Crítica de La matanza de Texas: Leatherface abre su casquería en Netflix, y arranca con una liquidación masiva
Leatherface aterrorizará Harlow una vez más en la nueva entrega de La matanza de Texas que aterriza en Netflix, con mucha sangre y mucho ruido de motosierra.
Los remakes/revival/reboots de franquicias de terror están en boga. Sagas como La noche de Halloween o Scream han visto como sus icónicos asesinos regresaban para sembrar el caos una vez más.
Naturalmente, Leatherface no se iba a quedar atrás, y Legendary Entertainment ha unido fuerzas con Bad Hombre, Exurbia Films y Netflix para traerlo de regreso.
David Blue García dirige la nueva película de La matanza de Texas, que sirve como segunda secuela alternativa de la película original de 1974, dirigida por Tobe Hooper.
El gore más sangriento regresa con una de las franquicias reinas del género slasher, con el director de No respires y el remake de Posesión infernal (Evil Dead), Fede Álvarez, ejerciendo como productor ejecutivo.
Hoy en Hobby Consolas, os traemos nuestra crítica de la nueva película de La matanza de Texas, que ya tenéis disponible en Netflix.
¿Recuperará la esencia de la película original o se quedará en un vago intento por apelar al nombre de la saga?
HARLOW: TIERRA DE OPORTUNIDADES
La premisa de La matanza de Texas, que básicamente es el 90 % de la historia que cuentan las películas slasher, ve a un grupo de jóvenes emprendedores trasladarse a Harlow para revitalizar el pueblo.
Todo muy idealista. Han colaborado con un banco para subastar los edificios del lugar que, tras la carnicería montada por Leatherface hace cincuenta años, está prácticamente desolado.
La oscura sombra de los actos del psicópata están presentes en todo el pueblo, y sus escasos habitantes son bien conscientes de ello.
Pero a estos jóvenes, interpretados por Sarah Yarkin, Elsie Fisher, Jacob Latimore y Nell Hudson pretenden cambiar el mundo, pero se encuentran con gente como Richter (Moe Dunford) que tienen una mentalidad muy diferente.
Todo parece ir fenomenal, hasta que molestan donde no deben y se desata el pandemonio de caos, que es lo que hemos venido a ver.
NO BUSQUES DEMASIADA QUÍMICA EN LOS PERSONAJES
Aunque sin duda lo intentaron, la química entre los miembros del reparto es nula. Algún personaje incluso roza lo insufrible.
Como estamos ante un slasher, pues es algo a lo que no damos demasiada importancia, aunque tener algún personaje más verosímil habría estado bien.
El ejemplo perfecto lo encontramos en el "regreso" de Sally Hardesty, a quien dará vida Olwen Fouéré, pero que fue encarnada por la difunta Marilyn Burns en la cinta de 1974.
Es un personaje que cumple su función, pero da la sensación de estar puesto como un parche en plena película.
Si bien la ambientación en Harlow mola bastante, precisamente es el regreso de Sally Hardesty lo que rompe la burbuja, aunque el guion de Chris Thomas Devlin trata de darle sentido.
PONEOS CHUBASQUERO, QUE VA A LLOVER SANGRE
El apartado sangriento cumple con creces, ofreciéndonos maneras creativas de infligir dolor a víctimas indefensas, gritonas y desesperadas.
La matanza de Texas tiene un par de escenas muy bizarras donde Leatherface está en su salsa, dejando un reguero de muertes a su paso.
La iteración de Mark Burnham del mítico asesino no está mal, e impone bastante, pero la historia recurre siempre a los mismos movimientos. Los intentos de aventurarse en el territorio del misterio terminan tan rápidamente que uno no los disfruta.
Es una película muy directa. No has terminado de acomodarte en el sofá y la verbena de extremidades cercenadas ya ha abierto sus puertas.
La matanza de Texas opta por recuperar todos los tropos posibles del género slasher, y no los enumeramos porque directamente os contaríamos media película.
Con solo 83 minutos de metraje, es una película corta y apta para ver con amigos mientras pasáis un buen rato y os reís de las víctimas (tal cual, es lo que te dan ganas de hacer).
Pero si buscas una película profunda, de esas que te hagan pensar y replantearte la vida, no deberías estar leyendo esta crítica, que La matanza de Texas es lo que es.
Como secuela de la película de 1974 está curiosa, pero no es brillante en ningún apartado, ni artístico ni técnico.
No obstante, es infinitamente mejor que Sharkwater (The Requin), la película "de tiburones" con la que no castigaríais ni a vuestro peor enemigo.
VALORACIÓN:
Una película slasher que cumple, pero no va más allá. Apela a la nostalgia de los fans de la saga, pero aporta poca cosa en sus escasos 83 minutos.LO MEJOR:
Sirve a su propósito de dar grandes dosis de desmembramientos y sangre a borbotones.LO PEOR:
El reparto está bastante limitado en sus interpretaciones, y el "gran regreso" desentona bastante en general.65
Aceptable
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