Logo Hobbyconsolas.com

La violencia de Ellie en The Last of Us: Análisis y explicación

- Actualizado:
La violencia de Ellie en The Last of Us

Ellie Williams, la gran protagonista de The Last of Us, es uno de los personajes más complejos de los videojuegos. Pero ¿qué se esconde detrás de toda su violencia?

Ellie es uno de los mejores personajes de la historia de los videojuegos. Llegar a esta conclusión no es difícil. A fin de cuentas, si The Last of Us se define por algo, ese algo es la capacidad de crear personajes extraordinariamente humanos, dramáticos y emocionales, y colocar todas esas pulsiones tan viscerales en el cerebro del jugador mientras lo conduce sin delicadeza alguna por un escenario lleno de dolor y tragedia.

En ese sentido, analizar The Last of Us es sencillo: solo tienes que dejarte llevar por las emociones y deshacerte en elogios por todas las virtudes y los pocos defectos que posee esta franquicia como historia. Sin embargo, en este artículo quería ir un paso más allá y hacer todo lo contrario. Es decir, coger un personaje que amo, que llevo tatuado en la piel para toda la vida, y sacar a relucir el mayor de sus defectos, la cara oculta de la persona.

El otro día estaba repasando The Last of Us: La humanidad en juego, un extraordinario libro de divulgación acerca de la saga escrito por el periodista y amigo Diego González Fernández. En uno de sus múltiples fragmentos, hablaba sobre la presentación de The Last of Us: Parte II en 2016.

Durante aquel evento, Neil Druckmann, creador del videojuego, aseguraba que "si el primer juego trataba sobre el amor, la secuela tratará sobre el odio". Tiempo después, matizaría aquella promesa. Pero de eso hablaremos más adelante.

Según la RAE, el odio es la "antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea". El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra, ¿no? Todos hemos experimentado situaciones de injusticia, crueldad y dolor que nos han llevado a tener pensamientos de odio. De hecho, no se necesitan grandes acciones para desembocar en el odio.

Es algo muy sencillo en lo que caer, mucho más fácil que la aceptación o el perdón. Por eso se dice que el camino más rápido hacia lo que consideramos justicia es la venganza, aunque esta carezca de armonía y se base puramente en la satisfacción personal de aquel que la busca.

La obsesión que habita en los personajes de The Last of Us

The Last of Us

Para hablar de la violencia de Ellie en The Last of Us no solo hay que ceñirse a su historia de venganza en la Parte II y su conflicto con Abby. Debemos remontarnos a la base emocional del personaje y a su desarrollo narrativo para poder definir lo que es "violencia desatada".

Se trata de una violencia dormida que siempre ha estado ahí y que termina liberándose, provocando un estallido de crueldad y sangre, de barbarie, que puede asemejarse al fumador que deja de fumar y, cuando vuelve, lo hace fumando el doble o el triple de lo que fumaba antes, o el que decide hacer una estricta y agresiva dieta… pero, cuando cae víctima de la gula, le provoca un efecto rebote que dilapida no solo lo conseguido, sino su estado previo a la decisión de adelgazar.

En resumidas cuentas, esto es lo que le sucede a Ellie con la violencia en The Last of Us.

Una de las claves de esta franquicia de Naughty Dog es la obsesión. De hecho, esto es algo que se reproduce más allá de The Last of Us. En Uncharted, por ejemplo, Nathan Drake y todos los personajes que forman parte de la franquicia de arqueólogos y aventureros están obsesionados con los tesoros que anhelan alcanzar, y están obsesionados con la aventura (el medio) que les permite llegar hasta ese fin (el tesoro).

Por su parte, en The Last of Us: Parte I, los dos protagonistas tienen obsesiones muy claras y justificadas en el plano narrativo. Joel está obsesionado con la muerte de Sarah, con su trágico pasado, y la aparición de Ellie, quien vuelve a darle un motivo para vivir, quien le hace recuperar la esperanza y la humanidad perdida por sus actos previos…

La aparición de Ellie termina obsesionándole con la idea de protegerla por encima de todo, de lograr aquello que no pudo hacer con Sarah. En definitiva, de superar el pasado, de expiar sus pecados.

