Una opinión sencilla de por qué funciona Star Wars Andor donde fracasaron Obi Wan Kenobi y El libro de Boba Fett

Todo el mundo habla sobre Star Wars Andor. Es muy sencillo; sólo hemos visto tres episodios de la serie en Disney + y los fans nos hemos llevado una sorpresa muy agradable. Quizá no al nivel de The Mandalorian, pero sí por encima de Obi Wan Kenobi o de El libro de Boba Fett.

Es fácil explicar el por qué. Es Star Wars, desde luego. No faltan los droides, las armas láser y las naves espaciales, pero profundiza en algo que ya hizo Rogue One y que nos gustó mucho: la guerra desde el punto de vista de las tropas. Sin sables de luz, sin el poder de la Fuerza y sin la nave que hizo la carrera de Kessel en menos de 12 parsec. 

Andor es la historia más cercana, la más visceral y también la más diferente dentro del universo Star Wars. Y además la serie está hecha con cariño y atención por el detalle. La construcción de escenarios y los efectos prácticos (en lugar del abuso de los digitales) dejan una estupenda impresión. 

El uso de la cámara al hombro, los tonos utilizados o el sonido (con la banda sonora casi desapercibida) resultan tremendamente efectivos. La idea es bajar al espectador "al nivel del suelo" en una galaxia muy lejana. Y funciona estupendamente.

No hay humor en la rebelión de Star Wars Andor

Star Wars no es Marvel. Reconozco que en las películas de superhéroes el sentido del humor funciona bastante bien (entre mis favoritas se encuentran Guardianes de la galaxia o Thor Ragnarok), pero esto no se puede extender a la saga galáctica. 

George Lucas ya metía algunas píldoras de humor en las dos primeras trilogías; un humor muy físico, que nos ha dejado alguno de los momentos más bochornosos de la saga. Si Jar Jar Binks hacía una pobre "reinterpretación" de la comedia de los pioneros, como Buster Keaton o Chaplin, lo de Chewbacca gritando como Tarzán en El retorno del Jedi...

Ni siquiera voy a entrar en otros asuntos que han disgustado a los fans, como el desdibuajdo comportamiento de Luke Skywalker en Los últimos Jedi, cuando arroja el sable de luz como si no fuera "un arma noble para tiempos más civilizados".

La cuestión es que este universo se construyó sobre momentos muy dramáticos como Darth Vader estrangulando oficiales rebeldes, Owen y Beru Lars ardiendo junto a su granja de Tatooine o planetas estallando "con millones de voces gritando de terror". Es difícil encajar los momentos de comedia, y si no se hace bien, estropean la escena. 

En Obi Wan Kenobi hemos tenido varios ejemplos (la persecución de Leia en el bosque o la huída a escondidas bajo una gabardina) y en El libro de Boba Fett pudimos ver al cazarrecompensas más implacable de la galaxia bromeando con los moradores de las arenas y reclutando a una pandilla de "moteros" adolescentes.

En Star Wars Andor no hay sentido del humor, hay desesperación. Y no sólo hablamos del personaje interpretado por Diego Luna, sino de los secundarios que viven en un mundo gris, oprimidos por el imperio.

Los cameos no roban el protagonismo de Andor

Los cameos en las series (y películas) de Star Wars son un arma de doble filo. La nueva trilogía: El despertar de la fuerza, Los últimos Jedi y El ascenso de Skywalker, prácticamente se han construido sobre el regreso de los héroes clásicos. Su presencia le roba todo el protagonismo a la nueva generación de rebeldes.

Lo mismo ha ocurrido con las series de Disney +. Luke Skywalker y Ahsoka Tano le dieron una entidad mucho mayor a The Mandalorian. Pero en las producciones posteriores, los cameos se han convertido en "lo importante".

Mando le robaba capítulos enteros a Boba Fett, y probablemente eran los mejores de la serie. Y Anakin Skywalker (o Darth Vader) también se convertían en lo mejor de Obi Wan Kenobi. Pero esto no ocurre en Andor. 

Es una historia nueva, de un personaje al que no conocemos tanto, y que no tiene sentido si se entremezcla con los Jedi. 

En Rogue One hay una serie de apariciones de personajes conocidos que tenían todo el sentido: la joven Leia Organa, Mon Mothma y unos segundos del mejor Darth Vader. Pero estaba claro que no era "su" historia. 

Lo mismo ocurre con Andor. Puede que en los próximos capítulos aparezcan personajes conocidos, sería un desperdicio no aprovechar a Saw Gerrera (confirmado) o al gobernador  Tarkin, pero sólo para darle más fuerza al contexto. 

Cassian Andor en una historia que nunca vimos en Star Wars

La guerra de las galaxias es la historia del "underdog", del triunfo del espíritu rebelde sobre el poder del Imperio (aunque cuentan con la "potencia definitiva del universo"), una metáfora fantástica de la Segunda Guerra Mundial con toques de western y cine de Kurosawa. 

Nos lo han contado una y otra vez. Quizá de nuevo sea lo que veamos en Andor. Pero en el siglo XXI necesitamos a personajes que sangren, que sufran y que pasen miedo. Y Cassian Andor lo es. No voy a entrar en spoilers, pero la primera motivación del personaje es escapar.

Puede que se trate de un nativo del planeta Kenari, pero sus reacciones son completamente humanas. Y como humano, no es perfecto. Aquí no hay discusiones acerca de si "Han disparó primero", vemos a Cassian siendo "expeditivo" con el trato a sus rivales.

Lo mismo podemos decir de los personajes que le rodean (es la primera vez que se intuye una secuencia de sexo en Star Wars). Ya teníamos ganas de abandonar Tatooine y a los grupos de Jawas discutiendo en una esquina de la pantalla. 

Hasta aquí puedo contar, sin entrar en spoilers. Como decía al comienzo del blog, no he visto más que los tres primeros capítulos (que funcionan como introducción a una trama de espionaje). Y sólo espero que los próximos episodios mantengan la línea. 

Con Jon Favreau encargado de la próxima serie de Ahsoka y Dave Filoni inmerso en la temporada 3 de The Mandalorian, Tony Gilroy (showrunner de Star Wars Andor) se convierte en un tercer nombre en que confiar para las futuras producciones de este universo.