Existen superhéroes más allá de Marvel y DC Comics. Sí, somos conscientes de que muchos de vosotros tenéis claro que los superhéroes no son un monopolio (o "bipolio", podríamos decir) exclusivo de dos editoriales. Sin embargo, hay muchas personas que todavía sintetizan la existencia de este género en dos grupos representados por estos dos universos. Y a esas personas hay que recordarles que existen superhéroes más allá de Marvel y DC Comics, aunque pertenezcan a un subgrupo considerablemente minoritario. Es el caso de Bloodshot, superhéroe del Universo Valiant que el pasado viernes estrenó su adaptación al cine de la mano del director Dave Wilson (encargado de los cortometrajes de Star Wars: The Old Republic y del primer episodio de la serie de Netflix titulada Love, Death & Robots) y caracterizado por el archiconocido Vin Diesel.
De la película como película ya hemos hablado profundamente en nuestra crítica cinematográfica, pero hoy toca hablar de Bloodshot como adaptación. Y si el otro día os contábamos qué es el Universo Valiant y cuáles son sus conexiones con los videojuegos de Turok y Shadowman, en este análisis (con spoilers) vamos a incidir casi exclusivamente en si es o no una buena adaptación del personaje. Basta decir del filme que es una cinta de acción correcta, con una influencia en las formas de principios de los 2000, un CGI bien implementado, una narrativa sencilla a la que le ha faltado ambición y le ha sobrado ironía y que ha contado con un Vin Diesel muy fuera de forma (interpretativa), muy alejado de ese tipo musculado que da miedo y el "chico malo" al que nos tiene acostumbrados. Pero, fuera de eso, esta película es una adaptación muy educada con respecto al material original.
Bloodshot es una correcta adaptación del cómic, aunque con ciertos matices
"Tu nombre es Angelo Mortalli. Tu hermano está atrapado al otro lado de la línea enemiga y al borde de... No. No era así... Tu nombre es Raymond Garrison. Te has retirado de los peligros del campo de batalla, pero la súplica desesperada de un viejo amigo te arrastra a un terrible tiroteo que... No. Tampoco era así. Eres Bloodshot". Había dos pilares básicos a la hora de encarar la adaptación de este personaje de Valiant caracterizado por Vin Diesel. El primero de ellos, el más fundamental, el más pesado, era el de hacernos ver que este tipo está más cerca de ser un arma de destrucción masiva que de ser una persona. Y el segundo de ellos, no menos importante, es el de rompernos la cabeza en un momento determinado revelándonos que toda la parte emocional y humana que lo convierte en uno de nosotros... Es una cruel mentira. Esos dos pilares, con algunos matices, están en la película.
Este Frankenstein moderno nació a principios de los 90 en las páginas de Eternal Warrior, de la mano de Kevin VanHook, Don Perlin y Bob Layton. En los siete volúmenes que han alcanzado ya en materia de publicación, en todos ellos se ha jugado con la misma idea: un tipo convertido en un arma gracias a la tecnología de los nanitos que habita en su sangre y que lo convierte en una mezcla entre The Punisher y Cyborg, al que lo someten a un proceso experimental por el cual se le borran e implantan una serie de recuerdos que, al mismo tiempo, sirven para motivarlo a llevar determinadas acciones en beneficio del "controlador del arma". En pocas palabras, ya sea Angelo Mortalli o Raymond Garrison, Bloodshot es una pistola en manos de alguien que dispara el gatillo a conveniencia. Un hombre (o algo parecido a eso) que no tiene el control de su vida hasta que descubre la verdad.
En ese sentido, la película de Bloodshot cumple a la perfección como adaptación. Si bien es cierto que pierde esa parcela más militarista y se decanta por la ciencia ficción ad hoc, los dos pilares del superhéroe de Valiant Comics se dan cita en el filme de una manera o de otra. La adaptación se ha decantado por la figura de Raymond Garrison, identidad que se le dio al relanzamiento editorial de la franquicia en 2012 de la mano de Duane Swierczysnki y que conectaba con el resto de series rebooteadas del universo compartido. Sin embargo, no ha cogido exactamente el proceso de borrado de recuerdos del cómic, ya que en las viñetas tenemos varias vidas diferenciadas, mientras que en la película sólo cambia la identidad del asesino y algún que otro elemento de los entornos.
No sabemos cuál de las dos posibilidades es más cruel. A fin de cuentas, la jugada es la misma: hacer que Bloodshot sea un monstruo motivado por una vida que jamás ha existido. La película somete al personaje a una motivación exclusivamente vengativa, haciéndole revivir el asesinato de su mujer y su propia muerte una y otra vez, solamente cambiando el rostro del asesino en beneficio de los propósitos del Proyecto Espíritu Renacido. Por su parte, los cómics de Valiant hacen que Raymond Garrison viva diferentes vidas, teniendo en algunas mujer e hijos, en otras sólo pareja (pero una chica diferente a la de la otra vida), etcétera. Juzguen ustedes cuál de las dos vías es más cruel. A nosotros nos parecen las dos verdaderamente dolorosas. Y macabramente funcionales, por cierto.
