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Crítica de Poquita fe: un baño de comedia arraigada en lo cotidiano con Cimas y Pedreño al frente

Poquita fe

Crítica de Poquita fe, la nueva comedia creada por Juan Maidagán y Pepón Montero para Movistar Plus+ con Raúl Cimas y Esperanza Pedreño como protagonistas. Estreno el 4 de julio.

El 4 de julio Movistar Plus+ lanzará su nueva serie original, Poquita fe, compuesta por 12 episodios de apenas 15 minutos de duración

En ellos se muestra la relación de una pareja a lo largo de todo un año, de modo que recorremos el calendario de enero a diciembre para abordar, con un sentido del humor muy peculiar, los hitos anuales: de los mantecados rancios a los días de ocio en los que uno no sabe qué hacer. 

Los creadores de Poquita fe son Juan Maidagán y Pepón Montero, responsables asimismo de otros originales de Movistar que también echaron mano del humor absurdo como Justo antes de Cristo y anteriormente de películas como Los del túnel, aunque su trabajo conjunto más conocido y celebrado es el de la película Camera cafe.

El denominador común de todos estos proyectos es el de contar con alguno de los miembros de la "muchachada". En esta ocasión el integrante del grupo que asume la voz cantante es Raúl Cimas (y por ende su forma de hacer comedia) si bien Esperanza Pedreño le echa un pulso muy interesante, sobreponiéndose al fin al histriónico papel de Maricarmen Cañizares (Cañi), que ha marcado su carrera.

Berta y José Ramón son dos personas corrientes y tratan de salir adelante lo mejor que pueden, sobreviviendo a sus respectivas familias y amistades.

 

Por una parte, los padres de Berta parecen preferir siembre a su hermana, que es la favorita a pesar de ser un verdadero desastre. Por otra, José Ramón ha crecido sin un padre al que no conoció y con una madre llena de energía que a veces le abruma.

Por lo demás, tienen los conflictos que tenemos todos: amigos que a veces resultan insufribles, vicisitudes en el trabajo (ella trabaja en una guardería; él como guarda de seguridad) y mucho ruido alrededor que altera su percepción de la felicidad. Que a saber qué es eso.

Secundarios fantásticos, risas aseguradas

La tónica de Poquita fe es retorcer situaciones que a todos los resultan familiares, así que nos movemos en universos reconocibles a simple vista y con personajes que tampoco se nos hacen ajenos. El vecino despreciable y egoísta, el mejor amigo que puede llegar a ser insufrible, la conocida fantástica que parece haber vivido cien vidas y nos hace plantearnos si somos felices aunque no se ubica...

Si todo eso funciona tan bien es porque hay unos grandes intérpretes dando vida a los personajes: Marta Fernández-Muro, Pilar Gómez, Chani Martín, Julia de Castro... En fin, un variado ecosistema en el que los protagonistas bucean a duras penas, buscando siempre un poco de oxígeno con el que tirar del carro.

Uno de los recursos que mejor aprovecha Poquita fe para generar risas es el de tirar de tono de falso documental, como hiciera en su día Modern Family y, más recientemente y con un enfoque más parecido, Supernormal.

El montaje es muy dinámico y busca la hilaridad a menudo en el contraste de las declaraciones de unos personajes y otros con réplicas rápidas y taxativas. A pesar de haber pasado por la misma experiencia, se sinceran ante sus entrevistadores, exponiendo lo que opinan verdaderamente y sin tapujos.

Al final todo esto va de cómo nos percibimos a nosotros mismos y cómo queremos que nos perciban los demás, así que cuidado, que la serie tiene más enjundia de lo que parece.

Por lo demás, Poquita fe también cae en los problemas característicos de esta pareja de guionistas: a veces tienden a alargar demasiado una broma al punto de perder el enfoque, si bien por suerte en esta serie solo les ocurre en contadas ocasiones.

Episodios como el del retrato o el de las vacaciones de Semana Santa dan buena cuenta de lo necesario y liberador que es reírnos de nosotros mismos, de nuestros miedos, zozobras e inseguridades. Habrá quien las saque de forma parecida y quien busque otra vía de escape, pero ojo, que la monotonía nunca se parodió de forma más ingeniosa.

VALORACIÓN:

Poquita fe nos lleva a reírnos de nosotros mismos, algo que resulta muy saludable: lo absurdo toma el control para hacernos pensar sobre qué es lo que nos hace felices, cuáles son nuestras aspiraciones y las paranoias que se nos meten o bien que otros nos meten en la cabeza acerca de cómo deberían ser nuestras vidas.

LO MEJOR:

El formato, muy ágil; el montaje que sabe exprimir recursos como el uso del falso documental y que sepa reírse de situaciones corrientes.

LO PEOR:

El último episodio es un poco flojo en contraste con el resto: se merecía un cierre mejor.
Hobby

72

Bueno

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Etiquetas: Movistar Plus