En cuanto a Ellie, las obsesiones del personaje tienen más que ver con la muerte que le rodea y con la idea del destino. Su mayor miedo, que es la soledad, trata de ser justificado por ella misma como una parte del proceso que debe vivir, una penitencia por la peregrinación de ser el futuro de la humanidad, la posible cura a la infección de Cordyceps que ha acabado con la civilización.

Date de alta en HBO Max España

Date de alta en HBO Max España

Si te gustan series como Friends, Los Soprano o Juego de Tronos, HBO Max tiene estas y muchas más en su catálogo.

Darse de alta

Ellie está obsesionada con dar sentido a las muertes de sus conocidos y más queridos a partir de su propio destino. Pero, cuando eso se trunca, cuando Joel Miller le arrebata el sacrificio que daba forma a su existencia, la obsesión se traslada a otros lugares.

El simbolismo de las luciérnagas y las polillas

El tatuaje de Ellie en The Last of Us

Si la obsesión de Ellie en la primera parte de The Last of Us se representaba por el logotipo de las Luciérnagas, por la idea de ser la luz, el faro de esperanza de la humanidad, en la segunda parte el personaje transforma la luciérnaga (dadora de luz) en polilla (perseguidora de luz).

Su obsesión es ahora perseguir la luz, convertirse en la polilla. Es por ese motivo por el que en la pantalla de carga de The Last of Us: Parte II vemos a unas polillas atraídas por la luz.

Sin embargo, a pesar de esa necesidad de encontrar la luz tras lo sucedido en el hospital Saint Mary de Salt Lake City, de volver a ser la niña que parecía ser en el primer videojuego, el destino de Joel trunca la búsqueda de la luz y transforma esa luminosidad anhelada por un densa, profunda y agresiva oscuridad que se manifiesta en forma de una violencia desatada y descomunal.

Una máquina de matar.

En ese sentido, el tatuaje de Ellie diseñado por Natalie Hall funciona como una representación exacta de la deriva del personaje. Por un lado, nos encontramos la polilla. Es la misma polilla que está grabada en la guitarra de Joel, un elemento simbólico que representa la relación entre un padre y su hija, aunque sea una relación compleja y conflictiva, angustiosa.

Esa polilla del tatuaje avanza sobre un campo de helechos blancos y negros. Los helechos blancos representan la luz, el camino lógico que debería seguir la polilla, atraída por la luminosidad de la planta.

Los helechos negros, sin embargo, simbolizan la oscuridad, el camino que decide elegir Ellie durante casi toda la secuela, esa violencia desatada, liberada, de la que hace uso en su caída al abismo en Seattle.

Figura de Ellie en The Last of Us II (20 cm)

Figura de Ellie en The Last of Us II (20 cm)

Esta figura ultrarrealista de Ellie está inspirada en su personaje en The Last of Us II, juego que aún está por estrenar pero que ya tiene su propio merchandising.

Cómprala al mejor precio

En resumidas cuentas, lo que viene a decirnos el personaje es que todo ser humano tiende por naturaleza hacia la luz, pero que la luz y la oscuridad se entrelazan a menudo con tanta facilidad, que el odio y el amor tienen barreras tan estrechas, que podemos rendirnos al helecho negro en cualquier momento, incluso aunque la polilla, aunque nosotros, lo que verdaderamente anhelamos es seguir la luz.

Más allá de los zombis y más cerca de la humanidad

The Last of Us Parte II Remastered

The Last of Us es un videojuego que no trata sobre zombis, sino sobre la humanidad. En ese sentido, no hay nada más humano que el amor y la supervivencia, las dos piezas claves sobre las que se cimienta este oscuro universo de Naughty Dog.