La tecnología de los nanitos y cómo se implementa en la película
Sin embargo, si vamos a analizar la adaptación del personaje de Bloodshot en el cine, es inevitable hablar sobre el uso de la tecnología de los nanitos y cómo la han llevado a la gran pantalla. Brevemente, debemos reconocer que nos ha sorprendido lo bien que ha quedado en la gran pantalla, especialmente porque se ha visto mucho más tecnológico de lo que se ve en las viñetas. No obstante, no nos centraremos tanto en cómo se ha trasladado al cine visualmente, sino cómo se ha usado a nivel narrativo esta tecnología de los nanitos que tiene tantísimas utilidades en el género de superhéroes.
Los nanitos son, realmente, seres vivos microscópicos que habitan en la sangre de Raymond Garrison y lo hacen superpoderoso. Para que os hagáis una idea, estos bichitos tecnológicos son tan pequeños, que en un sólo pelo humano caben hasta 25.000 de ellos. Por lo tanto, en el cuerpo de Bloodshot hay miles de millones, otorgándole un incremento de su fuerza, su velocidad y su capacidad de reacción. No obstante, estas habilidades no se quedan solamente en un aumento del poder de Raymond Garrison, sino que también existen aplicaciones médicas y militares añadidas a la experiencia del propio sujeto y vinculadas directamente con estos motores biomoleculares nanotecnológicos.
De las aplicaciones médicas, destaca, sobre todo, la capacidad de reconstruir y reconectar la piel, el tejido muscular, las arterias e incluso las fibras nerviosas de Bloodshot. Por lo tanto, el personaje es capaz de regenerar y curar sus heridas en cuestión de segundos, dependiendo del daño generado y el nivel de proteínas que tengan los nanitos en su cuerpo (se desgastan con el uso y hay que recargarlos, evidentemente). En ese sentido, y también vinculado a las aplicaciones médicas, Raymond Garrison también puede enfrentarse a situaciones atmosféricas adversas (calor y frío extremos) o exposiciones a radiación u otras tóxicas ambientales.
En cuanto a las aplicaciones militares, los nanitos aumentan las capacidades sensoriales del sujeto y le permiten tener visión infrarroja y ultravioleta y audición ultrasónica, además de permitirle metamorfosearse durante un periodo limitado de tiempo. Y lo mismo sucede con la tecnología, la cual puede manipular a conveniencia, tanto para hackear sistemas informáticos como para consultar información al momento. Sin embargo, como vemos en la película, un puso electromagnético o PEM deja a Bloodshot totalmente incapacitado y lo convierte en alguien completamente vulnerable.
De todo esto, en la película de Bloodshot, hemos visto muchísimo. La cinta adapta (casi) a la perfección la tecnología vinculada al superhéroe de Valiant Comics. Llegamos incluso a ver los nanitos dentro de la sangre de Vin Diesel y comprobamos como la fuerza, la velocidad y la reacción de Raymond Garrison es aumentada gracias a esta tecnología. Lo que más se usa durante todo el filme es el recurso curativo. Constantemente, vemos al protagonista recibir disparos de todos los tipos y potencias, pero siempre se recupera rápidamente de las heridas gracias a los nanitos.
Sin embargo, del tema de la metamorfosis y sus aplicaciones militares... ¡Nada de nada! La película ha olvidado tanto esta habilidad como la propia apariencia blanquirroja (esa bandera de Japón, ahí) de Bloodshot. La estética característica del personaje se deja de lado, aunque se juega prácticamente en las escenas de acción y las grotescas peleas con la posibilidad de que quede pintado de blanco y su pecho rojo brillante lo conviertan en el superhéroe que conocemos de las viñetas. No obstante, lo que sí vemos es la conexión que Raymond tiene con la tecnología y la manipulación de la que puede hacer uso.
En definitiva, Bloodshot es una película de acción correcta y, también, una correcta adaptación. Las bases del personaje y la tecnología que está vinculada a él y que lo convierte en el superhéroe de Valiant Comics se dan cita en el filme. La historia no va más allá de esto. Estamos delante de otra cinta de origen que no se sale de los tropos característicos ni se atreve a plantar más semillas. La puerta se queda abierta a ver más de Raymond Garrison en el futuro y, sobre todo, de tener el Universo Valiant en el cine. Ahora, está en manos del estudio. Pero las posibilidades son, como los nanitos, prácticamente infinitas.
Descubre más sobre David Lorao, autor/a de este artículo.
Conoce cómo trabajamos en Hobbyconsolas.