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Crítica de Alien: Romulus - Fede Álvarez mantiene la tensión con una nostalgia satisfactoria

Alien: Romulus (2024)
Foto del redactor Raquel Hernández LujánFoto del redactor Raquel Hernández Luján

Crítica de Alien: Romulus, la película dirigida por Fede Álvarez y protagonizada por Cailee Spaeny, Isabela Merced, David Jonsson y Archie Renaux. Estreno el 15 de agosto de 2024.

Es hora de reencontrarse con los xenomorfos en Alien: Romulus, una película cronológicamente ambientada entre Alien, el octavo pasajero y Aliens, el regreso que busca rendir homenaje a la primera entrega de la saga de terror espacial por excelencia, no sin incluir guiños y referencias a las demás entregas. 

Está articulada como un survival horror en el cual hay fuertes vinculaciones con el videojuego Alien: Isolation. De hecho, de manera literal, hay momentos en los que nuestra protagonista parece estar "pasándose una pantalla" para ir de un escenario a otro... y resolviendo la papeleta con las claves que nos ha ido dando la narración desde el comienzo.

Ella, por cierto, es la joven Cailee Spaeny, a quien no hemos parado de encontrarnos en proyectos interesantes tras su debut en el largo en Pacific Rim: Insurrección. Solo por nombrar unos cuantos ejemplos: Malos tiempos en el Royale, El vicio del poder, Devs, Mare of Easttown, Priscilla o la reciente y brutal Civil War, en la cual tuvo un mayor protagonismo que supo aprovechar bien para destacar.

La actriz está componiendo una filmografía de los más variada, y suma con Alien: Romulus otro reseñable papel, que se espeja en el de la teniente Ripley de Sigourney Weaver pero sin tratar de emularla en exceso ni pretender configurarse como un impostado reemplazo.

Fede Álvarez se mueve en un circo de tres pistas, bien complejo. Por una parte, configura su película como un parque de atracciones del terror: es un tren de la bruja atmosférico y tangible en el que los efectos prácticos y los animatrónicos toman el control durante la mayor parte del tiempo, para gloria de la película que se beneficia de todo lo que aportan de verosimilitud y mal rollo.

Por otra parte, no pierde de vista los "fregados" en los que se había metido Ridley Scott en las precuelas, Prometheus y Covenant. No hay alusiones directas a aquellas, pero sí algunos hilos argumentales que recoge para tratar de darles cierta coherencia y "encastraslos" sin presión en ese impás temporal en el que se ambienta la cinta.

Pero, lo más importante, es que recoge legados de aquí y allá sin perder su sello de autoría personal. Como no podía ser de otra manera, el director responsable de No respires vuelve a jugar con el sonido, no solo para remarcar su ausencia en el espacio, sino para componer algunas de las secuencias clave de la película en las que el silencio (y su ruptura) marca el ritmo de los acontecimientos.

El punto de partida es el de la explotación a la que se ven sometidos los jóvenes en las colonias espaciales bajo el yugo de la corporación Weyland-Yutani. Nuevas epidemias aparecen cada ciclo diezmando a los supervivientes y nuestra protagonista, Rain, solo puede soñar con viajar a un lugar terraformado situado a nueve años de distancia.

Más desencantada de nunca al ser privada de la posibilidad de buscar una vida mejor, Rain y su protector sintético Andy se unen a Tyler, Kyle, Björn y Navarro para tratar de alcanzar las cápsulas de hipersueño de la estación Romulus, varada en el espacio.

Sin embargo, carecen del combustible necesario para llegar a su destino, lo que les internará dentro de la nave, en la que les espera una desagradable sorpresa: les va a tocar enfrentarse a los xenomorfos.

Alien Romulus

20th Century Studios

Ni que decir tiene que la propia nave es un personaje más de Alien: Romulus, tanto o más importante que algunos de los integrantes del grupo. Y también lo es su aspecto: volvemos a la estética sucia, lúgubre y húmeda con pasillos a medio iluminar, luces rojas de emergencia y recovecos repletos de cables que recuerdan a la propia morfología de los aliens, donde pueden camuflarse.

La configuración del espacio es uno de los puntos fuertes de una película que te hace mantener la atención de principio a fin y en la que hay lugar también para unas cuantas sorpresas finales bastante arriesgadas. 

El montaje es otra de las fortalezas de Alien: Romulus, que no da tregua y apura las secuencias de acción para que todo encaje al milímetro, bien acompañado por una banda sonora que busca elevarnos las pulsaciones con sus coros y notas familiares compuesta por Benjamin Wallfisch, experto en evocar trabajos anteriores como demostró en Blade Runner 2049 o Twisters.

Alien: Romulus (2024) - Andy (David Jonsson)

Disney | 20th Century Studios

A cambio las secuencias de mayor escala, resultan algo confusas. Cada vez que salimos de la nave para ver un plano exterior, terminamos preguntándonos dónde están los protagonistas exactamente y hacia dónde deben dirigirse. Es un mal menor, junto con el de la recuperación de un personaje que quizás aparece demasiado y cuya presencia habría sido mejor restringir para sumarle impacto.

En cualquier caso, las casi dos horas de metraje pasan como un suspiro y ofrecen un espectáculo digno de apreciarse en la pantalla más grande posible y con un sonido acorde que le saque todo el jugo a la experiencia. Alien: Romulus se presta a un visionado de jolgorio colectivo, celebrando sus toques gore más salvajes.

Deja una puerta abierta a una posible secuela, sin secuencia postcréditos ni excesivas zarandajas: el presupuesto se ha destinado íntegramente a la peli en sí y se ha exprimido de maravilla.

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VALORACIÓN:

Fede Álvarez se inspira satisfactoriamente en la primera entrega de la saga y en Alien Isolation creando una montaña rusa de lo más entretenida con constantes alusiones a las películas anteriores pero sin renunciar a su sello autoral prestándole una atención especial al sonido. A menudo nos hace sentir dentro de un videojuego de survival horror.

LO MEJOR:

Los escenarios reales y los efectos prácticos. Aunque algún guiño dura más de lo que debe se agradece reconocer el universo y el sello de Álvarez.

LO PEOR:

Hay un giro final que potencialmente puede "sacar" a los espectadores de la película, sin bien el tercio final es espectacular.
Hobby

80

Muy bueno