Tanto la primera como la segunda entrega dibujan el retrato de una especie que se enfrenta a su propia extinción, y es en esos momentos de fragilidad, de tragedia, donde la humanidad muestra todo lo bueno y todo lo malo que es capaz de hacer. Pues el verdadero rostro de un hombre no está en lo que dice, sino en lo que hace; especialmente, en lo que hace cuando está contra las cuerdas.

Superar todos los obstáculos y las trabas que la naturaleza coloca en medio de la vida del hombre, sobrevivir, es lo que da sentido a la existencia de nuestra especie. Decía Craig Mazin, creador de la adaptación televisiva de The Last of Us en HBO, que "cuando aprietas a la gente es cuando descubres quiénes son".

A lo que se refería el cineasta, creador de la magnífica miniserie de Chernóbil, es que las tragedias y los apocalipsis intensifican el concepto del amor. Y eso es bueno, pero también malo. Porque el amor es la emoción humana más poderosa que existe.

Funko Pop! Edición Especial de Ellie (The Last of Us)

Funko Pop! Edición Especial de Ellie (The Last of Us)

Esta figura conmemora el lanzamiento de la segunda parte de The Last of Us, uno de los exclusivos de PlayStation 4 más esperados del año 2020 y de toda la generación.

Cómpralo al mejor precio

Es lo que hace que nuestra vida merezca ser vivida, pero también que seamos capaces de hacer las cosas más horribles. Es lo que hace que Ellie acabe amando a Joel y que Joel acabe amando a Ellie, pero también que luego ella termine liberando toda esa violencia que atesora en su interior.

Joel no creó la violencia de Ellie, tan solo la despertó

The Last of Us Parte 2

Si explico todo esto es porque suelo leer mucho sobre The Last of Us, y en la mayoría de las ocasiones tiendo a escuchar la opinión de que las partes malas de Ellie Williams son consecuencia directa de Joel. Una opinión con la que estoy completamente en desacuerdo.

Creo que Ellie, antes de conocer a Joel, ya guardaba en su interior la violencia, la rabia y el odio que posteriormente libera, víctima o consecuencia de la vida que ha tenido, una vida definida por la supervivencia, en la que no comprende por qué la ropa, los chicos o cualquier otro elemento de la vida antes del Cordyceps podían llegar a ser siquiera importantes.

Es una niña nacida y criada en el conflicto. No ha conocido otra cosa que la muerte y la violencia, que el dolor y la tragedia. Y eso le ha dado forma mucho antes de Joel.

No obstante, sí es cierto que Joel refina sus habilidades y le permite adquirir la conciencia propia de una auténtica superviviente. Lo que hace Joel es darle forma a sus capacidades, pulir el diamante. Sin embargo, el diamante siempre ha estado ahí.

Ellie nunca ha sido una niña frágil. No porque no quisiera o estuviera maldita, sino porque, sencillamente, el mundo no le ha permitido tener una infancia normal. Mantiene ciertos elementos inocentes, propios de su edad, pero son una suave brisa en medio de un tornado, una lágrima de agua en mitad del desierto. Los vemos, pero se esfuman con tanta rapidez como la vida en The Last of Us.

La violencia de Ellie en The Last of Us se libera como recurso narrativo porque era necesaria para la Parte II. Sin ella, no hubiera sido posible. Y no es un ejercicio gratuito de guion ni una deconstrucción del personaje.

Como he dicho, siempre ha estado ahí, y su relación con Joel en el primer videojuego le ha permitido refinar sus aptitudes y cincelar la violencia que habita en su interior para sacarla a la luz sin remilgos cuando sea necesaria.

 

Esa es, precisamente, la clave de la supervivencia: no hacer alarde de lo que puedes o no puedes hacer, sino esperar el momento exacto en el que la naturaleza te ponga a prueba y tú demuestras que estás preparado para todo lo que te echen encima.

La liberación del monstruo que habita en Ellie a partir de la tragedia

The Last of Us 2 Remastered

Una vez presentada, definida y establecida la violencia de Ellie en el primer videojuego, una violencia inherente a su condición como niña nacida bajo el conflicto, rodeada de muerte y desesperación, de tragedia y dolor desde los primeros compases de su vida, Naughty Dog decidió hacer uso de ella y liberarla para que el jugador experimentase en primera mano lo que puede llegar a hacer el amor cuando adquiere su forma más horrible.

