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Crítica de Carnival Row temporada 1: steampunk y fantasía con Orlando Bloom

Carnival Row
Crítica de Carnival Row, temporada 1. Una serie de Amazon Prime Video producida por Guillermo del Toro y creada por René Echevarria y Travis Beacham. Orlando Bloom y Cara Delevingne protagonizan esta historia de steampunk y fantasía en una ciudad neovictoriana que vive aterrorizada ante la amenaza de un asesino en serie que caza a toda criatura no humana. El estreno de Carnival Row en Amazon Prime Video es el 30 de agosto de 2019.

La espesa bruma oprime a la metrópolis de Burgo. Bajo su arquitectura neovictoriana revolotean todo tipo de criaturas fantásticas: hadas, faunos, centauros, duendes... y también humanos. Humanos que, como la niebla que tiñe de azul y oscuridad sus vidas, se rigen bajo un racismo casi unánime. Repudian a todo aquel que tenga cuernos o alas, que pueda volar y ser libre; que amenace la posición desde la que arrebatan la dignidad de todo aquello que cubre el manto de la niebla. De todo aquello que cubre el Row.

Amazon Prime Video ha estrenado Carnival Row, su nueva serie de fantasía y misterio protagonizada por Orlando Bloom (El Señor de los Anillos) y Cara Delevingne (Valerian y la ciudad de los mil planetas que ya ha renovado por una segunda temporada antes siquiera de valorar la recepción del público. Una decisión atrevida, teniendo en cuenta que el proyecto atravesó infinitas fases en Amazon Studios —incluída la creación de una película— hasta que recibió luz verde. El resto del reparto lo completan figuras de aquí y de allá: Tamzin Merchant (que a punto estuvo de ser Daenerys Targaryen en Juego de Tronos), Jared Harris (Chernobyl), Indira Varma (Juego de Tronos) o Andrew Gower (Outlander, Black Mirror), entre otros.

René Echevarría y Travis Beacham (Pacific Rim), sus creadores, cuentan, además, con la colaboración de un coloso del género: Guillermo del Toro. El director, ganador de un premio Oscar por La forma del agua, iba a participar en el guion de la serie, pero su agenda, marcada por aquel entonces por los tiempos de la película que le hizo merecedor de la estatuilla, le obligó a asumir el papel de productor ejecutivo. Y su firma es inequívoca.

Carnival Row sigue la historia del detective Rycroft Philostrate (Orlando Bloom), quien deberá resolver el caso de un asesino en serie cuyo propósito hará tambalear la realidad sobre la que se asienta su mundo. Un mundo que podría haber salido de las plumas de Jacob y Wilhelm Grimm. De los originales, de aquellos que no hacen ascos a la violencia, el sexo y el sadismo. Y de estos últimos hay un rato en la nueva serie de Amazon Video.

Un cuento de hadas del que Vignette Stonemoss (Cara Delevingne) no podrá escapar. Porque este es cruel, implacable y extremadamente alegórico con el pasado, el presente y el aciago futuro del que parece avisarnos la actualidad política del Viejo Continente. Ella es una hada luchadora inagotable al desaliento, pero también un alma rota por la pérdida del amor de su vida. Después de la gran guerra que acabó con los territorios de las hadas y con la vida de su amado, su sino en este mundo fue sobrevivir mientras trataba de salvar las vidas de otras criaturas fantásticas que eran perseguidas. Pero el destino le tiene guardada alguna sorpresa cuando consiga llegar a la ciudad de Burgo.

Carnival Row - Imágenes de la serie de Amazon Prime Video

Uno de sus fuertes de Carnival Row son las subtramas y los personajes que las protagonizan. Además de Rycroft y Vignette, la serie encajará con precisión, pero no sin esfuerzo, las historias de los estirados hermanos Imogen y Ezra Spurnrose (Tamzin Merchant y Angrew Gower, respectivamente) con su nuevo e interesante vecino fauno, el señor Agreus (David Gyasi); o la del canciller Absalom Breakspear (Jared Harris), que lucha por la inclusión social en la neovictoriana ciudad de Burgo, y su esposa Piety (Indira Varma). Vehículo, dicho sea de paso, de algún que otro azote que busca pretendidamente interpelar con el público, como veremos más adelante. Como podéis imaginar, esta ciudad de tonos azules y amarillentos, envuelta en la suciedad, el polvo y el humo de los trenes y bajo el amparo de un cielo permanentemente nublado, tiene una inevitable influencia británica.

La serie ha debutado exclusivamente en su versión original con posibilidad de subtítulos. Llegará doblada al castellano la friolera de tres meses después, el 22 de noviembre de este año, por lo que quienes prefieran esta opción se verán obligados a retrasar su visionado más tiempo del que cabría esperar para un producción de este calibre.

