Crítica de Abigail, una de esas películas que se disfrutan más cuanto menos sabes de ellas

Lo primero que hay que decir de Abigail es que da lo que promete: si vas al cine sin saber nada sobre la película, te va a sorprender. Es entretenida, tiene un humor gamberro y un grupete de personajes variopintos enfrentados a una situación excepcional interpretado por un ramillete de actores que funcionan bastante bien juntos a pesar de la heterogeneidad.

Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, los directores de Scream, ya aventuraban que veríamos una cinta grotescamente sangrienta y repiten todo lo que les funcionó tan bien en Noche de bodas: hemoglobina a borbotones y un mix de estilos peculiar.

El problema es que en esta ocasión parecen ir dando palos de ciego. Comienzan a narrar una historia como si de un whodunit a lo Agatha Christie se tratara, con los personajes encerrados en una mansión para dar paso después al fantástico con una revelación de debería entroncar con la tradición gótica.

Y aquí se quedan a medio camino. Echan mano del humor absurdo y del gore y no terminan de aprovechar todo el potencial de la historia (que no deja de ser una nueva y libérrima versión de uno de los clásicos del Monsterverse de Universal), ni siquiera de los elementos más interesantes de la puesta en escena como la ambientación y la localización de rodaje.

El vuelo del cisne

Un grupo de delincuentes recibe el encargo de secuestrar a una niña de doce años con la intención de extorsionar a su padre, un poderoso capo de la mafia local. Ellos aún no lo saben, pero se trata de un hombre temido por todos.

Su misión consiste en vigilarla durante 24 horas para poder cobrar 50 millones de dólares y dar por concluida su colaboración. Así que la encierran en una de las habitaciones de la ampulosa mansión en la que deben permanecer muy a su pesar.

Sin embargo, lo que parecía un juego de niños pronto se complica: los secuestradores empiezan a desaparecer uno a uno y se revela una poderosa presencia capaz de poner en jaque sus planes.

Abigail dejará satisfechos a aquellos espectadores en busca de una película de evasión sin mayores pretensiones. Cuenta con un buen arranque y un desenlace a la altura. El desarrollo, sin embargo, se atasca de cuando en cuando, pero cuenta con un arma secreta que pone en marcha en los momentos adecuados como es el actor Dan Stevens. Cuanto más se desata, mejor, como en Godzilla y Kong.

La joven Alisha Weir, a quien hemos visto recientemente en Pequeñas cartas indiscretas, da también el do de pecho mientras que Melissa Barrera, sostiene sin problemas a su personaje, muy dramático, que tiene como función establecer un vínculo único con la niña.

La nota triste la pone ver por última vez a Angus Cloud, el actor fallecido en julio de 2023 a cuya memoria está dedicada la cinta (al igual que Freaky Tales, otra obra de estreno póstumo).

Se habló mucho, cuando salieron los primeros avances de Abigail, de sus conexiones espirituales con M3GAN por aquello de los bailes. En verdad, son dos películas muy distintas, ya que aquí el ballet y, en concreto, El lago de los cisnes, quiere hacer referencia a toda una tradición cinematográfica que no queda representada en ningún otro aspecto de la cinta. 

Ni en la mitología (que adapta a su conveniencia), ni en la fotografía, ni en la dirección, bastante plana. Es una película a la que le falta autoría.

Da la sensación de que podría mucho mejor si purgara algunos elementos, como el dramatismo del trasfondo del personaje de Barrera y más de dos secuencias de baile, que se podrían amputar del metraje sin titubeos, y jugara más con sus personajes, ya que se esmera en presentarlos y que conozcamos sus historias personales.

Tampoco le vendría mal adoptar algún riesgo formal: no hay grandes ideas cinematográficas en una cinta correcta, que cumple, pero que tenía potencial para convertirse en uno de los mejores estrenos de terror del año. La etiqueta le queda muy grande.