Siete meses después de que el virus arrasase la ciudad de Nueva York (en el primer Tom Clancy´s The Division) tenemos la oportunidad de volver a la acción, convertidos en uno de los agentes de The Division (un célula oculta que sólo se activa en situaciones de emergencia). Ahora la capital, Washington D.C, es el epicentro de una nueva crisis, en que los civiles tratan de sobrevivir a la infección, al "polvo amarillo" que ha fumigado el gobierno y a las bandas de criminales que recorren las calles.
Después de probar una misión de la campaña, durante el pasado E3, hemos visitado las oficinas de Massive Entertainment en Malmo, Suecia, para jugar en los modos multijugador cooperativos y competitivos: la zona oscura y Conflict (las partidas PVP de Tom Clancy´s The Division 2).
Antes de pasar a la acción, en el estudio nos han aclarado que la experiencia se mantiene fiel a los tres pilares del juego: se desarrolla en un mundo abierto (en este caso la ciudad de Washington es un entorno mucho más variado que Nueva York, ya que alterna las zonas urbanas, localizaciones abiertas con grandes monumentos y secciones en que predomina la naturaleza), es online y tiene un gran componente de rol.
La zona oscura en The Division 2
Si habéis jugado al primero, ya sabéis qué es la zona oscura. Son los distritos más castigados por el incidente, en que se pueden conseguir las mayores recompensas, pero también son zonas controlas por grupos rebeldes. Es una combinación entre los modos PVP y PVE (enfrentamientos contra otros jugadores y contra la I.A.) y en este caso, en lugar de una, nos vamos a encontrar con tres zonas diferentes.
La zona oscura del Este corresponde al distrito de Union Station, la zona Sur (en la que predominan los escenarios interiores) corresponde a la zona de Fisherman´s Wharf y la zona Este -con entornos más abiertos- se encuentra junto a Fort Lincoln. Cada una de ellas ofrece una forma diferente de jugar, y a su vez, evolucionan durante el juego. ¿A qué nos referimos? Podemos jugar en las zonas oscuras básicas, en que las partidas están "normalizadas" (se suavizan las diferencias entre los jugadores de distinto nivel) y el fuego amigo está desactivado. Pero de manera temporal algunas zonas estarán ocupadas, lo que hace que la experiencia sea mucho más extrema: se anula la normalización y se activa el fuego amigo... aunque el "loot" también es mucho mayor.
Uno de los cambios que más nos han gustado es que cada una de las zonas se introduce en el juego mediante una misión de historia, de unos 20 minutos, y es una experiencia fluida -no hay vestíbulos ni tiempo de espera para pasar del mapa normal a la zona oscura-. El paso de agentes legales a "rogue" depende de nuestra elección. En el juego anterior bastaba con disparar a otro jugador para pasar a ser rebeldes, pero ahora lo seleccionamos en un menú, y además presenta diferentes estados.
El primer estado, más leve, se alcanza si en lugar de asegurar el botín, lo robamos (aparece una calavera de color gris junto a nuestro nombre). En el segundo estado (amarillo) los agentes pueden eliminar a otros jugadores... y sólo cuando han abatido a unos cuantos, se convierten en los más buscados (con una calavera de color rojo). Hay que tener cuidado, porque basta con que uno de los miembros de la escuadra pase a estado rebelde para que todos lo hagan, y se conviertan en objetivo de otros agentes. Es una decisión estratégica, que debemos activar en el momento justo para conseguir mejores recompensas.
Las tres clases disponibles
Hemos tenido ocasión de jugar tanto en la zona oscura del Este, donde se almacena el "polvo amarillo" DC-62 como en la Sur, donde se encuentran las instalaciones médicas. En el primer caso, arrancábamos con equipo básico: dos armas largas, cada una de ellas con elementos que se pueden modificar -la mira, el cargador y el cañón- y un arma secundaria, además de tres habilidades que se podían seleccionar de un total de ocho, y que incluían diferentes tipos de granada, drones, torretas o escudos.
Pero en nuestra segunda incursión ya os han mostrado alguna de las piezas que se desbloquean en el "endgame", es decir, una vez que hayamos terminado la campaña, y que son imprescindibles para durar en la zona oscura.
Una de las principales novedades en The Division 2 es la inclusión de clases para los jugadores. Ahora nuestro agente puede pertenecer a diferentes especialidades, que cuentan con un arma en exclusiva. Estas tres especialidades son francotirador (con un fusil de precisión y mira telescópica), superviviente, que va armado con una ballesta, y demoliciones con un lanzagranadas. Y como podéis imaginar, lo ideal es contar con las tres especialidades dentro de la escuadra, para hacer frente a las distintas situaciones que nos vamos a encontrar.
Y ya que el juego en equipo es algo tan importante, en Massive nos han comentado alguna de las mejoras que vamos a encontrar en esta secuela, como una nueva arquitectura para los servidores, con que se pretende evitar el LAG, dos sistemas anticheat (uno externo y otro dentro del propio juego) y un nuevo sistema de clanes.
El modo competitivo
El modo Conflict, es decir, las partidas "versus" organizadas, se introdujeron en la versión 1.6 del primer The Division, pero en la secuela estarán disponibles desde el comienzo. Por ahora, hemos tenido la oportunidad de jugar en los modos escaramuza en las calles de Georgetown y Dominio en Capitol Ruins. Se trata de una forma de jugar mucho más directa, en equipos de 4 vs 4, normalizada (es decir que el equipo importa, pero las diferencias de nivel entre los agentes se suavizan) y con recompensas exclusivas.
Escaramuza es un clásico duelo por equipos en que gana aquel que acaba con mayor número de enemigos, y el modo Dominio -como en otros FPS- nos invita a tomar el control de tres zonas situadas en diferentes puntos del mapa y evitar que caigan en manos enemigas.
Aunque hemos pasado unas cuantas horas frente a Tom Clancy´s The Division 2, todavía nos quedan por descubrir sus principales bazas: el modo campaña, que podremos disfrutar en modo cooperativo o en solitario, y las raids para 8 jugadores de nivel alto, en que pondremos a prueba nuestra habilidad sobre el terreno y también nuestras dotes estratégicas. Además, Ubisoft ha prometido todo un año de contenido extra gratuito para todos los jugadores, de modo que nos aseguremos de que una vez terminada la historia y explorada la zona oscura, aún nos queda mucho por hacer en las ruinas de Washington.
Nuestras primeras impresiones con el multijugador son muy positivas, y los veteranos del primer juego seguro que aprecian todos los ajustes que se han realizado sobre la secuela para mejorar esta experiencia, que se coloca en el punto medio entre el "shooter" táctico, el juego de rol y el MMO. El motor gráfico Snowdrop resulta muy solvente (hemos jugado en una estación de desarrollo de Xbox One) y ofrece una recreación fiel de Washington. Pero sobre todo, lo que nos atrae son todas las posibilidades de personalización, loot y especialidades, que prometen mucha profundidad.
Descubre más sobre David Martínez, autor/a de este artículo.
Conoce cómo trabajamos en Hobbyconsolas.