He jugado a Final Fantasy XVI y no puedo quitármelo de la cabeza: va a ser uno de los mejores juegos del año

Seguro que os ha pasado: jugáis a algo por primera vez y los días posteriores no podéis sacároslo de la cabeza. Cuando no estáis jugando, estáis pensando en el juego; repasando las mecánicas, recordando el último gran combate que librasteis o imaginando qué camino tomará la historia tras ese último giro.

Pues eso fue exactamente lo que me pasó hace unas semanas cuando pude jugar a Final Fantasy XVI durante un evento organizado por Square Enix en Londres y al que asistieron varias figuras clave de su desarrollo, como Naoki Yoshida (productor), Hiroshi Takai (director) y Ryota Suzuki (director de combate).

Resulta un poco extraño decir esto sobre una de las sagas más emblemáticas de la industria, pero Final Fantasy tiene mucho que demostrar con esta nueva entrega. Los últimos juegos han generado opiniones dispares, quedando muy lejos de la magia por la que eran conocidos antaño. 

Y esto lo dice alguien que jugó y lloró como un niño con Final Fantasy XV, pero es indudable que el juego no era perfecto y estuvo lastrado por multitud de problemas en su longevo desarrollo.

Esto contrasta con la confianza que desprende Final Fantasy XVI. Pocas veces se ven juegos tan seguros de sí mismos y de lo que se proponen. Y es una confianza que se palpaba en cada una de las palabras que pronunció Naoki Yoshida durante la presentación que nos dio antes de ponernos a los mandos.

Y después de jugarlo, puedo decir que esa confianza está más que justificada: lo que vi me entusiasmó y creo que tiene potencial no sólo para ser uno de los mejores juegos de 2023; también uno de los mejores Final Fantasy.

Impresiones de Final Fantasy XVI para PlayStation 5

La demostración a la que jugamos se componía de dos partes. En la primera, la más extensa, Clive Rosfield, protagonista de Final Fantasy XVI, se infiltraba en una fortaleza acompañado por su fiel perro Torgal y por Cidolfus Telamon, el Cid de esta entrega.

Se trataba de un nivel cerrado y relativamente lineal, lo que vendría a ser una misión de historia, aunque el diseño de la fortaleza presentaba algún que otro camino alternativo. Esta primera parte nos sirvió, principalmente, para descubrir cómo funciona el sistema de combate de FFXVI.

Y lo voy a decir ya para evitar disgustos: aquí no hay turnos ni nada que se le parezca. Jugablemente, esta demostración de Final Fantasy XVI tenía más en común con Devil May Cry o God of War que con cualquier Final Fantasy del I al X.

Y no lo digo sólo porque el combate sea acción pura y dura, también porque la estructura de juego recuerda a la de estos títulos, incluyendo detalles como puertas que requieren de un pequeño QTE para abrirlas.

A mí me parece estupendo; prefiero que se centren en un estilo de combate, antes que intentar ofrecer alternativas a medio gas como pasó en Final Fantasy XV. 

Puedo entender que haya gente a la que esto le disguste... Pero os recomiendo que sigáis leyendo, porque Final Fantasy XVI tiene muchos detalles que demuestran que es un Final Fantasy de los pies a la cabeza.

Pero primero, vamos a detallar el sistema de combate. Tenemos un botón para atacar con la espada, un botón para realizar ataques mágicos a distancia (se pueden usar indiscriminadamente, no hay medidor de magia) y un botón para esquivar que si se usa justo antes de que nos golpeen, se puede encadenar con un contraataque muy satisfactorio.

Los ataques con espada y los ataques mágicos se puede alternar para crear combos; si mantenemos pulsado el botón de ataque con espada, al soltarlo realizamos un "launcher" que lanza a los enemigos por los aires, acción que podemos continuar saltando y ejecutando ataques aéreos; y si pulsamos al mismo tiempo el botón de ataque y el de salto, Clive realiza una útil embestida con la espada.

También contamos con un poderoso ataque límite, que aquí consiste en una transformación momentánea que aumenta la fuerza y la velocidad enormemente. 

Es especialmente útil contra enemigos poderosos y jefes, pues además de barras de salud, cuentan con un medidor de aturdimiento que se vacía poco a poco con cada uno de nuestros ataques. Cuando llega a cero, los enemigos quedan aturdidos durante unos valiosos segundos durante los que nuestros golpes causan más daño de lo normal.

Hasta ahí, lo básico del sistema de combate de Final Fantasy XVI. 

