Reseña de Thanos: El Abismo Infinito - El regreso de Jim Starlin

¿Qué ocurre cuando juntas a Spider-man, Doctor Extraño, Capitán Marvel (hijo), Dragón Lunar, Adam Warlock, Gamora con Thanos? Nada bueno, seguramente, pero sí bastante entretenido. Esto es, básicamente, lo que ocurrió en 2002, cuando tras haber concluido su etapa en Marvel con La Cruzada del Infinito, Jim Starlin regresó a la Casa de las Ideas para colaborar en la nueva Edad Dorada que supondría la pasada década.

De este modo, Starlin se encargaría de una cabecera, una serie limitada, con la que traería de vuelta a Thanos, haciéndole nuevamente interesante. Nos referimos a la serie Thanos: El Abismo Infinito, en la que el Titán Loco regresaría como estrella de los acontecimientos cósmicos de Marvel. Esto supondría una nueva etapa de la llamada Saga del Infinito, iniciada con El Renacimiento de Thanos y los eventos que conducirían al Guantelete del Infinito a principios de los 90.

Este cómic pondría a Thanos en la tesitura de tener que volver a colaborar con héroes de la Tierra y con su viejo "friendenemy", Adam Warlock. ¿Con qué fin? El de detenerse a sí mismo. O más bien, a unos clones de sí mismo, bastante defectuosos y con ideas fijas muy peligrosas: la destrucción del universo. Algo que, por otra parte, no le convenía en aquel momento al Titán Loco. 

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No os contamos más sobre la trama del cómic, pasamos a continuación a hablaros de este cómic, que en muchos sentidos es el responsable del renovado interés del público por Thanos durante los primeros años de la década de los 2000. 

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Jim Starlin creó a Thanos a imagen y semejanza, como un reverso anarquista del Darkseid de Jack Kirby que apareció en  El Cuarto Mundo de DC Comics. Esto fue en la década de los  70 y, a lo largo de los años, Starlin hizo evolucionar a su criatura. Primero, a lo largo de la Saga de Thanos, luego como invitado en La muerte del Capitán Marvel y, finalmente, en la trilogía iniciada en El Guantelete del Infinito. 

Pero, una vez acabada su labor hacia 1993, y habiendo dejado a Thanos vagar libremente por el cosmos y a merced de los editores, el Titán Loco se convirtió en una broma de sí mismo. Algo que ya vimos, recientemente, en el tomo de Thanos: Poderes Cósmicos y que acabaría tomando un cariz cada vez más estereotipado en los cómics de Ka-Zar y de Thor de la época.

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Thanos: El Abismo Infinito - Galería (4 imágenes)

Hacia el año 2000, vientos de cambios soplaron sobre Marvel, haciendo que sus editores volvieran la vista atrás y se dieran cuenta de lo que los lectores demandaban eran personajes que pudieran identificar y que, de alguna manera, les devolvieran a la Edad de Plata y de Bronce. Esto es, las décadas de los 60 y 70. Dentro de este plan se realizaron trabajos como el de Alias, los Punisher de Garth Ennis, los MK Daredevil, etc... pero, además, Marvel empezó un elaborado plan para volver a hacer sexy la línea cósmica, que tomaría forma a partir de los eventos de Aniquilación hacia 2006.

De este modo, en 2002, se le encargó a Starlin traer de vuelta a Thanos y se le dio mucha manga ancha. El escritor y dibujante, que había estado inmerso en su criatura, el héroe espacial Dreadstar, retomó la historia donde había dejado y aprovechó los deslices de otros autores con Thanos para plantear su propia historia: ¿Y si los Thanos de los 90 que habían escrito otros no eran el original, sino clones defectuosos? ¿Qué pasaría si estos clones, mezclados con ADN de los héroes más importantes y los villanos más terribles de Marvel quedaran sueltos?

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De este modo, Thanos y sus aliados debían de hacer frente a una alianza de clones que llevaban los genomas de Iron Man, el profesor Xavier, el Gladiador, el Doctor Extraño y de Galactus (¡Nada menos!). Y, para rizar el rizo, el ganador del duelo decidiría el destino de la Creación. O la vida continuaría como si nada, o todo sería borrado de un plumazo. 

Así Starlin devolvería a la vida a Thanos, dando sentido a los deslices de Marvel demostrando que él es el autentico guionista del Titán Loco, de Warlock y de los personajes que él creó o dio forma durante su etapa como escritor de Marvel. En este sentido, su Thanos vuelve a ser el más coherente consigo mismo dentro de unos límites y con una personalidad más definida. Esto es, trasciende el rol de villano de turno, con ganas de montar un buen cacao. 

Si bien es cierto, ojo, que llegados a este punto ya tenemos que admitir que Jim Starlin es un autor algo anacrónico, con una narrativa y una forma de entender el cómic algo caduca, que más de un lector moderno puede entender excesivamente poética. Sin embargo, en su propio estilo se encuentra la belleza de su trabajo, ya que el escritor trata de adaptarse a los tiempo, manteniendo su propia impronta.

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Otro valor importante del cómic es el de los làpices del propio Starlin, al que da tinta Al Milgrom (West Coast Avengers, The Deadly Foes of Spider-Man, The Incredible Hulk). El entintador y dibujante está en un momento álgido en su carrera, con una lucidez soberbia y un trazo que ya quisieran muchos autores para sí, realzando el trabajo del escritor y dibujante. Si a ello sumamos el trabajo de Christie Scheele y el equipo de Heroic Age con el color, tenemos una obra visualmente muy atractiva, que se encuentra entre lo mejor de Thanos hasta la fecha. 

En conjunto, pues, Thanos: El Abismo Infinito es una de las joyas de la corona de las aventuras del Titán Loco en su faceta de anti-héroe y como agente cósmico. Se trata de uno de los grandes cómics del personaje y una lectura que os recomendamos desde ya. Aunque, aviso para neófitos, poco o nada tendrá que ver con los eventos de Vengadores: Endgame, película de la que Thanos es el principal antagonista.

Thanos: El Abismo Infinito, ya está disponible en formato de tapa dura en tiendas especializadas y comercios on-line. El tomo contiene los 6 números originales de Infinity Abyss USA y su precio recomendado es de 19,95 euros.