Apple TV+ vuelve a coger carrerilla con el estreno de Silo, una de las propuestas de ciencia ficción más interesantes de su catálogo, junto a Fundación y Separación, que bebe de la trilogía de novelas postapocalípticas de Hugh Howey.

El comienzo de la historia es in media res: las últimas diez mil personas que habitan la Tierra lo hacen protegiéndose de un exterior tóxico y mortal en un silo que alberga a toda la comunidad a más de un kilómetro de profundidad.

Su memoria colectiva ha sido borrada 140 años atrás, momento en el que los libros fueron quemados y los archivos requisados. Está estrictamente prohibido tener "reliquias" y quienquiera que trate de averiguar algo sobre el pasado, tiene que enfrentarse al destierro. 

En este contexto conocemos al sheriff Holston, un hombre atormentado por no haber escuchado a su esposa años atrás, cuando descubrió que podrían estar mintiéndoles acerca de la verdadera naturaleza de sus intenciones y atemorizándoles con peligros inexistentes.

Sujetos a un estricto control de natalidad y a las vicisitudes de depender de la tecnología para sobrevivir, la figura de Juliette Nichols, la ingeniera jefe que cuida del núcleo del silo, se convertirá en el ariete para descubrir algunas verdades incómodas que pasan por el férreo apego al poder de determinadas figuras autoritarias.

Silo se mueve en dos direcciones: por una parte nos presenta una sociedad retrofuturista en la que la tecnología parece haber quedado congelada en el tiempo donde aflora el género del drama con historias que nos hablan sobre nuestras debilidades como civilización, sobre todo al tener la escala de un enorme hormiguero humano.

Por otra parte, asume cierto aire de misterio que nos guía por la acción en clave de thriller: el "reseteo" de la historia de los últimos supervivientes de la humanidad ha derivado en ciertas prácticas que casi recuerdan al medievo en el plano formal, con ceremonias en las que se tocan trompas, se declaman oraciones y se cuelgan estandartes. 

En este sentido, la dirección artística de la serie es muy sólida con sus propias claves para crear un universo muy particular, que en buena medida puede recordar el punto de partida de Snowpiercer. 

¿Y si todo lo que piensas que es real fuera una gran mentira?

No es difícil intuir que el gran eje en el que bascula la serie va a ser la tensión entre quienes quieren saber la verdad y quienes tratan de ocultarla a toda costa. En este sentido cobra más fuerza que nunca la metáfora del hormiguero porque el poder va a intentar siempre que cada individuo de la colmena se ciña a su labor bordeando el totalitarismo e imponiendo constantes limitaciones.

Ni que decir tiene que lo que se nos narra en Silo puede tener una lectura mucho más real y apegada a nuestra realidad, en ese sentido, logra poner en marcha los engranajes para que nos sintamos identificados con los personajes y nos podamos llevar el argumento a nuestro terreno.

Entre las mayores fortalezas de esta serie no está solo un argumento potente y cargado de implicaciones sino también un reparto portentoso liderado por Rebecca Ferguson, un prodigio de actriz que se come la pantalla con cada aparición acompañada de un elenco de secundarios fabuloso.

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Es una serie muy coral que cuenta con Rashida Jones, David Oyelowo, Iain Glen, Tin Robbins o Common entre otros muchos integrantes. Y la producción ha tirado la casa por la ventana cuando de extras se trata: las secuencias multitudinarias lucen muy realistas (nada que ver con el casi desierto Nevarro de The Mandalorian, por poner un ejemplo cercano en el tiempo).

Morten Tyldum (Headhunters), director interesante donde los haya, parece sentirse como pez en el agua en esta narración, creada para la televisión por el canadiense Graham Yost, que también participó en calidad de productor ejecutivo en otro de los grandes éxitos de la plataforma de streaming con base literaria como es Slow Horses.

Ojo a la banda sonora de Atli Örvarsson, que os traerá a la mente ecos de la de Ramin Djawadi de Westworld en más de una ocasión.