Christopher Nolan podría levantar más de un Premio Óscar dentro de pocas semanas por Oppenheimer, pero hace poco más de 25 años, era un perfecto desconocido para el mundo.

A día de hoy, películas como El Caballero Oscuro, Origen o Interstellar, hacen que el nombre del director sea identificado al momento por millones de fans, pero en 1998, cuando su primer largometraje vio la luz, tuvo que luchar contra viento y marea.

La película en cuestión es Following, una cinta independiente neo-noir filmada en blanco y negro que Christopher Nolan llegó a financiar de su propio bolsillo y tuvo que planificar cuidadosamente para poder grabar puntualmente ciertos días a lo largo de todo un año para completar el metraje de apenas 70 minutos.

Following es la película que abrió la puerta a Christopher Nolan a Memento, la cinta que, esta vez sí, pondría su nombre en muchas agendas. No obstante, volviendo a la primera, hubo un aspecto que frustró al director en cuanto a la etiqueta que le pusieron a la película.

A Christopher Nolan no le gustan los clichés al hablar de su ópera prima

Mientras charlaba con The Hollywood Reporter, el director destacó cómo le sacaba de quicio la forma en que se etiquetó a Following en los festivales a los que llevó el filme para encontrar distribución.

""Following es una película que filmamos en 16 mm en blanco y negro con un grupo de amigos. Rodábamos todos los sábados. Me di cuenta de que podía pagar, con mi propio dinero, unos 10 minutos de metraje cada sábado, durante un determinado número de días, repartidos a lo largo de un año.

Al final, nos aceptaron en el Festival de Cine de San Francisco, y ese fue el comienzo para nosotros. Llevamos la película de San Francisco a Toronto y a Slamdance y conseguimos distribución a través de una empresa llamada Zeitgeist.

Cuando recorría el circuito de festivales con Following, a menudo la gente se refería a mi película como 'una tarjeta de presentación', y eso me resultaba frustrante. Pensaba: 'Si quieres hacer una tarjeta de presentación, vas a Kinkos, no te pasas tres años de tu vida preparando una película'".

Sea como fuere, Following le valió a Christopher Nolan la notoriedad suficiente como para meter la cabeza de lleno en la industria y, aunque aún no ha levantado el premio más codiciado del Séptimo Arte, ha optado a él en varias ocasiones. ¿Logrará Oppenheimer darle el crédito que se merece?