Crítica de Years and Years, ya disponible al completo en HBO

Russell T. Davies ha vuelto a dar en la diana: Years and Years es una verdadera bomba en todos los sentidos. Con una larga carrera televisiva que arrancó a finales de los 80 con On the Waterfront, este guonista y productor ha sabido ir granjeándose una dilatada experiencia en el sector combinando a menudo series dramáticas como Queer as Folk o Mine All Mine con otras en las que la ciencia-ficción irrumpe con fuerza como puede ser el caso de Torchwoodo Doctor Who.

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Como señas de identidad reconocibles, su capacidad para conjugar en la ecuación un peculiar sentido del humor, sus ágiles y creíbles diálogos, así como una especial sensibilidad a la hora de retratar las relaciones homosexuales, algo que también está presente en la serie que nos ocupa.

Years and Years es una distopía muy plausible, rematada y dolorosamente realista, en gran parte, porque no elucubra acerca de un futuro lejano, sino muy próximo. Es una prospección muy aguda que implica al espectador de forma fortísima a nivel emocional porque nada queda lejos de su presente inmediato.

Y no hay más que encender el televisor: las crisis de refugiados que huyen de fanatismos, guerras o represiones se están dado cada día desde hace años con una interminable lista de muertos en su intento por alcanzar una vida mejor; las tensiones políticas entre superpotencias abren los noticieros a diario, la gentrificación de las grandes ciudades, la digitalización de los puestos de trabajo, las grandes crisis bancarias, la precarización del empleo... Todo está sucediendo ante nuestra mirada indolente. Y suma sigue.

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Years and Years - Galería de personajes (7 imágenes)

La serie muestra la evolución de la sociedad a través de sus repercusiones en una familia británica. Los Lyon se reúnen cada año en el hogar de la abuela materna pero, en 2019, un suceso cambia el curso de sus vidas. A finales del mandato de Trump, Estados Unidos lanza un misil nuclear a una isla china construida artificialmente. La inestabilidad internacional florece de inmediato y Reino Unido se alinea con su socio natural. En Europa todo está patas arriba: con un régimen ultraconservador en el poder, Ucrania vive un éxodo de población; Grecia aboga por la salida de la Unión Europea con el llamado "grexit"; la derecha extrema campa a sus anchas

Payasos peligrosos

¿Nos hemos plegado a la involución? ¿Nos hemos vuelto acomodaticios mientras vemos como menguan nuestros derechos y libertades civiles? ¿Mientras el estado del bienestar y la clase media son dinamitados y las desigualdades crecen? Esa es la principal reflexión, o quizás el mayor tirón de orejas que nos da Years and Years como espectadores. No se trata de crear una fábrica de activistas, pero sí que es, evidentemente, un toque de atención para que evitemos caer en algunas de las cuestiones que se nos plantean. Y en este sentido, es tan pavorosa como El cuento de la criada.

De hecho, cada vez que el reloj se acelera y vemos los cambios que se producen, la dinámica de la serie roza el terror. Pero, ojo, si tomásemos como punto de partida los atentados del 11S e hiciéramos lo mismo, quizás nos sorprendería ver dónde nos encontramos a nivel social, político, económico y tecnológico. ¿Alguien nos habría dicho en 2001 que Donald Trump estaría al frente de los Estados Unidos? ¿Hasta qué punto funciona el efecto alas de mariposa y podemos decir que "de aquellos barros estos lodos"?

Su homónima británica es en la serie Vivienne Rook, encarnada por una magistral Emma Thompson, una mujer políticamente incorrecta y muy populista que funda el partido de las cuatro estrellas (en honor a los exabruptos que censuran en la televisión con los cuatro correspondientes asteriscos). Su paulatino ascenso al poder pasa por una etapa en la que, a pesar de ser una minoría tiene la llave de la gobernabilidad (¿os suena?).

Pero su constante bloqueo y su indisposición para llegar a acuerdos acaba mermando el estado de derecho y vaciando de contenido a un gobierno insustancial sin ningún margen de maniobra. A medida que vaya escalando posiciones, quedará de manifiesto que obedece a intereses ajenos.

En la diana, la espectacularización de la política, que tan bien queda denunciada en las palabras de la matriarca: "Cuidado con los payasos", dice, "porque te llevarán riendo al infierno".

Un mundo sin chocolate ni mariposas

No solo las cuestiones políticas alimentan esta excepcional serie. Years and Years, tirando a menudo de un glorioso sentido del humor british, nos lanza a la cara cuestiones sobre las que llevan décadas alertándonos los expertos: el cambio climático, la extinción de algunas especies de la fauna y la flora, los peligros de la radiación, la forma en la que la tecnología puede mostrar su reverso peligroso al disipar nuestra propia identidad.

Las pinceladas de terror tecnológico de la serie son magníficas y la alusión al comienzo de Black Mirror es inevitable, máxime teniendo en cuenta que Rory Kinnear es uno de los protagonistas (recordemos que dio vida a Michael Callow en "The National Anthem", uno de los episodios más brutales de la serie antológica).

Transhumanos, relaciones sexuales con robots, portales protegidos por redes cuánticas, inhibidores de frecuencia megalómanos, vídeos falsos creados con imágenes digitales adulteradas, escáneres de aliento, sucedáneos alimenticios... Nada queda tan lejos. ¿A diez-quince años vista como propone la serie? Puede que menos.

Con un ritmo endiablado y sin necesidad que una segunda temporada, dado que el mensaje queda lanzado de forma clara y meridiana, Years and Years es una de esas series imprescindibles que, por alguna razón, HBO ha decidido no promocionar, a pesar de que sea una de las joyas de su catálogo y una de las mejores recomendaciones que podemos haceros para ver después de Chernobyl, que ha sido su buque insignia tras el final de Juego de tronos. Empezarla da algo de vértigo, pero podemos aseguraros que merece la pena cada segundo de visionado.