Hemos jugado a Diablo 4 y el Infierno nos ha hecho pecar: primeras impresiones de la beta

Oh, pecadores... regocijaos, pues la guerra entre los Infiernos Abrasadores y los Altos Cielos vuelve a cernirse sobre nuestras cabezas. La batalla entre ángeles y demonios regresa con Diablo 4 y nosotros, pobres mortales, tenemos un destino que cumplir.

Es hora de regresar a Santuario de la mano de Blizzard con una aventura que promete ser uno de los grandes lanzamientos del año y, por suerte, ya hemos jugado a la beta de Diablo 4 antes de que se produzca el lanzamiento oficial del juego el 6 de junio en PS5, PS4, Xbox Series X|S, Xbox One y PC.

El acceso anticipado de este fin de semana y la prueba abierta que tendrá lugar del 24 al 27 de marzo nos permiten conocer los primeros compases del flamígero regreso de todo un padre de los videojuegos... ¿o deberíamos decir de una madre?

La Hija del Odio, Lilith, ha regresado a Santuario para reunirse con todos sus pequeños presentándose ante nosotros en toda su sanguinolenta gloria. La beta no ha tardado en arrancar con la bestial cinemática que pudimos ver hace casi cuatro largos años en la Blizzcon de 2019.

Tras la presentación de la hija de Mefisto ha tocado volver a crear nuestro héroe como en pasadas entregas pudiendo escoger entre Hechicera, Bárbaro o Pícara (Nigromante y Druida llegan la próxima semana) sirviéndonos de un editor para seleccionar sexo, pelo, tatuajes y otros tantos aspectos.

La personalización no es la más completa que veréis, pero cumple de manera más que solvente hasta que comencemos a portar todo tipo de indumentarias que nos sigan definiendo dentro de Santuario.

Líbranos del mal

Los primeros pasos por esta tierra helada nos llevan a seguir la pista de Lilith, cuyos planes nos son desconocidos, pero que gracias a un suceso inesperado podremos ir descubriendo. La narrativa característica de la saga Diablo pronto se deja ver y promete darnos una buena historia.

Un relato, eso sí, mucho más maduro que se antoja verdaderamente épico. Aún queda mucha leña por cortar en este asunto y tampoco queremos fomentar los destripes, pero en este apartado, las ideas plasmadas hasta el momento funcionan realmente bien.

Aquellos que estén familiarizados con el lore de la franquicia conocerán la trama que involucra a Lilith y al arcángel Inarius. La curiosa pareja dio forma a Santuario hace eones y ahora, el despertar de la antagonista ha vuelto a poner todo patas arriba tras los eventos de Diablo III: Reaper of Souls.

En seguida, la primera Madre se presenta ante el jugador como un personaje con un gran potencial en cuanto a desarrollo y motivaciones que puede conectar muy bien con todo lo acaecido hasta ahora en el mundo de esta franquicia.

Mmm... Esto sabe a Diablo II

Pero vamos directos al meollo del asunto... ¿Cómo se siente Diablo 4? Pues empecemos con uno de los aspectos que más está definiendo a esta entrega y que más nos está gustando: el tono del juego.

Tras darnos un buen aperitivo de nostalgia con Diablo II Resurrected, Blizzard ha puesto especial ímpetu en remarcar que Diablo IV continuará con ese estilo más siniestro, gore y oscuro que vimos en la legendaria entrega y tras esta prueba ya os vamos diciendo que se nota de lo lindo.

Diablo 4 es tétrico, lúgubre y muy cruento... lo que nos parece estupendo. La historia va a la par de esta oscura temática, pero todo lo que rodea al diseño artístico de esta entrega es el encargado de darle una forma exquisita que le convierte en digno heredero de aquella secuela del año 2000.

Santuario está muy "tristón" y sus desdichados habitantes se encargan de dejarlo claro mientras el propio escenario y el clima señalan que lo que nos espera no va a ser un paseo en calesa. El prólogo y el Acto 1 disponibles en esta beta transcurren en Cimas Quebradas, un bioma no acto para frioleros.

La nieve da un cadavérico aspecto a todo lo que nos rodea, apenas vemos la luz del sol en las primeras horas y pese a que las antorchas brillan en las mazmorras, allí donde hay claridad, las sombras florecen... al igual que las alimañas que en ellas moran.

Combatiendo a las hordas demoniacas

Si algo nos ha enseñado Diablo es que allí donde estén los "malos bichos", nosotros tenemos que ir a mandarlos de vuelta al Infierno. Para cumplir dicha labor hemos escogido a una Pícara de generosa cresta y rostro curtido. 

Esta primera toma de contacto con el "Rogue" nos deja claro que el sistema de combate de Diablo IV va a ser otro de sus puntos fuertes. Y tras echarle un buen vistazo a la clase de Bárbaro y Hechicera, todas nuestras opiniones de reafirman.

