Crítica de Matrix Resurrections: Atractivo regreso, pero... ¿Con toda la fuerza del Elegido?

Las películas de acción y ciencia-ficción nunca volvieron a ser las mismas después del estreno de la primera Matrix en 1999, por su apuesta filosófica y visual. Sus dos secuelas quedaron bastante atrás, pero la huella de Neo sigue patente.

Por eso (y por motivos que ahora explicaremos), no nos extraña que dos décadas después haya llegado Matrix Resurrections , la cuarta película de la franquicia, esta vez dirigida en solitario por Lana Wachowski, sin su hermana.

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Aunque fue una agradable sorpresa, una de las primeras preguntas que nos hicimos los fans cuando se anunció el proyecto fue "¿es necesario?". A fin de cuentas, Matrix Revolutions cerraba la historia de forma bastante clara y contundente.

Uno de los aspectos más interesantes de la película Matrix Resurrections es que es consciente de su condición de secuela tardía e imprevista, hasta el punto de que se reflexiona explícitamente sobre ello en sus diálogos.

Para los que no lo sepáis, el germen de esta película viene del duelo de su directora, Lana Wachowski, por la muerte de sus padres. Esto la llevó a pensar sobre posibles escenarios para la "resurrección" de sus dos personajes clave, Neo y Trinity.

Y así llegamos a la siguiente pregunta: ¿qué está pasando en la película? ¿El Neo de los tráilers es "nuestro" Neo? ¿El personaje de Keanu Reeves está inmerso en una simulación o, simplemente se ha vuelto loco? ¿Qué fue la trilogía original de Matrix en realidad?

Durante un buen tramo de la película, se juega de forma bastante inteligente con todas estas dudas, para que como espectadores nos planteemos todas las alternativas. 

Es una idea muy atractiva que, como decíamos antes, se basa mucho en el metalenguaje y en lanzarnos guiños sobre el cine actual (genial la pulla a Warner Bros) y el constante reciclaje de ideas en el mundo del entretenimiento.

El problema es que The Matrix Resurrections parece caer víctima de eso mismo que critica para presentarnos una película que es enormemente parecida a la primera Matrix no solo en la estructura narrativa, sino en escenas enteras.

Al principio, eso tiene un propósito, que es confundirnos y hacernos ver que "es lo mismo pero no es lo mismo", pero a medida que avanza la historia todo nos resulta excesivamente reciclado. Da la sensación de que la directora busca recuperar demasiado aquello que le funcionó, como cuando Bart Simpson repite "yo no he sido" una y otra vez.

En ese sentido, esperábamos un producto bastante más revolucionario, tanto en lo narrativo como en lo visual. Y ojo, no es que la película no sea espectacular, al revés. Tiene momentos realmente impactantes, ya sea en sus coreografías de lucha o en sus numerosos tiroteos y explosiones.

Lo que pasa es que muchos de esos golpes de efecto ya no nos pillan tan de nuevas, pero aún así ayudan a tener algunos planos vibrantes. Sí hay algún experimento visual interesante (como una especie de "perversión" del tiempo bala), que merece la pena ver.

En la sala de cine, a algunos compañeros de la prensa les pareció un poco burdo, pero a nosotros nos pareció creativo hasta cierto punto, especialmente porque servía a un propósito narrativo.

Y es que hay algún giro de guion que tiene esa chispa de genialidad de Matrix, que nos hace recapacitar sobre la sociedad en la que vivimos y la forma en que nos relacionamos entre nosotros. Las reflexiones en torno a cómo antes todo parecía más simple y cómo nosotros mismos nos atrapamos dan juego.

Por supuesto, no se podría entender una película de Matrix sin el gran Keanu Reeves, que aquí firma un papel menos "vacilón" que en las originales, pero que sabe dar presencia a un "señor Anderson" diferente y sólido. Por supuesto, su papel de John Wick lo ha mantenido en forma para las numerosas de acción que protagoniza...

También destaca una Carrie-Anne Moss absolutamente magnética y crucial para la historia, pero es de justicia mencionar a Jessica Henwick como Bugs, una especie de co-protagonista para la historia. Su personaje es interesante en lo narrativo, pero sobre todo en lo estético.

Ahora entraremos en eso, pero hay que hablar también de cómo parecen haber nuevas versiones del agente Smith o de Morfeo en la película, según anunciaban los tráileres. No os diremos qué sucede en realidad, porque es parte del encanto de la historia.

Eso sí, aunque Jonathan Groff y Yahya Abdul-Mateen II se entregan a sus papeles, hemos echado en falta a Lawrence Fishburne y, sobre todo, a ese ENORME Hugo Weaving como Smith. Quizá sea la nostalgia o quizá sea que no tienen exactamente la misma fuerza. Kudos, no obstante, para un divertido Neil Patrick Harris...

Como decíamos, hay que hablar también de la estética. En su momento, Matrix desató la pasión por las gabardinas de cuero y las gafas de sol y, aquí, modernizan el estilo, pero sin perderlo. El diseño de vestuario o la peluquería tienen cierto aire naif, pero sin duda atractivo.

La paleta de colores y la iluminación también son importantes, pero se alejan de la dualidad azul-verde que nos guiaba por la realidad de las originales. Ya decimos que aquí todo es más complejo, también en las guías visuales (por cierto, atentos a los numerosos easter eggs en los escenarios).

Con todos estos ingredientes, cabría esperar una "resurección" real (de hecho, el lanzamiento del juego The Matrix Awakens o la insinuación de que podría haber secuelas ya dejan claras las intenciones), pero es verdad que nos ha faltado algo, como si tuviéramos una astilla en la mente.

Por un lado, como decíamos, esta Matrix 4 recicla excesivos conceptos de las originales. Por otro, da demasiadas vueltas sobre ciertas explicaciones que no hacen falta. No es que todo esté mascado y, seguramente, al salir de la película necesitaréis recapacitar sobre qué ha pasado exactamente.

Pero algunas reflexiones hacen que la trama se ponga algo densa en torno a la mitad de la película y, cuando vuelve la acción, cumple con lo esperado pero no llega a dejarnos boquiabiertos. De nuevo, puede que todo sea una cuestión de expectativas...

En conjunto, tenemos claro que Matrix Resurrections no supondrá ninguna revolución al nivel de la cinta original y que, en cierto modo, no hacía falta como parte de la historia general.

Pero, por otro lado, aporta llamativos momentos tanto visuales como narrativos que hacen que, como mínimo, merezca la pena caer de nuevo en la madriguera del conejo. ¿Que no volveréis a tener ganas de pillaros una gabardina "reshulona" como os pasó en el año 2000? Ay, amigos, es que ya tenemos una edad. Bienvenidos al desierto de lo real.