Me ha gustado mucho, porque es más que evidente que bebe de Devil May Cry (lógico, teniendo en cuenta que Ryota Suzuki participó en Devil May Cry 5 y Dragon's Dogma) y otros juegos de acción de corte similar, pero en ningún momento requiere la habilidad ni la técnica de dichos títulos. 

Las invocaciones, grandes protagonistas de Final Fantasy XVI

Ahora bien, todavía no hemos hablado de lo más interesante del combate: los Eikon. Este es el nombre que reciben las invocaciones en Final Fantasy XVI y, a diferencia de otros juegos, no se invocan, sino que son algunos personajes clave, llamados Dominantes, los que se transforman en criaturas míticas de un poder inconmensurable.

Las invocaciones no son sólo una parte fundamental de la saga Final Fantasy, también son uno de los elementos más espectaculares... Pero por algún motivo pocas entregas las han sabido aprovechar como se merecen. 

Y si decía antes que el juego desprende confianza, es en gran parte porque en Final Fantasy XVI han dicho: «¿queréis invocaciones? Tomad invocaciones» y han convertido a los Eikon en los grandes protagonistas tanto de la trama... como de la acción en todas sus vertientes. 

En cualquier momento durante el combate, podemos rotar entre todos los Eikon a nuestra disposición con tan solo pulsar un botón. Y dependiendo del que tengamos equipado, las habilidades de Clive cambian.

Por ejemplo, en el caso de esta demostración, podíamos alternar entre Fénix, Garuda y Titán, es decir, entre fuego, viento y tierra. 

Esto es importante porque al cambiar de Eikon también cambia el elemento de los ataques a distancia.

Cada Eikon tiene una destreza exclusiva que se utiliza con el botón círculo. Con Fénix se realiza una potente embestida flamígera, con Garuda podemos atraer a los enemigos a nuestra posición con una suerte de arpón y con Titán podemos crear un escudo de roca que sirve tanto para resistir los golpes como para realizar un violento contraataque mediante una lluvia de puñetazos.

Y todavía hay más: con cada Eikon podemos equipar dos habilidades diferentes. Son habilidades muy potentes y con diferentes efectos (algunas tienen un timing específico para sacarles todo el partido) que requieren un tiempo de espera tras utilizarlas, algo que fomenta que cambiemos continuamente entre los Eikon para maximizar el daño.

En las invocaciones se esconde el elemento más rolero de Final Fantasy XVI, además de por los diferentes daños elementales, porque al ganar experiencia y subir de nivel podemos usar puntos para desbloquear nuevas habilidades o mejorar las que ya poseemos.

Y hablando de esto, los objetos como las pociones siguen estando muy presentes (usados en tiempo real, claro) y tuvimos que recurrir a ellos varias veces durante los combates. Los objetos comparten la cruceta con Torgal, a quien podemos dar órdenes para que combine sus ataques con los nuestros o para que realice una curación de emergencia.

Si esto nos resulta muy complicado, podemos equipar un accesorio para automatizar el comportamiento del acompañante canino. Y esto nos lleva a hablar de un aspecto muy interesante y es la forma en que se ha gestionado la dificultad en Final Fantasy XVI.

Al empezar la partida vamos a poder elegir entre el modo historia y el modo acción. La dificultad es la misma en ambos modos, sin embargo en el modo historia comenzamos el juego con una serie de accesorios que facilitan varios aspectos del combate.

Tenemos un accesorio que muestra un aviso en pantalla brevemente justo cuando vamos a recibir un golpe, dándonos unos segundos para pulsar el botón de esquiva. 

Si aun así el juego nos resulta demasiado complicado, tenemos otros dos accesorios que equivalen al modo fácil: uno que hace que Clive esquive automáticamente todos los ataques y otro que hace que con tan solo pulsar un botón, realice todo tipo de ataques y habilidades.

Por supuesto no estamos obligados a usarlos, y los jugadores que busquen un desafío querrán evitarlos a toda costa y aprovechar esos espacios para equipar accesorios con efectos más interesantes. Pero tampoco son exclusivos del modo historia, así que si en algún momento nos topamos con un enemigo que se nos resiste, podremos equiparlos.

Emoción, magia y espectáculo

Al avanzar a través de la fortaleza y librarnos de varios grupos de enemigos, nos topamos con Benedikta Harman, la Dominante de Garuda. Tras una breve discusión con Cid en la que saltaron chispas (literalmente), asistimos a una espectacular secuencia de vídeo que dio paso a un combate contra las "hermanas" de Benedikta (o así las llamaba ella).

Este enfrentamiento contra jefe era en realidad un aperitivo antes del plato fuerte que vino minutos después: un combate contra la propia Benedikta. En lugar de "invocar" a Garuda, la Dominante adoptó una transformación parcial en la que seguía conservando su forma humana mezclada con elementos bestiales, como alas o garras.

