta por el humor más obsceno casi representa al niño que repite las cuatro palabras malsonantes que ha aprendido con el objetivo de chinchar a sus padres. Esa dinámica se repite durante toda la primera temporada de Hoops: Ben es un desastre, Ben maldice en arameo y Ben trata de batir el récord de tacos por minuto. Las tramas se convierten en un vehículo sin importancia sobre el que lanzar obscenidades, despreciando por el camino a sus personajes y centrando toda su apuesta por un humor que no funciona.

Hoops

Utilizando uno de los grandes ejemplos del comienzo de estas líneas, podemos ver cómo Bojack Horseman ya en su primera temporada, con un humor por definir, conseguía engancharnos a través de la narrativa y de sus personajes. Los chistes comenzaron a funcionar con el paso de los capítulos, dejando un poso no sólo de humor, sino de reflexión y diversión tan característico que ha terminado convirtiéndose en un producto de culto. No se trata de que Hoops aspire a ser ninguna de ellas, ni es por supuesto su objetivo; simplemente queda indefensa ante una narrativa, unos personajes y, sobre todo, un humor que es incapaz de mantenerla en pie.

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Sus propios creadores deciden desdeñar cualquier tipo de evolución en la historia y, por ende, en sus personajes para dejar todo a merced de los chistes. Sí, hay una retahíla de referencias a la cultura pop con Matrix, Terminator o Flashdance, entre otros muchos, pero la anécdota de su recuerdo no es suficiente como para generar interés por sí misma. Incluso se atreven con chistes de Joe Biden con las elecciones a la vuelta de la esquina, pero en un producto global que se somete al juicio de la más popular plataforma de contenidos, necesitas mucho más que la valentía de incluir una gracieta marcada por la agenda. No hay una pizca de ironía ni de la mordacidad con la que se suele alardear en el género. ¿Qué sería South Park sin la feroz sátira que la ha convertido en icono de la comedia para adultos? La respuesta la tenemos aquí, y es una verdadera lástima. De verdad. Porque Hoops cuenta con un estilo de animación que ya hemos visto funcionar con Rick y Morty, incluso podríamos decir que sus diez capítulos son fácilmente digeribles en una maratón, pero ahí terminan todas sus bondades.

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El trabajo de los actores de voz, tanto en su versión original como en la versión doblada al castellano, es francamente bueno. Son los que convierten la falta de matices y originalidad de los diálogos en algo soportable, fundiéndose con la animación para firmar un producto que ven su envoltura es absolutamente atractivo. Incluso su banda sonora podría tener las de ganar, firmada por el propio Hoffman. La temática de baloncesto puede atraer a los amantes del deporte, pero solo se quedarán aquellos que no esperen un lazo que los una con experiencias vividas o referencias de interés.

La primera temporada de Hoops patina en la base de una comedia: el humor. Su apuesta por la vulgaridad sale tan cara que los personajes y las tramas, la narrativa en toda su expresión, se cae con todo el equipo por la falta de esfuerzo en construir un producto ya no memorable, sino recordable. El contenido es banal y vacío de objetivos, pero en su simpleza siempre podrá encontrar a algún espectador distraído que disfrute en el abuso de la vulgaridad. No podemos esperar sátira, ni compromiso, ni un poquito de interés por construir un producto a largo plazo. Hoops es un aro por el que cualquier adulto puede pasar, pero que no recordará una vez haya sonado el pitido final.

VALORACIÓN:

Hoops es una serie de comedia de animación para adultos que falla en lo imprescindible: el humor. Una retahíla de vulgaridades de poco gusto que se convierten en bandera de la temporada, dejando las tramas y a sus personajes en un vacío insoportable.

LO MEJOR:

La banda sonora es realmente pegadiza y los actores de voz hacen un trabajo excelente para que la serie aguante el tirón de los diez capítulos

LO PEOR:

La banalidad, la falta de imaginación y el escaso interés de sus chistes, que abusan con exageración de la vulgaridad más pueril.
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