Para ello, necesita que tú sientas la misma rabia que siente Ellie, que desees hacer lo mismo que desea hacer Ellie, que te dejes llevar por el fuego de la ira y descargues todo tu odio hacia aquello que te ha hecho daño. No importa qué justificación haya. Solo importa la venganza. Solo importa la satisfacción personal. Y, para ello, hay que desatar la violencia. Hay que experimentarla.

Pero, para experimentar algo, también hay que entenderlo. Y, en ese sentido, hay que asimilar que The Last of Us es un mundo imperfecto, que lo que puede ser antinatural (como la violencia de Ellie en la Parte II y su presunta deconstrucción) no es otra cosa que el resultado de una serie de elementos coyunturales que podríamos denominar como "contexto".

Insisto: el mundo de The Last of Us es imperfecto. Aquí no hay blancos y negros, no hay buenos y malos, no hay héroes ni villanos. Tanto Joel como Ellie, y la propia Abby… Todos toman malas decisiones y deben enfrentarse a las consecuencias de sus actos. No se trata de juzgar quién actúa bien y quién actúa mal.

Nosotros, los jugadores, no tenemos los códigos que poseen los personajes de la ficción, porque nuestra realidad sí se sostiene bajo códigos éticos y morales que permiten dilucidar qué está bien y qué está mal. Es el poder de la razón.

 

Pero, en un universo como el de The Last of Us, no hay razón alguna. Solo hay violencia, incluso cuando se manifiesta en forma de amor. Por ese motivo, en The Last of Us, cualquier personaje… se convierte en el villano de alguien, al mismo tiempo que es el héroe de otra persona.

Los héroes y los villanos, ¿existen en The Last of Us?

Tommy y Joel en The Last of Us

Cuando se lanzó el primer videojuego, Neil Druckmann admitió en una entrevista que estaba sorprendido por la recepción crítica de los jugadores y el debate que giraba en torno al final de The Last of Us: Parte I.

A raíz de si Joel es un héroe o un villano, Druckmann se planteó lo siguiente: "¿Por qué tiene que ser una cosa o la otra? ¿No puede ser simplemente una persona compleja que ha tomado buenas y malas decisiones?". Hay que aceptar que en el universo de The Last of Us, el maniqueísmo entre lo bueno y lo malo se sustituye por gente que hace lo que puede para sobrevivir.

Nosotros, los jugadores, los vemos en su mejor y en su peor momento, y no tenemos por qué estar de acuerdo con todo lo que hacen, pero sí entenderlos. Eso es lo único que podemos hacer: no ser jueces ni verdugos morales de los actos de Joel, Ellie, Abby y compañía, sino sencillamente testigos que tratan de darle una explicación a lo que ven.

De hecho, todas las decisiones que se toman en The Last of Us, tanto en la primera como en la segunda parte, están justificadas. Te gusten o no, lo están. Pero eso es harina de otro costal y no está relacionado directamente con el tema que nos ocupa.

¿Por qué se libera la violencia de Ellie?

The Last of Us Parte II Remastered

Siguiendo con la exploración de la violencia de Ellie en The Last of Us, lo justo sería explicar por qué se libera cuando sucede lo que sucede al inicio de la Parte II.

La muerte de la madre de Ellie, su crecimiento en un orfanato y la pérdida de Riley son tres cuestiones que dan forma a la personalidad de la muchacha y, junto el mundo que le rodea, van haciendo crecer esa violencia que posteriormente desatará en la segunda entrega.

En primera instancia, Ellie está tratando de encontrar un significado a su vida. Las muertes que han tenido en torno a ella y que la han dejado sola (su mayor miedo) deben tener algún sentido. "Tienen que tenerlo", se dice ella. "Con lo que hemos vivido, con lo que he hecho… No puede ser para nada".