Y hay que destacar unos cuantos aspectos de los combates contra jefe. El primero y probablemente el que más va a dar que hablar, es la gran presencia que tienen los QTE. A lo largo de los combates, se suceden continuamente secuencias cinematográficas en las que no tenemos control directo sobre Clive.

Durante estas secuencias, se muestran avisos de diferentes colores en pantalla: si es de color rojo, significa que debemos pulsar el botón de esquiva, si es de color azul significa que debemos pulsar el botón de ataque y si es de color naranja significa que debemos machacar el botón de ataque.

Personalmente no me disgustaron porque creo que le dan un toque muy espectacular a los combates que, a su vez, también es un toque muy Final Fantasy. De hecho, los ataques de estas secuencias estaban acompañados por un letrero con su nombre, un genial guiño a los Final Fantasy de toda la vida. Aun así, es un aspecto que creo que va a generar opiniones encontradas.

De los enfrentamientos contra jefe, destacar también la gran variedad de fases por las que pasan; perdí la cuenta de la cantidad de ataques diferentes que llegó a usar Benedikta: algunos había que esquivarlos, otros era mejor bloquearlos y otros requerían cambiar de posición. Esto habla maravillas de su diseño, pues nos obliga a adaptarnos continuamente y a cambiar de estrategia.

Una vez derrotada Benedikta, terminaba esta primera sección de la demostración y podíamos jugar a la segunda, que se trataba nada más y nada menos que de un combate contra -ahora sí- Garuda. Un enfrentamiento compuesto por dos partes: en primer lugar Clive contra Garuda y en segundo lugar Ifrit contra Garuda.

Los combates de Eikon van a ser uno de los puntos fuertes de Final Fantasy XVI, y según nos explicó Naoki Yoshida durante la presentación, cada uno de ellos va contar con mecánicas únicas (nos mostraron una breve secuencia de uno que recordaba a un shooter). En el caso de Ifrit vs. Garuda, lo definían como un combate de lucha libre.

Y no se equivocaban: los movimientos de Ifrit eran lentos y pesados, pero lo compensaba con la posibilidad de abalanzarse rápidamente y de lanzar bolas de fuego para contrarrestar los ataques de viento de Garuda. En este combate, por cierto, los QTE tenían más protagonismo todavía. 

Pero, de nuevo, servían para elevar el nivel de espectáculo por las nubes con secuencias de acción muy intensas rebosantes de ataques especiales... Y para justificar el PEGI 18 de esta entrega. Los Eikon no se andan con tonterías y si tienen que arrancar un brazo, lo arrancan. 

No quiero terminar sin mencionar el apartado audiovisual de Final Fantasy XVI. Gráficamente es un auténtico espectáculo; los rostros de los personajes están a un nivel altísimo, con expresiones faciales muy conseguidas como el fruncimiento de ceño de Benedikta o la media sonrisa de Clive. 

Los combates son, por supuesto, un festival de efectos de partículas de todos los tipos. Hubo alguna ralentización, aunque nos aseguraron que iba a estar todo corregido de cara al lanzamiento. Además, también nos confirmaron los modos gráficos de Final Fantasy XVI en PlayStation 5.

En cuanto al audio, las voces en inglés nos parecieron magníficas, especialmente las interpretaciones de Clive, Cid y Benedikta, que se han dejado la garganta con algunos gritos. También tuvimos la oportunidad de jugar con voces en español latino, que están muy bien, y durante la entrevista aprovechamos para preguntar a sus responsables por la ausencia del doblaje al castellano.

Y aunque los tráileres mostrados hasta la fecha ya auguraban que el trabajo de Masayoshi Soken con la banda sonora de Final Fantasy XVI va a ser histórico, esta toma de contacto ha servido para confirmarlo: melodías como las de los combates contra soldados rasos o -especialmente- la del enfrentamiento contra Benedikta, seguían sonando en mi cabeza horas después de jugar.

Es evidente que esta demostración era una parte minúscula del juego completo y todavía queda mucho por ver (como las secciones abiertas, el desarrollo general de la aventura, si la historia y el sistema de combate aguantan el paso de las horas...), así que es pronto para hacer juicios de valor. 

Pero muy pocas veces, tras una primera toma de contacto, un juego ha conseguido quedarse de esa manera en mi cabeza; repasando las mecánicas, recordando el último gran combate o imaginando qué camino tomará la historia tras ese último giro. Como las llamas de Ifrit, Final Fantasy XVI se ha quedado grabado a fuego.