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¿Son ahora más largas las películas de los Óscar? Eso parece, aunque choque con nuestra sociedad

Dune

Este año hemos podido encontrar películas especialmente extensas en los Óscar, aunque nos encontremos en una época con problemas para concentrarnos.

Desde los 98 minutos de Belfast hasta los 179 minutos de Drive My Car. Este año hemos vuelto a encontrarnos con que las películas de los Óscar superan en general las dos horas, y en varias ocasiones de largo.

Dune, West Side Story, El callejón de las almas perdidas, El método Williams... No son películas para ver en un rato muerto, casi hace falta planificar el día antes de ponerse con ellas. Los datos son clarificadores: la media de duración de las 10 nominadas a Mejor película sale a 138,6 minutos

Al compararlo con los últimos años, encontramos que en la anterior gala de los Óscar la película más larga fue Mank, con 132 minutos, y la media se quedó en 117,5. Mientras que en la 92ª edición, el año de El irlandés, se llegó a los 141 minutos.

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Estas duraciones no son casos puntales y hemos empezado el año con The Batman y sus 175 minutos. Pero mientras esto ocurre, la sociedad no deja de hablar sobre la imposibilidad para concentrarse, la fragmentación de nuestro ocio y cómo somos incapaces de leer o ver una película sin mirar el móvil.

Incluso el director de la reciente La burbuja ha comentado que rodó su película para que en cualquier momento se pudiese parar, como si fuese una serie.

Puede que esto ocurra porque series y películas han tomado caminos distintos. Plataformas como Netflix descuidan cada vez más el aspecto visual de sus contenidos en pos de la narración con el objetivo de conquistar a los suscriptores que verán sus series en los teléfonos móviles

Mientras, en cuanto a la idea de pagar una entrada de cine, parece que ese coste debe ir acompañado de una experiencia abrumadora. Ya no se quieren películas cortas, por muy impactantes que resulten, sino largas, casi agotadoras, a pesar de la irregularidad. Incluso que sean largas y seriales, como en el Universo Cinematográfico de Marvel, la reciente Dune o incluso The Batman.

Los superhéroes han sido partícipes en el cambio de lenguaje y ritmo. Por decirlo de algún modo, se paga por un tomo recopilatorio, no por un cómic de grapa. Sobre todo las generaciones más jóvenes buscan esta extensión y The Batman con sus distintos arcos argumentales es un gran ejemplo.

Aunque también hay que apuntar que esto no va unido a un éxito asegurado y basta con ver las taquillas de los últimos proyectos de Steven Spielberg o Guillermo del Toro. 

De todas formas, este movimiento en la industria cinematográfica, al menos la de los gigantes del entretenimiento, muestra una reacción ante un contexto que ataca a la misma supervivencia del gran cine: las series cada vez son más populares y hay que diferenciarse de ellas, el coronavirus rompió el hábito de ir a las salas y hay que ofrecer lo máximo para motivar al espectador.

Hay críticos que señalan que el cine lleva una década en decadencia, aunque normalmente suelan decir cine cuando solo hablan de su vertiente más comercial, o simplemente se quejan de los cambios sociales que también alcanzan a las historias. En todo caso, sí parece que esta enorme industria se encuentra en plena transición hacia algún lado.

West Side Story Steven Spielberg

Quitando Drive My Car por provenir de una cultura con unos códigos distintos, basta detenerse ver las películas de los Óscar para comprobar que además de extensas son irregulares en su trama: hay momentos de gran belleza o muy espectaculares, pero también otros tediosos que hubiesen sido más penalizados en el pasado.

Las historias son menos compactas, pero eso parece no importar tanto. Junto al cambio en las historias también hay otro en la recepción, incluso en el tipo de espectador que se acerca a las salas y lo que busca.

En definitiva, el cine ha tomado una decisión que va en contra de lo que se está registrando en la sociedad y ahora quedan muchas preguntas sin respuesta: ¿es la vía adecuada? ¿Resurgirá esta industria tras la pandemia? ¿Los cines serán como museos una vez derrotados por el streaming? Y una especialmente importante: ¿no habrá más blockbusters cortos?

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