Ya lo remarcamos en 2019 con nuestra primera sesión de juego y las sensaciones son iguales o incluso mejores. Lo experimentado en los primeros compases del acceso anticipado hacen que Diablo IV se sienta tan familiar como innovador.

Todo lo que ha definido a la saga está ahí: generosos árboles de habilidades, looteo a ras de suelo, constante movimiento para no acabar hechos trizas, hordas de enemigos y una personalización endiablada en lo que a armas y materiales se refiere.

Y aún así, esos sistemas ofrecen algo nuevo para seguir puliendo su fórmula ARPG hack and slash. El gran añadido es el botón de esquiva (con enfriamiento), que pese a que pueda parecer algo muy común, da un mayor profundidad al gameplay y mucho más dinamismo.

Escapar de una oleada de necrófagos que se nos echaba encima o evitar un porrazo gigante de un demonio menor se siente mucho más fluido gracias a esta opción, que también permite afrontar decisiones ofensivas como recortar distancias con el bárbaro para repartir estopa más rápido.

Además, cada clase cuenta con una increíble variedad de opciones para personalizar nuestra experiencia en combate. Podemos llevar hasta 6 habilidades activas y árbol de progreso permite combinaciones explosivas.

Aparte de una inmensa gama de movimientos, cada uno de estos ofrece ramificaciones y mejoras, lo que nos deja múltiples caminos a elegir. 

Con la Pícara, por ejemplo, puedes decantarte por un personaje tremendamente orientado al combate a distancia o bien puedes ir derechito a por habilidades de asesinato, ocultación y estados alterados... incluso una combinación versátil entre ambas.

La Hechicera cuenta con magias pirománticas, de congelación o de electrificación y su unión puede ser letal. Congelar a los enemigos y luego lanzarles un meteorito que, literalmente, les haga añicos es uno de nuestros combos preferidos.

Y el Bárbaro... pues aplasta. Esta clase cuenta con una característica propia que permite mejorar los talentos de su arma a dos manos, armas duales y todo su arsenal con un árbol de progreso propio. Como veis, las opciones son muy elevadas.

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Esto solo acaba de empezar...

La zona de Cimas Quebradizas se ha presentado ante nosotros como un área realmente extensa y pese a que la beta está acotada a sus nevados paisajes, el espíritu de mundo abierto libre del que ha presumido Blizzard ya se ha dejado entrever.

El mapeado ofrecía una satisfactoria exploración cargada de mazmorras desafiantes, eventos cooperativos bastante variados y misiones secundarias interesantes. De verdad, esta primera zona nos ha parecido muy grande y quedan aún cuatro por recorrer...

Esta prueba nos confirma lo que poco a poco hemos ido viendo con cada diario de desarrollo del juego. El potencial de Diablo IV es inmenso y lo demuestra claramente en prácticamente todos sus apartados.

Algunos temas que no queremos dejar atrás son el gratificante sistema de looteo y progresión en cuanto equipamiento y armamento, los jefes del mundo como Ashava, que ofrecen combates que están ya a otro nivel y la interfaz es intuitiva (con montones de accesos directos).

Unido a un estilo artístico que promete de lo lindo y una banda sonora que ya ha soltado unas cuantas perlitas, pues se nos está quedando un juego que va a hacerle el veranito a más de un fan de la saga.

Y aún nos quedan cantidad de cosas por conocer más en profundidad, como ese Panel de Leyenda (nivel 50) que actuará como segundo arco de progresión, el endgame o aspectos como el jugador vs jugador dependiendo de cada clase.

Evidentemente, la beta ha revelado algunas flaquezas y todavía quedan cosas por pulir (sigue habiendo textos en inglés, diferentes sistemas necesitan una revisión y a nivel gráfico puede que no sea todo un portento).

Además, el acceso anticipado podría haber ido mejor. Digamos que hemos experimentado un auténtico infierno en algunos momentos debido a las largas colas de espera, desconexiones o lag constante. 

Y por supuesto, queda por ver cómo se implementa el temido pase de batalla y otros sistemas alejados de la más pura jugabilidad e historia. Con esto somos cautos dado el historial de Blizzard en esta materia.

Aunque preferimos quedarnos con todo lo bueno que hemos visto, que anticipa un nuevo paso adelante para la mítica saga. Blizzard se juega mucho con esta nueva entrega y todo apunta a que los fans vamos a ser recompensados.

En resumidas cuentas, Lilith llama a nuestras puertas con Diablo 4 y que queréis que os digamos... nos hemos dejado embaucar con sumo gusto. Somos unos pecadores, qué se le va a hacer, pero ya estamos esperando a redimirnos en Santuario el 6 de junio.