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Crítica de Sex Education temporada 4 - Un final divisivo para una serie educativa y cercana

Sex Education 4

Crítica de la temporada 4 y final de la serie de Netflix Sex Education, creada por Laurie Nunn y protagonizada por Asa Butterfield, Gillian Anderson y Emma Mackey. Estreno el 21 de septiembre.

Sex Education regresa por última vez a la parrilla de Netflix con ocho nuevos episodios que ponen fin a las andanzas de Otis, Maeve, Eric y todos sus compañeros de instituto, que ahora arrancan curso en un nuevo centro educativo, dejando en el retrovisor el Instituto de Secundaria Moordale y siendo acogidos en el Cavendish.

Lo primero que hay que señalar es que Sex Education 4 tiene un potente cambio de estilo asociado precisamente al cambio de escenario: todo es distinto. La cultura del centro escolar, su carácter queerfriendly, su aire moderno...

Nuestros personajes favoritos aterrizan en lo que a todas luces parece otro planeta: un lugar en el que los alumnos tienen una tribuna para exponer ante sus compañeros, se implican en su educación mediante proyectos y autoevaluaciones, dan la máxima importancia al ecologismo y la inclusión y donde, en general, se respira un ambiente de buen rollo y libertad que no habían experimentado antes.

Maeve, por su parte, se enfrenta a una realidad muy diferente: su curso en Estados Unidos la enfrenta a la diferencia de clases y a una crisis de autoestima brutal, además de pasar por horas bajas por la relación a distancia que mantiene con Otis y las obvias dificultades que atraviesan por esta causa como el sexo telefónico, los nudes, la comunicación en la pareja...

 

La nutrida galería de secundarios permite explorar distintos temas: descubriremos quién es el padre biológico de Jackson Marchetti, que atravesará problemas médicos; veremos a Vivienne Odusanya enfrentándose a una relación tóxica; Aimee Gibbs encontrará una manera de superar su agresión y Cal vertebrará una historia angustiante sobre las dificultades de realizar una transición de género.

Hay muchos discursos en Sex Education 4, que abre las miras más que nunca para hablarnos también de los personajes que están fuera del centro: sabremos cómo va a lidiar Michael Groff con su exmujer y su hijo; veremos a Eric tratando de reconciliar su fe con sus tendencias sexuales y a Jean pasando por un bajón emocional tras dar a luz a Joy y reencontrarse con su hermana Joanne.

Ésta última es una de las nuevas caras que veremos en esta ocasión interpretada por Lisa McGrillis. También tendremos a Thomas Molloy como profesor de Maeve (Dan Levy) y a tres nuevos alumnos que le van a dar mucho afecto a Eric: Aisha, Abbi y Roman (Alexandra James, Anthony Lexa y Felix Mufti, respectivamente). 

Pero uno de los personajes que dará más que hablar será O (Thaddea Graham), la Némesis de Otis en lo que se refiere al consultorio de sexología. Se va a convertir en una pesadilla 2.0 para él puesto que, además de tener esteblecido su propio lugar de terapia en el instituto, es una reputada influencer y sabe cómo hacerle quedar mal ante sus compañeros.

En general, uno de los grandes aciertos de esta temporada es el de salirse siempre por la tangente para discurrir por donde menos se espera. No hay tramas repetidas, no hay clichés manoseados e incluso cuando se habla de determinados aspectos se hace desde una óptica distinta a la habitual que permite ver las cosas de un modo diferente.

Así que tenemos espacio para reflexionar sobre conceptos tan básicos como el consentimiento, la cancelación, el bullying, el ghosting, la asexualidad, transexualidad y la inclusividad de múltiples maneras. Pero siempre con un acercamiento luminoso de búsqueda de soluciones: las terapias, los tratamientos, la visita al médico cuando procede y siempre una comunicación clara, abierta y sincera.

Sex Education nunca ha sido una serie morbosa que se recree en las miserias de los adolescentes ni busca glamourizar sus problemas sino que tiene esa cualidad educativa de trasfondo que la hace tan especial y que permite que toda la audiencia pueda sentirse representada de una u otra forma. 

Metemos también en el saco a los progenitores y profesores, adultos de referencia a los que les cuesta a veces aceptar, apoyar e incluso acompañar a sus hijos y alumnos en sus indagaciones y procesos de maduración. Y que tienen sus propios problemas sexuales, por supuesto.

En lo que se refiere al continente de todo esto también vemos un cambio bestial: desde la iluminación hasta la plasticidad de la imagen. Una paleta cromática rica y plagada de tonos pastel se despliega ante nuestros ojos dejando constancia, también a nivel visual, se esa apertura de la que hablamos a nivel argumental.

Sex Education pedía un cierre ya (por más que tenga cara de niño Asa Butterfield tiene ya 26 años) y, avisamos, no va a contentar a todos el mundo. Ésta uno es una serie que pretenda "dejar colocados" a todos los personajes ni darles un final definido, algo que sería absurdo en vista de que la vida sigue.

A fin de cuentas, todos ellos se están descubriendo y abriendo al mundo, pero es una despedida que no deja mal sabor de boca y deja abierta la puerta a posibles spin-offs. Seguro que seguimos aprendiendo y, con suerte, ampliando nuestras miras para comprender más al resto de las personas que nos rodean y la forma en la que se relacionan consigo mismos y con nosotros.

VALORACIÓN:

¡Qué difícil darle un cierre a una serie cuyos personajes están empezando a vivir! Laurie Nunn hace todo lo que está en su mano para seguir ofreciendo una serie saludable, que normaliza las dificultades y busca darles una solución sin histrionismos. Sigue siendo una serie, a su manera, pionera y necesaria.

LO MEJOR:

Que la serie nunca discurre por donde te esperas. Sigue siendo sorprendente y afinando para lanzar mensajes relevantes para los adolescentes.

LO PEOR:

La inclusividad no se trata con la misma naturalidad que el sexo, el autoconcepto o las relaciones sentimentales. La parte de la fe chirría.
Hobby

87

Muy bueno

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Etiquetas: Netflix