El periodo de pobreza extrema de Sylvester Stallone que le obligó incluso a vender a su perro
Sylvester Stallone sufrió una triste etapa de su vida previa al estreno de Rocky (1976) en la que se vio obligado a vender a su perro por no poder alimentarlo. Por suerte, todo cambió años más tarde.
Hoy en día es difícil pensar que Sylvester Stallone, una leyenda viva del cine de acción y boxeo, no lo fuera desde el principio de los tiempos. Pero, como siempre ocurre, los comienzos del actor no se pueden calificar para nada como sencillos.
Stallone es uno de los grandes actores de Hollywood, conocido principalmente por sus papeles como Rocky Balboa en la saga Rocky y Creed, así como la encarnación de John Rambo (entre otros roles).
En numerosas ocasiones, el bueno de Sly ha comentado que el estreno de Rocky (1976), cinta dirigida por John G. Avildsen, le cambió la vida. Y además en varios sentidos.
Años antes de escribir el guión de Rocky, Sylvester Stallone vivió una etapa muy dura marcada por la pobreza. Es más, tenía que dormir en estaciones de autobuses para no morir congelado.
Y aquí no acaba la cosa. Stallone tenía un perro llamado Butkus, al cual quería con locura. Sin embargo, su precaria situación económica hizo que tuviera que tomar una decisión muy, muy difícil...
La historia de Stallone y Butkus
Stallone estaba arruinado. No tenía dinero, y por lo tanto no podía alimentar a su querido perro Butkus en condiciones. Entonces, decidió que debía vender al can para poder asegurarle una mejor vida.
El actor se despidió de su perro entre lágrimas. Un tipo llamado Little Jimmy se lo compró por 50 dólares y no más supo de él hasta años más tarde.
Corría el año 1970, y Stallone vivía en la calle tras ser desalojado de su apartamento en Nueva York. Durante sus primeras semanas en la calle dormía en la estación de autobuses de Port Authority.
Entre tanto, Sly participó en la película pornográfica The Party at Kitty and Stud's. Recibió alrededor de 200 dólares por dos sesiones, lo que le animó a participar en otro casting... pero se exigía buena forma física.
El actor comenzó a entrenarse por las noches en un viejo taller, mientras trabajaba de acomodador en un cine y de limpiador en un zoo. Y, entonces, llegó el gran día.
Una noche, mientras veía el legendario combate de boxeo entre Muhammad Ali y Chuck Wepner, Stallone decidió escribir su propia película. De ahi surgió la legendaria Rocky (1976).
Se dice que Stallone escribió la cinta en tan solo tres días (no está confirmado). Al presentarla a los estudios, el actor comenzó a recibir ofertas muy suculentas por la historieta.
Primero fueron 125.000 dólares, pero Stallone pidió ser el protagonista de la película, algo que el estudio no aceptó. Doblaron a 350.000 dólares, pero Sly siguió en sus trece. Finalmente, solo obtuvo 35.000 dólares, pero cumplió su sueño.
A partir de aquí, la legendaria historia de Rocky ya es de sobra conocida por todos. La película ganó tres Oscars en la gala de 1976 (Mejor película, Mejor dirección y Mejor montaje), y de su éxito surgió una franquicia icónica del cine de los 70 y 80.
Con las ganancias obtenidas por el guión de Rocky, Stallone buscó a su perro Butkus por todas partes. Y lo mejor de todo: recuperó a su gran amigo, pagando una cantidad de entre 3000 y 15.000 dólares (nunca se supo con certeza).
Sin duda, una preciosa historia que Sylvester Stallone ha confirmado en varias ocasiones. Y lo mejor de todo es que tuvo un final feliz, pues el actor y su perro se reencontraron para no volver a separarse hasta que la vida así lo decidió.
Descubre más sobre Ángel Morán Santiago, autor/a de este artículo.
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