El tiempo que pasa con los Luciérnagas antes de conocer a Joel son claves para dar forma al sentido vital de la existencia de Ellie. Ellie comienza a pensar que su inmunidad al Cordyceps no es solo una anomalía genética, sino también el motivo de su nacimiento. Todos deseamos encontrarle un significado a nuestra vida, y Ellie se lo encontró a su condición.

Aquello podía tener sentido, podía valer para algo. Todas esas muertes, todo ese dolor, todo ese sufrimiento… Ellie deseaba descubrir la verdad sobre lo que le había pasado y por qué era inmune al Cordyceps; pero, sobre todo, deseaba ayudar a los demás. Su sacrificio lo era todo para ella. No importaban lo medios, solo el fin. Y el fin era la salvación.

Ellie pasa años preguntándose por qué no ha muerto ella también, como su madre, como Riley o como Tess. ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿De verdad vale la pena sacrificar tantas vidas para darle una oportunidad a ella? Afortunadamente, Ellie sigue siendo tan humana como el resto de personajes que la acompañan en su vida.

El dolor de perder a un ser querido nunca se va, pero el deseo de no continuar, de no seguir adelante sin la persona amada… Ese deseo sí se esfuma. Ellie carga con su dolor y con su sufrimiento, y sigue hacia delante.

Con el paso de los años y las acciones, conforme conoce a más gente y descubre más mundo, termina comprendiendo que todos han perdido algo o a alguien, que el dolor no es algo propio de su condición existencial ni ella un imán para la tragedia.

Y eso es lo que termina de motivarla para continuar su búsqueda de los Luciérnagas, para acabar de una vez con tantas pérdidas y tragedias, con tanto dolor.

Ofertas en videojuegos y consolas en Telegram

Ofertas en videojuegos y consolas en Telegram

Si te gusta ahorrar en videojuegos, accesorios o consolas, en el canal de Telegram de ComputerHoy.com puedes recibir en tiempo real los últimos chollos del sector.

Síguenos en Telegram

Ellie trata de justificar los sacrificios que están haciendo los demás con el suyo propio. Esa es su historia en el primer videojuego. Riley murió salvándola. Tess murió salvándola. Henry y Sam mueren por culpa del Cordyceps, al que ella es inmune… y no sabe por qué.

Su violencia se libera por primera vez con David, donde la niña se convierte en adulta demasiado pronto y la violencia desatada hace acto de presencia para recordarnos a todos nosotros que la edad de Ellie es solo un número, y que el peso que lleva a sus espaldas, el fuego que habita en su interior, es mucho mayor de lo que representa su fisionomía y sus últimos latidos de inocencia, que terminan yéndose en la legendaria escena de las jirafas.

Ellie ha hecho cosas horribles para llegar hasta allí. Ha matado, ha sufrido y ha perdido su propia humanidad. Pero aún le queda algo en los ojos de Joel. Llegar al hospital lo era todo para ella. Si no logran encontrar una cura al Cordyceps gracias a ella, todo lo que hizo, todo lo que hace y todo lo que podría hacer no servirían para nada.

Las muertes de Riley y Tess serían culpa suya. Sus sacrificios habrían sido en vano. El asesinato de David no tendría razón de ser, pues habría desatado la violencia para nada, ya que sobrevivir no tendría ningún sentido sin la cura.

Y seguiría preguntándose por qué ella es inmune mientras gente inocente como Henry y Sam, como tantos millones de personas en todo el planeta, han sucumbido al Cordyceps, mientras Ellie sigue en pie con tan solo una cicatriz en su brazo derecho, que le recuerda que es especial… pero no sabe ni entiende por qué lo es. Ni siquiera sabe si es mera suerte.

No es de extrañar que, cuando Joel le arrebató esa decisión, Ellie entrara en cólera y pusiera tierra de por medio con su progenitor, la figura paterna que había estado cuidando de ella durante todo ese tiempo y con la que había terminado encariñándose.

La única que no la había abandonado, como todas las demás, pero que había traicionado su confianza y le había mentido, que le había arrebatado su destino y había alargado su vida innecesariamente en lugar de materializar el objetivo vital de la muchacha.