Un cuento de hadas para adultos

El estreno de Amazon Prime Video lo recibí con infinitas dudas. Dudas por su episodio piloto, por la interpretación de sus protagonistas, por su propósito y, sobre todo, por su universo, a veces más grandilocuente de lo necesario para esta primera temporada. Pero cuando la acción, sacrificando los primeros capítulos, consigue encajar a sus personajes en su mundo de fantasía, todos los mecanismo empiezan a funcionar como el canto, no de una sirena, sino del hada que encierra una poesía tan bella como afilada.

Los primeros capítulos torpedean su desarrollo en lo referido al lore —guiño, guiño, consolegas—: una organización/régimen enemigo de la ciudad de Burgo conocida como El Pacto; los Cuervos Negros, una banda criminal que maneja los hilos del narcotráfico y las apuestas; El Mártir, una suerte de profeta que es el catalizador de la religión popular; y la magia y la brujería, que ocupan un espacio extremadamente atractivo y limitado a partes iguales. Retales que completarán su tejido en futuras temporadas, pero que ensucian el acabado de su trama principal.

Carnival Row - Imágenes de la serie de Amazon Prime Video

¿Qué nos queda en el arranque de la serie? Todo un gran aliciente en forma de diseño de producción, de vestuario y de maquillaje y peluquería. El gusto para el diseño de las "criaturas", la terminología hiriente con la que califican a las razas fantásticas, y las localizaciones, en su mayoría en el corazón de la República Checa, son francamente atractivas. En su conjunto conforman un paisaje visual que atrapará al espectador casual amante del drama fantástico.

Al margen de las referencias a la magnitud de su universo, la magia y la brujería, pese a su protagonismo en ciertos puntos de la historia, terminan siendo una oportunidad perdida. Si su diseño de vestuario y los escenarios son notables, la ejecución de la magia deja algo que desear. La bruja, una Arúspice interpretada por Alice Krige, bebe de un folclore que no termina de realizarse en sus rituales paganos que evitan la cámara con demasiada evidencia. Un detalle nimio, pero que "canta" cuando la factura del resto de la producción es infinitamente superior.

Carnival Row - Imágenes de la serie de Amazon Prime Video

Hablábamos al comienzo del texto de su propósito. Los humanos, al menos una parte de ellos, detestan a los faunos, a las hadas y a cualquier ser que no sea de su misma raza, mestizos incluídos. "Las criaturas trabajan a cambio de calderilla". ¿Alguien en la sala podría reconocer este tipo de afirmaciones?

La política y sus paralelismos con la realidad quieren convertirla en un visionado casi subversivo que no se le escapa a nadie: la libertad, la opresión y el racismo son los temas principales de la primera temporada de Carnival Row. Y, como tal, su existencia se demuestra imprescindible para el desarrollo de las tramas, presentes y futuras, pero no puede evitar ese poso de encajar en la agenda, de alcanzar una conexión que podría sentirse impostada.

Muchos tacharán esa exposición como propaganda, aunque esa sea, entre otras, una de las grandes virtudes del cine: ser el espejo en el que no queremos mirarnos. Puede gustar más o puede gustar menos, pero el civismo, la fraternidad y la ética nunca deberían ser valores que censurar. Otro cantar sería estudiar su ejecución.

Carnival Row - Imágenes de la serie de Amazon Prime Video

La temporada 1 de Carnival Row merece tu oportunidad, amante del género fantástico. Tiene una mochila política con la que tienes que estar dispuesto a cargar, una grandilocuencia que en algunos lugares intentarán vender como la sucesora número mil de Juego de Tronos —y no lo es, ni pretende serlo— y un ruido que roza la omnipresencia, con demasiadas distracciones que impiden una profundidad idílica para sus historias. Se pierde por momentos en diálogos prescindibles, de escritura frágil y ejecución olvidable, pero también ofrece pasajes contemplativos en los que una mirada puede dirigir la carga dramática en un par de segundos que ambicionan con ser eternos.

Tiene mucho de poesía, de cuento de tapa dura y polvo en la cubierta. Cuando se rinde al canto del hada, a una visión más elevada de sus personajes, explota toda la belleza de la fotografía y el universo al que retrata. No es la serie del año, ni una obra a la que rendir culto, pero tampoco es el desastre que reflejan los cristales de los que viven bajo el yugo constante de la obra sin fisuras.

Carnival Row ha sembrado bien las semillas de una segunda temporada que la podría convertir en una saga atractiva en ese futuro que está dibujando Amazon Prime Video. No por su típica historia de amor, ni por la solidez de su desarrollo, sino por ofrecernos volar con las alas de un hada sin perder de vista el suelo.

VALORACIÓN:

Carnival Row navega en un mar de ruido con escaso calado, pero el misterio y sus embriagadores escenarios la convierten en una serie completamente disfrutable para los amantes de los cuentos de hadas que busquen un enfoque adulto.

LO MEJOR:

El diseño de escenarios y vestuario que, sumados a la banda sonora, pueden ser el cuento que los amantes de la fantasía estén buscando.

LO PEOR:

La carga política y la escasa originalidad del drama romántico sembrarán dudas que sus diálogos, en ocasiones vacíos de sentimiento, no remontan.
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