Por qué las nuevas suscripciones de PS Plus no son para mí y sigo esperando una alternativa por parte de PlayStation

Vaya por delante que no veo mal los planes de suscripción como Game Pass o el cambio que ha dado PS Plus con sus tres nuevos planes de suscripción reorientación. Siempre he defendido que lo importante es jugar, y me da igual el cómo y el dónde. Pero a la hora de ponernos a ello, cada uno tenemos un punto de partida distinto.

Mi "yo" de 18 años, sin un duro en el bolsillo, hubiera empezado a salivar pensando justo en eso, 700 juegos con acceso inmediato (o los más de 300 en Game Pass, incluido el catálogo propio de Microsoft desde el día de lanzamiento). Para alguien sin demasiados recursos, o que prefiere repartirlos con otras aficiones, los servicios de suscripción son sin duda un caramelo.

Un caramelo en el que además tú decides cuándo paras de "chupar". ¿Que voy a tener un mes de vacaciones y voy a estar encerrado en casa porque no tengo otro plan? Pues, sin duda alguna, no hay mejor oferta de barra libre de juegos hoy día.

Pero, como decía al principio, no todos estamos en el mismo punto de partida, ni entendemos el videojuego de la misma manera y, sobre todo, no tenemos la misma percepción sobre lo que debe ser un servicio de calidad. 

Y no pasa nada. El mundo es diverso, y eso hace que sea más llevadero. De verdad, entiendo perfectamente tanto al que le hacen los ojos chiribitas con estos servicios, como al que reniega de ellos, porque ambos tienen sus motivos y razones para ambas posturas.

Pero, al igual que me pasa con los soulslike (a mí, y otros padres con los que he hablado) que ya no tenemos ni el tiempo ni paciencia para que un juego nos apaleé y nos obligue a repetir un tramo, tengo muy claro que PS Plus Premium no es para mí... por mucho que a mí yo de 18 años le hubiera encantado. 

Como alguien que lleva amando y coleccionando videojuegos desde mediados de los 80, no quiero algo "etéreo". Yo no quiero jugar por streaming. Yo no quiero que, finalizada la suscripción, pierda el acceso a esos juegos. No quiero que, si me voy de viaje a un sitio sin conexión, tenga que renunciar a un juego. Y si me voy, dame al menos la opción de descargarlo y jugarlo en remoto.

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No puedo decir el número exacto, pero puedo tener fácilmente más de 4000 juegos físicos entre PS1, PS2, PS3 y PSP, y probablemente me esté quedando corto. La verdad es que prefiero no contarlos. 

Se que no soy representativo de nada, y que probablemente, no encaje en el perfil del usuario medio... pero también tengo la certeza de que no estoy solo en este ansia coleccionista, incluso fuera de mi círculo más cercano. 

Quizá el problema reside en que no le hago ascos a nada. Me da igual que sean juegos americanos, japoneses o europeos. Por tener, tengo chorradas como la edición americana de Bully, simplemente porque allí se lanzó el nombre original, o el primer Ninja Gaiden Sigma americano con caja roja y sin censura, por el simple hecho de tener decapitaciones.

O muchos Bemani de Konami que aquí ni olimos. O debilidades ocultas como los locos juegos de cocinitas de PSX (Ore no Ryore, esa joya a reivindicar en la que atiendes una tasca y puedes hasta perseguir a los que hacen "simpa"), que volví a disfrutar cuando estuve probando Polymega hace unos meses. 

Cada uno tenemos nuestras filias y fobias, géneros favoritos y oscuros placeres ocultos que negaríamos confesar en público, por lo aberrantes o extraño que resulten. Si, también tengo algún simulador de "novios" de la era de 32 bits.

El caso es que llevo coleccionando de manera regular desde que tengo unos mínimos ingresos recurrentes y aunque es inviable probarlo todo y terminarlo todo, muchos acaban en la estantería al grito de "para el día que me jubile". Como si fuera un consuelo.

Con semejante catálogo en casa, no necesito el inconveniente de jugar en la nube. Puedo sacar la consola en cuestión del armario, instalarla en cuestión de minutos, et voilá, ya estoy jugando a ese juego retro que me apetecía recuperar en un día de nostalgia. Y jugarlo en el hardware original, que también conservo.

El problema, es que a menudo, el simple hecho de montar todo el belén, no me sale a cuenta, y ahí es donde creo que Sony está fallando al consumidor que lleva con ellos desde el día 1, a su usuario más fiel: la retrocompatibilidad.

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Dicen que no sale a cuenta, que el usuario medio lo usará una o dos veces como curiosidad, y puede que sea cierto para una gran mayoría. Pero a mí es una función que no me sobra, y que de hecho, valga la rebuznancia, echo en falta.

Ya sea por seguir usando esos juegos en formato físico, por evitarme la molestia de tener que montar "el belén consolístico" o, directamente, porque me resultaría más cómodo capturar con el equipo que tengo actualmente (recordemos que pasadas generaciones no tienen HDMI), creo que la retrocompatibilidad es un "mal necesario".

Y siendo PS5 retrocompatible con los juegos físicos de PS4, bien podría serlo con los de anteriores generaciones; además, podría beneficiarse de algún tipo de mejoría en texturas o tiempos de carga, por poner dos evidentes áreas de mejora.

Cuando se presentó PS5, no fueron pequeños los ríos de tinta que corrieron cuando llegaron al apartado de la retrocompatibilidad, con una imagen, la de abajo, que dejaba poco o nada a la imaginación ("¡eh, debajo de PS4, caben PS3, PS2 y PS1!). Pero nunca se llegó a materializar.

Entiendo que el desembolso que realizó Sony por la compra hace ya 10 años de Gaikai, lo que ha acabado siendo PS Now, lo tiene que rentabilizar de alguna manera. Pero creo que lo está haciendo de manera un tanto conservadora, o poco ambiciosa.

Entiendo las dificultades, los costes y todo lo que conllevaría, pero para mí, PS Plus Premium merecería la pena, incluso a un precio más elevado, si me diera acceso a todos los juegos que han aparecido en todas las generaciones de PlayStation, no sólo a 700 juegos. Una suerte de "biblioteca de Alejandría".

Ahora que el discurso de la preservación del videojuego está en boca de todos, o lo ha estado hace unos meses, creo que las carencias de este tipo de servicios vuelven a poner de manifiesto que, quizá, sería interesante un esfuerzo conjunto de la industria, no sólo de Sony, para realmente mantener vivos los catálogos de consolas ya "defenestradas".

Imaginadlo por un momento: encendéis vuestra PS5, y tras la cortinilla de arranque tenéis acceso a cualquier juego de los más de 25 años de vida de PlayStation. 

Para mí, ese sería el servicio por el que estaría dispuesto a pagar... y por el que incluso no me dolería tanto jugar en la nube. Pero insisto, yo no soy el usuario medio... y por ahora tengo claro que seguiré con la suscripción "esencial".