Esto es algo que se suma a la violencia que dormita en Ellie en el primer videojuego, que va creciendo conforme pasan los años, que se multiplica cuando descubre la verdad sobre lo que hizo Joel en el hospital y que termina explotando como una bomba atómica cuando Abby decide jugar al golf en las proximidades de Jackson.

Resulta paradójico que la muerte de la misma persona que te arrebató tu existencia vital, que truncó tu destino, sea lo que termine por liberar la violencia que habita en un interior, que la termina sacando a la luz. Ellie pierde definitivamente su naturaleza humana, se entrega a los helechos oscuros de su tatuaje y obliga a la polilla a dejar la senda de la luz.

Cuatro años antes, Joel le arrebató su propósito de vida en una acción que ni siquiera contó con la aprobación de ella, y ahora Ellie encuentra en la violencia desatada, en la venganza, un nuevo propósito existencial.

Su viaje a Seattle no es solo un descenso al abismo de la locura y la violencia, no es solo una representación sobre la venganza y los ciclos de la violencia, también es la transformación de Ellie en aquel Joel que nosotros nunca vimos, pero del que sabemos cosas gracias a las conversaciones que tienen lugar en el primer juego.

Aquel Joel que era capaz de hacer lo que fuera necesario con tal de sobrevivir, y que perdió su humanidad hasta que encontró a Ellie. Fue entonces cuando el monstruo se convirtió en humano. Y es ahora Ellie quien, tras perder a Joel, dejó al humano que resguardaba la violencia en su interior y la liberó para convertirse en monstruo.

El amor y el odio son mucho más parecidos de lo que creemos

Abby en The Last of Us Parte 2

Al principio del texto, he mencionado que Neil Druckmann prometió que The Last of Us: Parte II trataba acerca del odio, pero que posteriormente matizó sus declaraciones. En esa matización, Druckmann llegó a la conclusión de que tanto la primera como la segunda parte tratan sobre el amor. 

Pero no solo sobre el amor que sienten las personas entre sí, sino más bien sobre las consecuencias del amor. Tanto la primera como la segunda nos muestran lo mejor y lo peor del amor, y nos recuerdan que algunas de las mayores crueldades, atrocidades y barbaridades que se han cometido a lo largo de la Historia de la Humanidad se han hecho en nombre del amor.

Quizás, por eso, sentimos tanta fascinación por la violencia desatada de Ellie en The Last of Us. Porque nosotros también podríamos llegar a hacer cosas terribles en nombre del amor.

The Last of Us se ha ganado un hueco enorme en la cultura popular por la capacidad de crear personajes extraordinariamente humanos, dramáticos y emocionales, y por colocar todas esas pulsiones tan viscerales en el cerebro del jugador mientras lo conduce sin delicadeza alguna por una escenario lleno de dolor y tragedia.

Ellie es uno de los mejores personajes de la historia de los videojuegos porque es una de las representaciones más puras, fidedignas y complejas del amor.

Ella simboliza lo mejor y lo peor de la humanidad en una sola identidad, y nos recuerda que, en esa batalla entre la luz y la oscuridad que se libra en su interior y que lleva tatuada en su brazo, quizás debamos conocer la oscuridad antes de poder apreciar la luz.

Pero, en última instancia, cuando Ellie regresa a la granja que compartía con Dina, cuando descubre que todos los rincones del que podría haber sido su hogar han quedado vacíos, cuando su mayor miedo, quedarse sola, vuelve a materializarse en su vida, cuando recoge la guitarra de Joel y trata de tocar unos acordes que ya no pueden sonar por el precio que ha debido pagar tras desatar toda esa violencia de su interior, cuando abandonar la guitarra, y el doloroso recuerdo de Joel, y decide dejar atrás el pasado y concederse una nueva oportunidad para vivir…

Es entonces cuando Ellie nos recuerda lo más importante: cuando estéis perdidos en la oscuridad, buscad la luz.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Hobbyconsolas.