Crítica de El peor vecino del mundo, con Tom Hanks encarnando a un hombre que ha perdido la ilusión por vivir

El peor vecino del mundo llega en un momento idóneo a la cartelera española dado que es una película que podríamos calificar como drama cómico o comedia dramática en la que se busca dejar buen sabor de boca a la audiencia.

Titulada en versión original A Man Called Otto es el remake de la película sueca A Man Called Ove de 2015, escrita y dirigida por Hannes Holm en base a la novela del mismo título de Fredrik Backman. El propio Holm ha participado en la redacción del guión de esta nueva versión, que es una coproducción estadounidense-sueca, junto a David Magee.

La cinta nos presenta a Otto Andersen, un cascarrabias de primera categoría que tiene muy claro cómo deben hacerse las cosas. Con el paso de los años se ha convertido en el guardián de las esencias del barrio haciendo una ronda diaria para asegurarse de que ningún coche se cuele en la urbanización, la basura se recicle correctamente y su patio no albergue la caca de ningún can.

Su mundo va a dar un vuelco cuando una familia de inmigrantes mexicanos se mude a la casa de enfrente. Marisol, embarazadísima y con dos niños pequeños, pronto busca el favor de su vecino en un intento por "crear comunidad" y sobre todo por rescatar a Otto de su soledad.

Ella aún no lo sabe, pero Otto se pretende quitarse la vida después de haber perdido a su esposa porque ya no le encuentra sentido a su existencia. Sus intentos de quitarse de enmedio se verán truncados indefectiblemente por diversos contratiempos, lo que le obligará a relacionarse, a regañadientes, con sus nuevos y sus antiguos vecinos.

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¿Se puede recuperar la ilusión por vivir?

Es el elefante en la habitación así que no lo vamos a esconder más: la gran baza para vender la película El peor vecino del mundo es tener a Tom Hanks en el cartel a tamaño bien grande. Es uno de los actores mejor reputados y más queridos por la audiencia y un enorme reclamo comercial que deja claro el tono de la película. 

Es más, salvando su papel en Elvis de malo malísimo caracterizadísimo es bien raro verlo en un rol que no sea inspirador, luminoso y amable... A bote pronto se me ocurre recuperar películas recientes como Finch, Un amigo extraordinario o Pinocho.

Aquí, en efecto, comienza siendo un cascarrabias, pero nos engaña por poco tiempo porque es fácil intuir que esta historia va de encontrarle el lado tierno. Asistimos al viaje emocional de un hombre que ha tirado la toalla pero que termina encontrando su lugar en el mundo superando una pérdida irreparable y sobreponiéndose a un duelo que parecía, en principio, haberle sobrepasado.

Aunque Hanks lleva la batuta como protagonista incontestable, se rodea de un puñado de geniales intérpretes entre los que destacan una especialmente divertida Mariana Treviño (La casa de las flores) y Cameron Britton a quien recordaréis por haber dado vida a Edmund Kemper en Mindhunter. ¡Menudo cambio de registro! 

A su faceta de actor se une la de productor, razón por la cual al joven Otto le da vida su hijo Truman Hanks (con serias limitaciones interpretativas, todo hay que decirlo). Los flashbacks son uno de los punto débiles de la historia.

En cualquier caso, al fondo de El peor vecino del mundo laten varias historias de amor: la del protagonista con su esposa que marca la tragedia de la que se duele y la que se desarrolla en la actualidad con sus vecinos con los que poco a poco forja unos lazos de familia sin que estén sellados por la consanguinidad.

Lo bonito de esta historia es que, a pesar de ambientarse en el frío corazón de Estados Unidos, recupera ese sentimiento de colmena, tan confortable, que hace que todos nos sintamos parte de una comunidad a la que podemos aportar algo y que a su vez nos enriquece a nosotros. ¿Es una idea ñoña? Puede ser... pero funciona, máxime en plena Navidad.